Demasiada diferencia del Real Madrid con el resto
Mientras que el Real Madrid cerraba su mejor temporada, consolidando el buen hacer de Pablo Laso al frente, se consolida la distancia entre los clubes de fútbol y los demás. Asimismo, el Burgos se plantea desaparecer al no poder acceder a una ACB cada vez más cerrada en sí misma.
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El peso específico de la clase media suele ser un indicador de los niveles de progreso de las sociedades. Cuanto más amplio es el abanico que diferencia a los sectores más pudientes con los que viven por debajo del umbral de la pobreza; cuanto mayor es el porcentual de la población más desfavorecida y la clase media se diluye, es que la sociedad es víctima de un desequilibrio feroz, con un reparto de medios, bienes y recursos, por definición limitados, injusto. Sobre la Liga ACB Endesa de los últimos años no se puede decir otra cosa.
El Real Madrid celebra su «todocampeonato», después de certificar su triplete –«poker», dicen algunos, ya que incluyen la Supercopa–, después de llevarse la Copa, la Liga ACB y la Euroliga de forma brillante, para mayor honra y gloria de las carreras de Pablo Laso y Andrés Nocioni, un año perfecto para dos hijos de un basket vasco, que solo puede echarse a la boca los éxitos de su diáspora.
¿Cuándo dejaremos de ver un final entre Real Madrid y Barcelona? La final futbolera es la más televisiva, sin duda, pero a los aficionados al basket los está volviendo mártires. «¡Estoy hasta los huevos del Barça y el Madrid!» ya no solo es un cántico copero: es la verdad. Desde 2010, con el «San Emeteriazo», no hay un ganador de Liga que no sea futbolero. Desde 2011, año en el que Bilbao Basket juega la final de la ACB, la ronda decisiva liguera es la futbolera. El Barça-Valencia Basket de la Copa 2013 llegó de que el Barça eliminara al Real Madrid en cuartos.
No es casualidad que la última final sin futboleros fuera el Unicaja-Baskonia de 2006 –o el Unicaja-Baskonia de la Copa 2009–. La crisis económica ha hecho mella, ante todo en equipos outsiders como Unicaja y Saski Baskonia, o emergentes como Bilbao Basket o CAI. Esa crisis no solo ha dificultado acertar en los fichajes de calidad, sino el mantenerlos. Jugadores como Huertas, Abrines, Carroll, Doellman, Mickeal, Oleson, Mejri, Slaughter... han pasado a formar parte de los trasatlánticos futboleros en fichajes gestados en vísperas de torneos importantes, como la marcha de Oleson del Baskonia al Barça días antes de la Copa de Gasteiz. La reciente resistencia de Unicaja y Valencia Basket corre peligro ante los cantos de sirena futboleros, ante la opción de que Hezonja, Llull o Sergio Rodríguez se vayan a la NBA.
Efectos colaterales: Liga ACB cerrada. Dos descensos deportivos en tres años para GBC. Fuenlabrada también se resiste a caer, al igual que un Manresa que este año ha salvado su pellejo en las canchas tras imponerse al Real Madrid a domicilio. La Liga ACB, que presume de ser la competición local más interesante de Europa, cada vez se cierra más, pero no al estilo NBA, sino porque ascender es casi imposible. Que Andorra y Ourense lo hayan logrado supone un milagro y la constatación de la poca seriedad de una ACB que abre plazos ante clubes que, «por suerte», pueden juntar el dinero que la Liga les exige.
Burgos y Valladolid, al borde del abismo. Tres ascensos frustrados por parte del CB Tizona le plantean dejar de existir. El Valadolid dejó la ACB y montones de deudas que no puede pagar. En Madrid cantan y ríen. No muy lejos, el basket está de luto.