Xole Aramendi
Erredaktorea, kulturan espezializatua
Entrevista
Txaro Arrazola
Artista y docente de EHU

«El arte vasco está masculinizado, los grandes escultores tienen mucho peso y lo eclipsan todo»

No es tarea fácil la de recoger y difundir la obra de artistas vascas contemporáneas, invisibilizadas durante siglos. El grupo de investigación Arte, Investigación y Feminismos (AIF) de la Facultad de Bellas Artes de EHU cumple una década. Txaro Arrazola-Oñate es uno de sus miembros.

Txaro Arrazola-Oñate, artista, docente en EHU y miembro de AIF.
Txaro Arrazola-Oñate, artista, docente en EHU y miembro de AIF. (Cristina ARRAZOLA-OÑATE)

El grupo de investigación Arte, Investigación y Feminismos (AIF) de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco (EHU) está de enhorabuena. No siempre cumple una decenio un proyecto de las características de Proyecto Archivo, un repositorio que recoge y difunde la trayectoria de artistas vascas contemporáneas. Se trata de un espacio centralizado donde se almacena, organiza, mantiene y difunde información. Para conmemorar este aniversario, AIF ha organizado una programación especial hasta mayo de 2026.

En el sistema del arte convergen diversos elementos como museos, salas de exposiciones, salas de conferencias, centros de estudios... y todo lo relacionado a ello, como los usuarios de museos y los artistas que exponen. El proyecto incide en la necesidad de generar nuevas narrativas y dar visibilidad a las artistas mujeres, cuya presencia en la historia del arte ha sido relegada durante siglos. «Crees que el mundo del arte es más avanzado y que te encontrarás menos machismo que en el resto de la sociedad, y no es así», afirma Arrazola-Oñate.

«Crees que el mundo del arte es más avanzado y que te encontrarás menos machismo que en el resto de la sociedad, y no es así»

Vamos a sus orígenes. «Yo quería crear un grupo de investigación que tuviese que ver con el arte y el feminismo. En junio de 2014 llegó Xabier Arakistain, con quien tenía amistad, a la facultad. Yo soy miembro de la Comisión de Igualdad de la Facultad de Bellas Artes y tuvimos una reunión con la que entonces era decana, Arantza Lauzirika. Ella nos ofreció la posibilidad de formar parte como facultad de una red de conocimientos feministas centrados en el arte», recuerda.

Lourdes Méndez y Xabier Arakistain, referentes ambos en el campo del arte y el feminismo, estaban intentando crear una red internacional con diversas universidades y centros de cultura. «Comenzamos en 2015, pero la red no se ha puesto en marcha todavía. A nosotros esto nos dio igual porque queríamos generar conocimiento por medio de un video o documento anual que aporte a esa red. En estos diez años hemos grabado videos de artistas vascas contemporáneas en las que ellas hablan en primera persona de su obra, su proceso creativo y su trayectoria. Las invitamos a impartir una conferencia en la facultad y aprovechamos la ocasión para  grabar el video; ya tenemos un archivo de 29 artistas». Junto a Nerea Lekuona, Arrazola-Oñate pasa a engrosar la lista de artistas del proyecto este año.

El objetivo es producir conocimiento y visibilizar a las artistas internacionalmente. Y también intercambiar experiencias no solo con artistas, también teóricas. «Es apoyarnos a nivel intelectual», dice.

Arrazola y sus compañeros se muestran orgullosos de la labor realizada. «Empezamos queriendo contribuir a este network como EHU y lo que hemos conseguido es esta genealogía de artistas vascas titulada ‘Proyecto Archivo, mujeres artistas vascas desde la segunda mitad del siglo XX hasta la actualidad’. El material se podrá consultar en la web, actualmente en fase de construcción».

Arrazola-Oñate se muestra satisfecha, pero también cauta. «Como decía Simone de Beauvoir, nunca te fíes de los avances porque de un plumazo van para atrás y ya estamos viendo cómo avanza el mundo... cómo avanza para atrás en muchas cosas. Tenemos que ser muy cautas. Nuestra idea es tener más investigadores, y cuanto más interdisciplinar sea el grupo, mejor».

«El arte vasco está masculinizado, los grandes escultores vascos –sin restarles su importancia­– tienen un peso muy grande, lo eclipsan todo: Oteiza, Chillida, Basterretxea, Ibarrola, Mendiburu... Hay artistas mujeres de una talla enorme, brillantes, entre ellas Esther Ferrer, Itziar Okariz, Cristina Iglesias, Beatriz Silva, Elena Aitzkoa, a las que raramente se las tiene en cuenta y deberían ocupar un lugar más destacado en el imaginario colectivo. Y ya veremos si terminan olvidas, como ha ocurrido en otras épocas, o no. Esperemos que no haya vuelta atrás», reflexiona.

«Por pura inercia, la gente piensa que el genio artístico es masculino, pero no es así. Hoy en día, la mayoría de los artistas son mujeres y además son excelentes, pero tenemos ese estereotipo de artista hombre, luchando con la materia y dominándola... hoy el arte no es solo materia, también es pensamiento, sentimiento, idea», ahonda. «Desde los años 60 del siglo XX hay muchas mujeres artistas que han aportado una profunda renovación del arte contemporáneo. El canon del artista masculino hegemónico es un estereotipo obsoleto que, sin embargo, sigue muy vigente en el País Vasco, por lo que debemos cuestionar ese modelo todavía imperante para que las artistas sean reconocidas como mujeres y ocupen su lugar en la historia del arte», prosigue.

«Toque de atención»

Arakistain dirigió el centro Montehermoso de Gasteiz, entre 2007 y 2011. «Fue un toque de atención muy grande a muchos museos. Demostró que se podía hacer una programación paritaria que mejoraba la calidad de programación. No solamente en lo que se refiere a exposiciones, también conferencias, conciertos.... Y ahora hay más lugares que lo están haciendo. Hay que tener en cuenta, además, que la mayoría del público somos mujeres. Los museos crean historiografía y ellos son los primeros que deben ponerse las pilas. Artium, dirigido por Beatriz Herráez también tiene un firme apuesta por la igualdad y el feminismo y en el Museo San Telmo también están haciendo cosas», incide.

«Xabier Arakistain demostró en Montehermoso que se podía hacer una programación paritaria que mejoraba la calidad de programación»

Arrazola-Oñate es miembro de la Plataforma A, colectivo de profesionales del arte surgido en Euskal Herria ante la necesidad de realizar acciones y estrategias amparadas por las Leyes de Igualdad. «Las Guerrilla Girls son las primeras que empezaron a cuantificar la presencia de las artistas y es entonces cuando ves realmente que es de vergüenza los números tan bajos que hay. En la Plataforma A empezamos a hacer lo mismo con los museos vascos. El Museo de Bellas Artes de Bilbao en treinta años no había hecho una exposición individual de una artista mujer. ¡Treinta años! Y no fue hace muchísimo, fue en 2014 cuando hizo la primera. Sí había presencias de mujeres en algunas exposiciones colectivas, y de es manera a la gente le da la impresión de que sí hay algunas. Pero si empiezas a contar las exposiciones individuales –las que le dan brillo a una artista– de mujeres y no estaban».

Las obras de las artistas se han dispuesto en lonas en los pasillo de la Facultad de Bellas Artes.


A partir de 2014 está empezando a cambiar algo. «Hay movimientos que influyen en ello, el Me Too, Guerrilla Girls, la Plataforma A, FETEM... hay muchos. Y no podemos olvidar las leyes. La Ley Vasca de Igualdad de 2005 es pionera en todo el Estado y dice que cualquier actividad cultural que margine por cuestión de sexo debe ser revisada y cambiada. Es lo que hicimos nosotras, empezar a cuantificar las exposiciones. Vimos que había una desproporción impresionante. Fuimos al Ararteko y tras ver que era verdad, él nos ayudó a ponernos en contacto con los directores de los distintos museos».

La mayoría de colecciones de los museos del mundo tienen déficit absoluto de obras de artistas mujeres, señala. «El de Bellas Artes era uno de los peores, tenía un 3%. Ahora están comprando, pero claro, son contemporáneas, se han perdido todas las que eran de los años 50 y 60... que eran muchas. La gente cree que no hubo, pero sí, lo que pasa es que cuando levantan acta de una época las borran. Pueden haber tenido transcendencia en su época, pero cuando se escribe la historia no son recogidas», dice la investigadora.

AIF entiende el Proyecto Archivo como una herramienta de investigación, memoria y difusión cultural que contribuye a cuestionar los relatos tradicionales y a construir una historiografía más justa e inclusiva. «El archivo es desde los 60 una herramienta propia del feminismo. Elaboramos un documento que hable por sí mismo con el objetivo de que no borren a las artistas».

Asimismo, están escribiendo un libro sobre cómo dar clases con una perspectiva más igualitaria. Remarca la importancia de «crear genealogías y conocimientos que vayan relacionando artistas entre sí».

Pone otro ejemplo: «En las pruebas de Selectividad, por ejemplo, las preguntas siempre son en torno a Oteiza, Chillida. Nunca se habla de otras cosas que no sea eso. Y queremos que cambie», señala.

Crear referentes

También es cuestión de crear referentes. «En la carrera de Bellas Artes entre el 75 y 78% del alumnado son mujeres. En Historia del Arte pasa lo mismo. Pero en las exposiciones no ves en esa proporción, baja entre el 15-20%. En un museo el 85% de las exposiciones están protagonizadas por hombres, se la da la vuelta completamente. Intentamos contribuir a que las chicas que estudien arte tengan referentes y crean que ellas también pueden llegar. Porque la vida te lo pone muy dificil, que si la maternidad, que si los demás no te ven, los cuidados que se supone tenemos que asumir...», reflexiona.

Que se haya puesto el foco a los hombres, no a las mujeres, ha hecho que no se reflejen las experiencias de las mujeres en la creación artística. «El tema de la maternidad, por ejemplo, ha estado ausente. Es en los años 70 cuando la mujer empieza a verse no como la madre-virgen, que es como se la representa desde la Edad Media, sino de otras maneras. Visto más desde el cuerpo de la mujer, no como esa maternidad alienada que en el fondo es una madre que es una virgen, algo bastante extraño. Las mujeres que empiezan a hablar de la maternidad lo hacen de otra manera. Este es un ejemplo, hay otros muchos temas», finaliza Arrazola-Oñate.