Autor de libros como ‘Jóvenes Burukides Bizkainos’, ‘El narco-oasis vasco’, ‘La Ertzaintza que viene’ o ‘Residencias SA’, Ahoztar Zelaieta ha vuelto a indagar en la política vasca para escribir ‘El Pradalismo. El ocaso de los JoBuBi’ (Txalaparta, 2025), un trabajo en el que analiza la trayectoria del lehendakari Imanol Pradales a partir de voces críticas con su liderazgo. Desde el pasado 17 de septiembre, ya está disponible en tiendas y librerías.

¿De dónde surge la idea de escribir sobre la trayectoria del lehendakari?

Es un encargo que me llega desde dentro del partido, de gente que le conoce bien y que incluso ha trabajado con él. Son fuentes que tienen un conocimiento integral de su personalidad política y de su carrera, tanto en su faceta de cargo público como dentro del aparato. A partir de ahí, fui recabando y contrastando información desde otras ópticas, con el objetivo principal de desmontar el retrato robot prefabricado. De hecho, las fuentes que he consultado creen que es posible que Pradales haga bueno a Urkullu.

¿Cómo conviven estas voces disidentes dentro del PNV?

En el seno del partido, no hay un grupo crítico formalmente constituido, sino que las voces contrarias, tanto las públicas como las que se hacen a puerta cerrada, provienen de los más veteranos, gente que ha tenido mucha responsabilidad política e institucional. Además, hay otro grupo, el que ha acompañado a Pradales en su carrera, formado por gente de otra generación. Pero en general, no hay el atrevimiento de constituirse como grupo de oposición.

La elección de Imanol Pradales como candidato a lehendakari fue una sorpresa. ¿Por qué eligió el PNV este perfil para afrontar las elecciones de 2024?

Ser desconocido tiene una ventaja, que es que los contrincantes políticos no pueden mostrarse hostiles en exceso hacia una persona que acaba de caer en el liderazgo institucional. Pero también tiene un handicap, y es que para el aparato del PNV no es ningún desconocido. Al contrario, es un gran conocido de las familias que controlan el partido. Así, toda su carrera ha estado pegada a los JoBuBi, especialmente al líder del aparato, Andoni Ortuzar, y al líder institucional, Iñigo Urkullu, que fue su maestro en la ikastola Asti Leku.

¿Quiénes son los JoBuBi y por qué el ‘pradalismo’ representa su ocaso, como indica el título del libro?

A partir de los años 90, en las horas más bajas del grupo de poder, se impulsaron una serie de traiciones dentro del partido que, poco a poco, hicieron caer a algunos líderes con mucho peso histórico, como el propio Xabier Arzalluz. Se trataba de un plan de los Jóvenes Burukides Bizkainos (JoBuBi), un grupo apadrinado por Javier Atutxa y capitaneado por Andoni Ortuzar y Joseba Aurrekoetxea, que consiguió colocar a Iñigo Urkullu como presidente del Bizkai Buru Batzar.

Después de una serie de sentencias judiciales en torno a la corrupción, del ‘sorpaso político’ a nivel municipal y las dificultades para seguir apegados al poder en diputaciones y grandes ayuntamientos, como en el caso de Gipuzkoa o el Consistorio de Gasteiz, el partido se ve lastrado por ese dominio de los JoBuBi. Es entonces cuando se plantea presentar una nueva imagen que, aparentemente, nada tuviera que ver con ellos: el ‘pradalismo’. Se trata de un movimiento inspirado en el estilo de Macron, con la diferencia de que el ‘pradalismo’ es fruto del propio partido.

¿Pradales sabía, durante su trayectoria en el partido, que podía llegar a ser candidato a lehendakari?

Probablemente aspirara a liderar el Bizkai Buru Batzar, pero no creo que esperara que el impulso fuera tan grande como para llegar a Lehendakaritza. Según he podido comprobar, a Pradales lo llevan monitoreando desde los años 90, cuando entra en la Universidad de Deusto, principalmente por Xabier Barandiaran. Más tarde, empieza a trabajar con Iñigo Urkullu y Andoni Ortuzar, que lo apadrina porque es del área de influencia de Margen Izquierda y Encartaciones. En ese momento se produce un consenso entre Bizkaia y Gipuzkoa para que Pradales empiece a pintar algo en el aparato, y lo nombran coordinador del proceso de modernización del PNV, Think Gaur.

¿Cómo quedó la relación entre Pradales e Iñigo Urkullu después de su elección como candidato a lehendakari?

En este libro hay algunos conceptos de novela de intriga, como traiciones, desamores o rupturas, y este capítulo recoge algunos de ellos. Ambos mantenían una buena relación, y no solo porque Pradales hubiera sido alumno de Urkullu en Asti Leku. Éste incluso le reclamó para trabajar con él y le dio cargos de responsabilidad en el partido, como la coordinación del proceso de modernización y del de escucha, Entzunez Eraiki.

Pero cuando lo eligen candidato a lehendakari la cosa cambió: Pradales, su exalumno en Asti Leku, le traiciona. La ruptura ha sido absoluta, e incluso el propio Urkullu declaró que no se contó con él para tomar la decisión, ni consensuaron una transición amable. De hecho, Pradales ha intentado marcar distancia con algunas políticas de su predecesor, como la gestión de Osakidetza. Esto no ha sentado bien dentro del partido, en el caso de la gente que conoce cómo ha ido escalando Pradales. Por este tipo de hechos es difícil encontrar buenas palabras hacia Pradales dentro del aparato.

En el libro, llega a hablar de «Deustocracia». ¿Tanta es la influencia de la Universidad de Deusto en Lakua?

Ocho de los 15 nuevos consejeros y consejeras del Gobierno de Pradales son licenciados por Deusto. Del anterior Gobierno solo han sobrevivido Nerea Melgosa y Bingen Zupiria. Pero es que, además, en el libro hago una lista de gente formada en Deusto que perteneció a su equipo en la Diputación o que tiene responsabilidad dentro de las distintas consejerías. Algunos de ellos han escalado al nuevo Bizkai Buru Batzar o a posiciones de responsabilidad en el Gobierno Vasco. Prueba de ello es Iván Jiménez, amigo del lehendakari desde niño y con quien compartieron pupitre desde Asti Leku hasta la Universidad Deusto, presidente del Puerto de Bilbao desde el pasado junio. También el consejero Mikel Jauregi fue su compañero en la Universidad de Deusto.

Que Pradales pusiera como condición llevar su propio equipo, gente de su confianza, procedente de su zona de influencia o que trabajó con él en el aparato en los procesos de modernización y en el proceso de escucha, también genera una ruptura con las familias del aparato. Es un comportamiento un poco sectario, porque no ha elegido a los mejores, sino a los que él considera los mejores entre sus amigos. Este sectarismo ha sido uno de los factores que ha generado el estallido de críticas.