Ion Salgado
Aktualitateko erredaktorea / redactor de actualidad
Entrevista
Rafa Busto e Ismael Irisarri
Trabajadores de Enviser

«Aunque estemos cansados, no podemos volver porque no llegamos a fin de mes»

Hace ya medio año, el 26 de marzo, la plantilla de Enviser, la contrata encargada de los parques y jardines de Gasteiz, inició una huelga indefinida en defensa de un convenio propio. NAIZ ha hablado con Rafa Bustos e Ismael Irisarri, que censuran la actitud de la empresa y del Ayuntamiento. 

Rafa Busto e Ismael Irisarri.
Rafa Busto e Ismael Irisarri. (Jaizki FONTANEDA | FOKU)

Seis meses de huelga, ¿cómo lo llevan?

Rafa Busto: Hay días buenos y días malos. Días en los que te levantas con muchas ganas de pelea, y días que sientes que es como pegarse contra una pared. 

Ismael Irisarri: Sí, estoy de acuerdo. Hay días buenos en los que piensas que te vas a comer el mundo y otros en los que te topas con la realidad. Hay que intentar ser optimista, pero la realidad pesa. Llevamos bastante tiempo de huelga y se tiene que acabar de alguna manera.

R.B.: Al principio estaba con ilusión, con ganas y con fuerza. Pero luego, cuando ves que te estás enfrentando a una multinacional a la que realmente le da igual que estés de huelga o no... porque somos un número para ellos; y encima ves que el Ayuntamiento se pone un poco del lado de la empresa y no de los trabajadores. Sientes impotencia y rabia. La alcaldesa no se ha reunido con nosotros, y para nosotros es importante. Entendemos que la alcaldesa sola no va a solucionar el problema, pero un poco de sensibilidad de reunirse con los trabajadores no estaría de más.

¿Maider Etxebarria no se ha reunido en seis meses con los trabajadores?

R.B.: Tienen el Ayuntamiento repartido entre el PNV y el PSE y entre ellos no se pisan. Como espacio público es del PNV, pues el PSE y la alcaldesa no se meten en el asunto, ni siquiera para recibirnos y hablar con nosotros. Anteponen lo que es la política y el Ayuntamiento a los derechos de lo trabajadores.

I.I.: Es algo que no entiendo, porque la política que ha tenido el PNV me puede gustar más o menos, aunque evidentemente no me gusta. Pero hace algo. Y la alcaldesa, del PSOE, no hace nada. Eso me mosquea. 

R.B.: Todos sabemos lo que son los políticos, y anteponen quedar bien con la ciudadanía a prestar un buen servicio. No le cuesta nada a la alcaldesa reunirse con nosotros. Aunque no solucione nada. Simplemente para preguntarnos a ver qué tal estamos, que es básicamente lo que ha hecho la del PNV. Beatriz Artolazabal se ha reunido con nosotros tres o cuatro veces. Realmente no nos ha planteado ningún tipo de solución, pero por lo menos se ha reunido con nosotros. En cambio, Maider Etxebarria no ha querido saber nada de nosotros. 

«La alcaldesa Maider Etxebarria no ha querido saber nada de nosotros»» 

¿Qué supone una huelga tan larga en el día a día?

I.I.: Supone mucho estrés. Supone que te lleves peor con la pareja, porque quieras o no influye en el carácter y hay más conflicto. 

R.B.: Al ser tantas personas las que estamos en huelga, cada uno tiene sus circunstancias. Hay gente casada con hijos, gente soltera, gente divorciada, gente que vive en pareja.

I.I.: Hay gente que cobra y otra que no. 

R.B.: Hay gente que como no cree en los sindicatos no está afiliado a ninguno, lleva cinco o seis meses sin cobrar y sobrevive con el sueldo de la pareja. Me imagino que en casa no tendrán una situación fácil. De estos temas no se suele hablar mucho porque son temas muy incomodos, pero es verdad que hay gente que lo está pasando realmente mal.

I.I.: Además, hay gente que no cobra pese a estar de baja, porque no las acepta la empresa. 

R.B.: Hay gente a la que han llamado para hacer servicios mínimos, han cogido la baja trabajando, y la empresa no se hace cargo de las bajas. Algo completamente ilegal. Se desentiende y no paga un euro. 

¿Pensaban que se iba a prolongar tanto la huelga?

R.B.: En realidad yo pensaba que no íbamos a ir ni un día a la huelga. Tratamos de negociar con la empresa durante un año y medio antes de ir a la huelga, y en los últimos meses nos pusimos en contacto con el Ayuntamiento y fuimos a una comparecencia en la Comisión de Espacio Público, donde dijimos que si la empresa realmente quería negociar con nosotros estábamos dispuestos a suspender la huelga o a aplazarla. Lo dijimos en serio porque lo que queríamos era negociar. Nadie quiere ir a la huelga, y cuando una persona va a la huelga es porque no queda otra solución.

Nos reunimos con la empresa porque Artolazabal les llamó para que se reuniera con nosotros, porque Enviser no quería. Eso hay que agradecérselo. Pero según nos sentamos para hablar, la empresa preguntó si íbamos a ir a la huelga, le dijimos que si no quería negociar iríamos a la huelga, y su respuesta fue que la empresa no negocia con huelguistas. Se levantó y se marchó. En la primera reunión. Al día siguiente empezó la huelga. Si ese día la empresa hubiese hecho un gesto de negociación, no habríamos ido a la huelga. Y, de hecho, el primer día de la huelga había mucha confusión, la gente no sabía si íbamos a la huelga. Fue algo muy imprevisto. Al final fuimos a la huelga porque no nos dejaron alternativa.

Ojalá no hiciese falta la huelga, ojalá se acabase mañana, porque los que más perdemos en la huelga somos los trabajadores, mucho más que los ciudadanos, el Ayuntamiento o la empresa, que al fin y al cabo es una multinacional y lo que pierde aquí lo ganará en Bilbao, en Pamplona o en San Sebastián. Al final esto puede ser un aviso para navegantes, y si los de Bilbo se quieren poner en huelga dirán ‘mira los de Vitoria, los de la Green Capital, que llevan seis meses y no les hemos dado un duro’. La empresa nunca va a perder. Al menos no este tipo de multinacionales. Si fuese una empresa pequeña igual hubiera tenido intención de negociar, pero estas empresas grandes negocian a otro nivel, pensando en ciudades como Madrid. No en los trabajadores de Vitoria que somos cuatro pelagatos. Para ellos somos una gota de arena.

«Los que más perdemos en la huelga somos los trabajadores, mucho más que los ciudadanos, el Ayuntamiento o la empresa»

Rafa Bustos e Ismael Irisarri. (Jaizki FONTANEDA/FOKU)
Rafa Bustos e Ismael Irisarri. (Jaizki FONTANEDA/FOKU)

¿Cuántos trabajadores estáis en huelga?

R.B.: Estamos 57 de huelga, doce de baja, y cinco o seis trabajando, contando los jefes. Hay tres trabajadores trabajando en la calle. Estaba uno y esta semana han entrado dos que llevaban un mes trabajando en la empresa antes de iniciarse la huelga. Estaban de baja, se les ha acabado y han entrado a trabajar.

¿Cuál ha sido la actitud de la empresa durante estos meses?

R.B.: Antes del Preco hubo tres o cuatro reuniones en la empresa, y fueron de risa. La empresa las convocaba cada tres o cuatro semanas. En la primera reunión nos ofrecieron 25 euros brutos en el plus de peligrosidad, que hacías las cuentas y salía a 18 euros. Y le dijimos que si nos introducían un plus fijo de peligrosidad habría trabajadores que perderían dinero porque estaban cobrando entre 40 y 50 euros en concepto de peligrosidad por trabajar en andamios. Nos estaban ofreciendo menos dinero del que percibimos y la empresa ni lo había pensando. Se puso de manifiesto que, en realidad, a la empresa le da igual la negociación en si misma, porque no tiene ninguna prisa en solucionar esto. 

En la siguiente reunión reconocieron que había gente que perdería dinero, y nos ofrecieron esos 25 euros brutos en el salario base. Y a las cuatro semanas nos volvieron a convocar, y dijeron que 25 euros brutos igual era poco, que en vez de 25 euros, nos ofrecían 30 euros brutos. Y si quieres bien y sino también. Los tres primeros meses de huelga lo más que hemos llegado ha sido a 30 euros brutos en las reuniones de la empresa, y de ahí pasamos al Preco. Es cierto que las ofertas de la empresa han ido mejorando, pero tan poco a poco que por eso llevamos ya seis meses de huelga.

Hay visos de una solución...

R.B.: Confió en que hagamos alguna modificación en la contraoferta de la empresa. Soy optimista. Si hacemos algún movimiento con vistas a la reunión del 29 y llevamos algo de contenido, creo que la empresa tendrá que realizar algún movimiento importante. Lo que está claro es que estamos cansados. Esto se está alargando en demasía y estamos perdiendo un montón de derechos por estar en huelga. Pero no queremos que después de tanto tiempo esto acabe en nada. No es que no queramos, es que no podemos volver a donde estábamos antes. Lo que nos lleva a estar tanto tiempo de huelga y seguir adelante es que estamos convencidos de que con un sueldo de 1.200 euros en Vitoria no se puede vivir. Hay compañeros que cambiarían de empresa en el caso de volver a lo de antes, porque con 1.200 euros no les da para vivir. Estamos en la situación de que o nos suben el sueldo o no vamos a volver. Aunque estemos cansados no podemos volver porque no llegamos a fin de mes. 

Hay gente que nos dice que ya sabíamos lo que cobrábamos, que por qué aceptamos el contrato, pero lo cierto es que gran parte de la plantilla llevamos trabajado más de quince años y lo que pasa es que el último convenio que tenemos firmado se firmó en Madrid sin subidas en cinco años. Mi sueldo en cinco años habrá subido 20 euros, ¿y cuánto ha subido el coste de la vida en cinco años? Ha subido una locura. Si la vida cuesta más y el salario se ha congelado vamos perdiendo dinero y a día de hoy nos encontramos con que estamos cobrando un poco más del Salario Mínimo Interprofesional. Es un sueldo miserable, por tener un convenio estatal que se negocia en Madrid y que no tiene subidas salariares. Lleva caducado desde el 1 de enero y no hay visos de que se vaya a hacer otro nuevo. Del convenio estatal tenemos que salir, sí o sí, no es más que precariedad y pobreza. Y que decidan a 400 kilómetros de nosotros no es solución para nuestro conflicto.

«Del convenio estatal tenemos que salir, sí o sí, no es más que precariedad y pobreza»

¿Cómo valoran la respuesta de las instituciones y el decreto de servicios mínimos por parte de Lakua?

R.B.: Muy mal. Eso fue una tomadura de pelo. Se pusieron de acuerdo Ayuntamiento y Gobierno Vasco para tratar de vulnerar nuestro derecho a la huelga.

I.I.: Las formas son importantes, y en este caso las formas fueron indecentes. Si tu haces algo con malas formas te sancionan, pero a ellos no. Ellos avisan cuando les da la gana, fuera de plazo por medio de WhatsApp... no son formas de notificar las cosas. 

R.B.: Está claro que al Ayuntamiento no le ha importado vulnerar el derecho a la huelga, porque pidió servicios mínimos para las piscinas de Mendizorrotza y Gamarra, el Gobierno Vasco no contestó, y si no contesta se supone que no da permiso. Pero aun así fueron las segadoras a cortar la hierba. Saben que están vulnerando el derecho a la huelga, y dentro de dos o tres años, cuando salga la sentencia, les pondrán una multa y ya está.

¿Por qué fueron las segadoras si no había respuesta de Lakua?

R.B.: Porque les mandó la empresa y a la empresa imagino que la mandó el Ayuntamiento, pero no se debían haber metido. No había ningún servicio mínimo que estableciera el corte de la hierba. Y lo de Olarizu también trae tela. Los del Araba Euskaraz nos pidieron el favor de poder cortar ellos mismos la hierba con voluntarios, y les dijimos que antes de la fiesta iba el derecho a la huelga y el derecho al trabajo. Ellos cambiaron de ubicación, pero ha llegado el Ayuntamiento, más chulo que nadie, dejando claro que a ellos les da igual que estemos de huelga. Contrató un tractor que se plantó en Olarizu sin matrícula, en plan clandestino, que solo le faltaba ir encapuchado, y se puso a trabajar, vulnerando nuestro derecho a la huelga. El Ayuntamiento dijo que lo contratado con Enviser es cortar la hierba, no aplastarla. ¿En qué ayuntamientos hay contratos para aplastar la hierba? En el mundo de la jardinería no existe aplastar la hierba, es algo que se ha inventado el Ayuntamiento. Si esas cosas se le ocurrieran para solucionar el conflicto ya habría terminado esto hace tiempo.   

¿Perciben el apoyo de la ciudadanía? 

R.B.: Sí, completamente. Vecinos y conocidos se acercan a preguntar y están convencidos de que nuestra lucha es justa. Desde el primer momento hemos dicho que el nuestro es un problema de dinero, que cobramos muy poco, y lo que queremos es que nos suban el sueldo. Ya está. 

I.I.: Se ha politizado un poco y eso ha llevado a algunos a decir que somos un poco ‘vaguetes’ y que no queremos trabajar, pero en realidad sí que queremos trabajar. 

R.B.: No hemos querido dejar de trabajar en ningún momento. Se me ha acercado gente de muchas empresas, que ni siquiera conocía, que me han dicho que han estado meses de huelga y saben lo que estamos pasando, porque para saber lo que es esto hay que vivirlo. Saben lo mal que se pasa, con días buenos y días malos. Hay mucha solidaridad entre los trabajadores de diferentes empresas y hay empresas que no tienen el mismo eco que nosotros, por ejemplo los de Iveco, cinco o seis trabajadores que arreglan camiones y llevan un mes más que nosotros en huelga, y no han tenido la misma repercusión. Nosotros tenemos la fortuna y la suerte de que se nos hace eco en los medios de comunicación y tenemos visibilidad. 

Este viernes por la tarde, a las 18.30, está prevista una manifestación desde el Museo Artium, esperan una respuesta por parte de la ciudadanía.

R.B.: La que hicimos a los cuatro meses vino mucha gente a la manifestación. Si hay la misma, estaremos satisfechos.