
Teherán, la capital de Irán, corre el riesgo de quedarse sin agua potable en dos semanas debido a una sequía histórica que prácticamente ha agotado su principal embalse, han alertado este domingo los medios estatales.
La extensa metrópolis de más de 14 millones de habitantes, ubicada en las laderas meridionales de los montes Alborz, experimenta veranos calurosos y secos, otoños a veces lluviosos e inviernos que pueden ser crudos y con mucha nieve.
Pero Irán enfrenta este año la peor sequía que ha sufrido en décadas. En Teherán, la escasez de lluvias es «prácticamente sin precedentes en un siglo», explicó un funcionario local el mes pasado.
La presa Amir Kabir, una de las cinco que abastecen de agua potable a Teherán, «contiene solo 14 millones de metros cúbicos de agua, es decir, el 8% de su capacidad», según Behzad Parsa, director general de la compañía de agua de la capital.
Esta capacidad solo permitirá abastecer de agua potable a Teherán «durante menos de dos semanas», ha insistido.
Hace un año, por estas fechas, la represa contenía aproximadamente 86 millones de metros cúbicos de agua, ha añadido el funcionario, que atribuye esta drástica disminución a una reducción del 100% en las precipitaciones en Teherán y la región circundante.
Cortes de suministro y alertas de las autoridades
Parsa ha destacado que la entrada de agua al embalse ha caído un 43% por lo que ha instado a la población a reducir el consumo y «cambiar los patrones de uso y conservación» para evitar que peligre el suministro de los más de 14,4 millones de habitantes de la capital.
No ha especificado la situación de las demás represas de Teherán, pero hasta 19 de los principales embalses del país están por debajo del 20% de capacidad.
Según medios locales, los residentes de la capital iraní consumen aproximadamente tres millones de metros cúbicos de agua al día.
En un esfuerzo por conservar agua, se ha interrumpido el suministro en varios barrios de la ciudad en los últimos días y los cortes de agua también han sido frecuentes durante el pasado verano.
En julio y agosto, incluso se declararon dos días festivos en Teherán para ahorrar agua y energía, en un momento en que los cortes de luz eran casi diarios durante la ola de calor.
«La crisis del agua es más grave de lo que estamos hablando hoy», advirtió entonces el presidente iraní, Massoud Pezeshkian, quien pidió a sus compatriotas «reflexionar sobre el consumo excesivo de agua».

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