Te debo el impulso, Mirentxu Loyarte
Rara vez una despedida es alegre. La pérdida de las personas que amamos, que admiramos, nos deja un vacío importante, una punzada de dolor que se difumina a ratos, pero que persiste como las cicatrices de la infancia.

Mirentxu Loyarte Esparza (Iruñea 1938-2025) se convirtió en los últimos años en un referente para muchas de las mujeres que creamos cine, que tratamos de contar de otro modo, saliéndonos de las autopistas de los relatos.
La autora de ‘Irrintzi’ y ‘Euskal emakumeak’ fue una de las primeras mujeres vascas en usar el lenguaje cinematográfico para retratar el momento histórico que habitaba, para retenerlo para la posteridad.
Mirentxu fue una mujer valiente, inteligente y rebelde a la que no pudieron cortar las alas, a pesar de que, quizá, pasó demasiado tiempo retirada de la esfera pública.
Sin embargo, nunca dejó de hacer cine, de escribir, aunque sus proyectos se guardaran de puertas adentro. Su entusiasmo nunca se ensombreció por la sabiduría que le dieron los años y las experiencias vividas. ¡Ojalá hubiese podido hacer más películas!
Mirentxu se ha ido, todas nos iremos, pero seguiremos recordando su nombre, su poesía, su fuerza. Personalmente, como tantas otras mujeres cineastas, necesité un motivo para hacer mi primera película: el motivo fue abrazar la obra de Mirentxu Loyarte, hacerla nuestra de nuevo.
Tuve la suerte de compartir momentos inolvidables junto a ti, de aprender de tu experiencia, te debo el impulso. Gugan bego, Mirentxu Loyarte Esparza.

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