La linealidad del ascenso y la caída que configura el esqueleto de la primera película de Benny Safdie en solitario puede entreverse toda en sus escasos primeros minutos, cuando el luchador de artes marciales mixtas (una variante de la lucha libre) Mark Kerr pone en palabras lo incontrolable, por instintivo, del aire que nos regala la victoria; la plenitud de sentirse grande cuando se es bueno.

Naturalmente, la película que sigue deberá enseñar a Kerr a ser grande sintiéndose pequeño. Lo que sorprende es que el conjunto funciona, y muy bien.
No hay crueldad alguna tras esta suerte de biopic-kintsugi sobre el pionero real del ring, cuando aquel aún era un oficio obrero.

Como en ‘Good Time’ pero sin las tretas, Dwayne Johnson interpreta (de forma eficaz, ‘genial’ le queda grande) a un hombre tan inmaduro como sonriente, irreprobable. Un hombre bueno sin dudas, con una pareja de toxicidad evidente –Emily Blunt, una choni de trazos algo sencillos– y una peligrosa adicción a los opioides. Con tres elementos que sólo pueden crecer (la toxicidad, el éxito, la adicción), el gran atractivo del film queda en manos de unos brillantes giros sobre el género del drama deportivo.

El sectarismo ambivalente de ‘The Testament of Ann Lee’

Mona Fastvold, guionista habitual y pareja de Brady Corbet, apunta en su repaso sobre la historia del movimiento Shaker a un espectáculo similar al de Carlos Marques-Marcet en ‘Polvo serán’. Es decir, descubrir en la mezcla de conventos en sombras y cofias teatrales de la América anterior a la Guerra Civil aquellas situaciones en las que, sólo que alguien arrancara a cantar, ya darían para un arrebatado número musical.

De hecho, la banda sonora de Daniel Blumberg (‘The Brutalist’) y los cuerpos extasiados de la comunidad fundada por Ann Lee podrían ponerse al servicio a las coreografías de la Veronal. Incluso Amanda Seyfried, en el papel de una líder sectaria inflexible a la vez que protofeminista, se entrega sin reparos a un rol frágil, pero extremadamente físico. En fin, una catarsis vulnerable sostenida por los coros ominosos de Blumberg y las danzas febriles de la comunidad: Ann Lee se rompe, pero no canta sola.

Interesada en crear una atmósfera musical antes que encadenar un simple repertorio vodevilesco, Fastvold moviliza una crónica de auténtica ferocidad audiovisual, un arrebato que de haber estado menos reñida la competencia, la hubiera posicionado como favorita al León de Oro.

La medianoche de Charlie Kaufman y Jessie Buckley en Atenas

En 2023, Charlie Kaufman y la poeta Eva H.D., autora de los versos de ‘Estoy pensando en dejarlo’, recorrieron Nueva York en ‘Jackals & Fireflies’, un cortometraje (en abierto, en YouTube) que servía de homenaje al imaginario metropolitano de la gran manzana.

Dos años después, han repetido humeante sinfonía urbana, ahora en Atenas. ‘How To Shoot a Ghost’ sigue los andares erráticos de dos fantasmas, Jessie Buckley y Josef Akiki, el día después de su muerte. Bajo una narración propensa al sentimentalismo y con música de Halsey, también productora ejecutiva, el guionista de ‘Olvídate de mí’ va cruzando a los dos jóvenes espíritus con un fresco bien regado de almas ligeramente distraídas, que vuelven el Más Allá en una segunda oportunidad para la dulce tristeza.

Algo descabezado en lo político (¿por qué ubicar a un muerto por las Juntas en Atenas?), aunque lo suficientemente corto para no levantar sospechas, esta suerte de ‘Sans soleil’ sobre los mármoles olvidados de la monumentalidad griega acaba siendo también un sentido, pero anecdótico recopilatorio haiku sobre los pequeños placeres de la existencia. En los créditos, suena otra versión de ‘Perfect Day’, de Lou Reed.