Ramon Sola
Aktualitateko erredaktore burua / Redactor jefe de actualidad

La Justicia Restaurativa avanza en cárceles vascas pero con déficit de programas y empatía

La jueza Inés Soria, actual asesora de Lakua en materia penitenciaria, ha defendido los efectos de la Justicia Restaurativa en un congreso en Donostia. Un horizonte en un contexto en que los presos advierten falta de programas, arbitrariedad o deficiente trato humano, alertan técnicos.

Aratz Estonba (Colegio de Abogacía de Gipuzkoa), Nahikari Borda (oficina del Ararteko) y Mikel Anderez (EHU), en el panel que ha expuesto la realidad en las prisiones.
Aratz Estonba (Colegio de Abogacía de Gipuzkoa), Nahikari Borda (oficina del Ararteko) y Mikel Anderez (EHU), en el panel que ha expuesto la realidad en las prisiones. (Maialen Andres | Foku)

El II Congreso de Derecho Penitenciario organizado por el Colegio de Abogacía de Gipuzkoa ha abordado este viernes la cuestión de la Justicia Restaurativa a través de la asesora penitenciaria del Gobierno de Lakua, la jueza Inés Soria. Y también ha puesto sobre la mesa con datos y denuncias la realidad que se vive en Zaballa, Basauri y Martutene, a través de una voz académica (EHU) y otra práctica (Ararteko).

Soria sustituyó a Jaime Tapia hace un año tras el relevo en el Departamento, que pasó de manos del PNV al PSE. Se ha definido de entrada como una «defensora de la Justicia Restaurativa» pese a llevar poco tiempo trabajando en ello. Ha insistido en que este modelo no puede entenderse solo como herramienta para acuerdos judiciales, sino que tiene que emplearse también en la fase de «ejecución penal».

«Introduce un componente mucho más constructivo y humanizador para el penado», ha recalcado Soria, para añadir que beneficia además a la sociedad en su conjunto, al reducir la reincidencia, y a la propia víctima del delito por sus efectos «reparadores»: «Por eso, no debemos mantener a las víctimas orilladas en esta fase», ha planteado. Ha reivindicado la «dignidad victimal» porque «muchas veces siguen siendo invisibles y la Justicia Restaurativa es un buen instrumento para ello».

Inés Soria, asesora penitenciaria del Gobierno de Lakua, e Iñaki Subijana, presidente del TSJPV que ha cerrado las jornadas. (Maialen Andres | Foku)

«Solo quien quiera estar»

Profundizando en el análisis, los procesos de Justicia Restaurativa conllevan varias «garantías», ha subrayado Inés Soria. Para empezar, que en ellos «solo esté quien quiera estar» y asegurar que «ese proceso no vaya a usar utilizado» para otros fines. 

«Esa voluntariedad no tiene que estar vinculada con beneficios penitenciarios», ha matizado, a fin de garantizar que la implicación de la persona presa es totalmente «libre. Lo contrario puede desnaturalizar el proceso».

Ha abogado también por respetar «los tiempos y los ritmos» de las personas presas. Y por entender que «los duelos que genera un delito son muchos» y que no todos van a ser reparados en un proceso de este tipo. Como resumen, Soria ha manifestado que «el Derecho Penal es insustituible» pero conviene intentar que en su ejecución «no se genere más dolor».

Lo que piensan los presos

Antes, Mikel Anderez, profesor adjunto de Derecho Penal e investigador de la Cátedra Unesco de EHU, ha desarrollado el ‘Estudio sobre la calidad de vida en las prisiones vascas’, realizado en colaboración con la Viceconsejería de Lakua, publicado el pasado año.

El trabajo se centra en los testimonios de las personas presas. Hablaron con 168 de ellas (un 15% del total) durante una media de 40 minutos y en condiciones de privacidad. Constataron un aprobado raspado en grado de satisfacción, con datos de conflictividad bajos en Zaballa aunque no en Basauri, marcada por «la infraestructura obsoleta y la alta concentración de preventivos». 

Ahondando más en su impresión, por contra, solamente un 50% de los encarcelados dijo sentir «ser tratado como un ser humano». En general, «perciben profesionalidad pero no calidez y amabilidad en el trato».

Un amplio estudio de EHU recoge que solo el 50% de los encarcelados se siente «tratado como un ser humano» y denuncian sobre todo la pérdida de tiempo

El informe detecta «dos agujeros negros» para los presos y presas, ha dicho Anderez. Por un lado, la «gestión del tiempo», debido a la alta «inactividad»; como media, pasan «más de 6 horas al día sin hacer nada productivo». Y por otro, la «equidad»; una gran parte de los encuestados aprecia que hay «arbitrariedad y opacidad» en el reparto de recursos.

Abundando en ello, el 72% no participa en programas específicos de tratamiento y, «lo que es peor», el 66% considera «inútil» su plan personalizado, lo que ha llevado al profesor a concluir que «está roto el puente» entre la prisión y la calle. «Los presos no solo consideran que hay un tiempo vacío, sino además que ese tiempo vacío les impide salir: si no hay tratamiento no hay evolución, y si no hay evolución no hay libertad».

Existe además una «queja unánime» sobre la duración de las visitas. «El sistema no facilita el tiempo de calidad suficiente para mantener los roles familiares», se constata. Y esto afecta a la reinserción posterior, ha alertado Mikel Anderez.

Se analizó también la visión del personal carcelario, y aquí Anderez ha explicado que pese a «algunos prejuicios» se advirtió «un alto compromiso» con su trabajo y específicamente con «el objetivo de reinserción». «¿Dónde está entonces la paradoja? –se ha preguntado–: En que hay una tensión entre su vocación y el día a día», algo que ha ligado sobre todo a cuestiones estructurales y de burocracia. El estudio recomienda liberarles de estas tareas en la medida de lo posible.

«La seguridad predomina sobre el tratamiento»

Nahikari Borda, técnica del área de personas en prisión de la oficina del Ararteko, ha completado el diagnóstico. Ha partido del criterio de que en prisión «hay un baile entre las actuaciones de tratamiento enfocadas a la reinserción y las de custodia vinculadas al castigo», que hay que equilibrar teniendo los derechos humanos como fiel de la balanza. «Y en ese vals acaba existiendo cierto predominio de la seguridad sobre el tratamiento», ha criticado.

Como ejemplo, el llamado Mecanismo estatal para la Prevención de la Tortura ha constatado un aumento de los medios «coercitivos». Se mantienen en la práctica situaciones de aislamiento, ha añadido, «lo que no entiendo muy bien si la percepción de seguridad es buena».

La oficina del Ararteko percibe que persisten situaciones de aislamiento, algo ilógico «si la percepción de seguridad es buena», ha dicho Nahikari Borda 

La situación en las prisiones vascas tras la transferencia de 2021 le parece mejor pero todavía con «situaciones preocupantes». Ha echado en falta más «inspección», así como «mecanismos seguros de denuncia de abusos» puesto que el temor a «represalias» sigue existiendo.

«Es un hecho que existe una sobreocupación», ha añadido la representante del Ararteko. También se ha referido al alejamiento que se impone a personas que están en primer grado, citando que además en muchos casos no vuelven a Euskal Herria al lograr la progresión puesto que en ese tiempo «han perdido el arraigo que tenían, por poco que fuera».

La doble jornada de este Congreso ha sido cerrada por Iñaki Subijana, presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco.