Mariona Borrull
Periodista, especialista en crítica de cine / Kazetaria, zinema kritikan berezitua

Venecia aplaude a Jim Jarmusch y Lucrecia Martel, y al Vladímir Putin postizo de Jude Law

La Biennale ha visto este domingo ‘El mago del Kremlin’, el irregular thriller de Olivier Assayas, Jude Law y Paul Dano sobre el ascenso al poder del líder ruso, y se ha rendido a los pies de Lucrecia Martel y Jim Jarmusch.

El director Jim Jarmusch, con las actrices Indya Moore y Cate Blanchett, este domingo en Cannes.
El director Jim Jarmusch, con las actrices Indya Moore y Cate Blanchett, este domingo en Cannes. (Tiziana Fabi | AFP)

La crónica de Olivier Assayas sobre la deshumanización de Vadim Baranov (Paul Dano), ficticio asesor de imagen de Vladímir Putin (Jude Law), sigue los pasos de Ali Abbasi en ‘The Apprentice’, aunque la película de Assayas, adaptada junto a Emmanuel Carrère sobre la novela homónima de Giuliano Da Empoli sea –dramática y dramatúrgicamente– muy inferior a aquella.

En lo dramático, porque Baranov actúa como un flanêur unidimensional por entre los capítulos de un libro de Historia, que Dano se encarga de recitar con una frialdad sibilina. Y dramatúrgicamente, porque el realizador detrás de ‘La red avispa’ o ‘Carlos’ no es ningún Aaron Sorkin y, como tal, cada vez que trata de llegar a alguna inspirada conclusión sociológica, sienta temeroso a sus personajes alrededor de una mesa, para que la reciten sin preámbulos… Y no son pocas, las mesas de este film.

Más interesante que la cinta en sí misma será la campaña que Jude Law emprenda de cara a la temporada de premios. El actor hoy ha reconocido su nerviosismo ante posibles represalias de parte del líder ruso («No soy ingenuo», comentaba), pero ha animado a entender su crítica a Putin como una sátira en global.

La cautivadora ‘Father Mother Sister Brother’ de Jim Jarmusch

Marca el regreso del cineasta al cine pequeño, tras ‘Paterson’, y a los desinhibidos juegos estructurales de ‘Coffee & Cigarettes’, así como el rasposo retrato de una familia, ya presente en su debut, ‘Extraños en el paraíso’. Pero, por encima de todo, la brillante ‘Father Mother Sister Brother’ resulta en un experimento prosaico y un anecdotario simpático sobre como todas las familias, incluso las más dispares, comparten dinámicas y manías parecidas.

La película, una antología relajada sobre tres reuniones familiares con duplas de hermanos (Adam Driver y Mayim Bialik, Cate Blanchett y Vicky Krieps, Indya Moore y Luka Sabbat) con un padre (Tom Waits) y una madre (Charlotte Rampling), que avanzan todas entre silencios incómodos y paralelismos más o menos escondidos, como Huevos de Pascua. Encontraremos: dos personas que visten un mismo color (Saint Laurent patrocina el film), un Rólex falso, regalos de cortesía, tres troupes de skaters, brindar con agua…

Una lista de la compra con la que ir sosteniéndonos entre los silencios incómodos de familias con mucho historial. No obstante, el maravilloso film de Jarmusch nunca se excede en la ironía, sino que desemboca amable en un tercer acto de un cariño sin parangón.

‘Nuestra tierra’ de Lucrecia Martel politiza el true crime

La salteña responsable de ‘Zama’ ha dado sus primeros pasos en la no-ficción Fuera de Competencia, con la crónica del juicio por el asesinato del activista indígena chuschagasta Javier Chocobar, en 2009, a manos de un grupo de expropiadores impunes.

El documental alterna las declaraciones del proceso judicial que lo siguió con imágenes rodadas con drones por encima de las montañas, a la vez que inmortaliza los testigos cotidianos que el pueblo guarda en viejas fotografías, una memoria frágil y no-canónica. La tesis es clara y el gesto político. Pero ‘Nuestra tierra’ puede leerse, también, como un ensayo sobre las formas de la opresión en tiempos de hipervigilancia: al fin y al cabo, ni aun enfrentados por la mirada impertérrita de los caballos de la región, cualquier país está desnudo ante la mirada de un dron.

Martel combina celebración e inquietud en todo su dispositivo, pero ha instado al optimismo en la rueda de prensa: «Es el mejor momento para hacer cine y volver a pensar sobre nosotros y tratar de contarnos. Que no estemos deprimidos, que mantengamos la alegría del trabajo de contar, porque es el bastión más importante que tiene la humanidad para pensarse a sí misma». Ello implica también el deber de mostrar al mundo «las imágenes y sonidos de una Palestina devastada».