Migrantes viven con angustia el cierre del campamento de Calais
«¿Saben cuándo nos vamos?». Los inmigrantes de la «Jungla» de Calais se hacen mil preguntas ante el próximo desmantelamiento de este campamento del norte de Francia, carente de saneamiento, agua potable y servicios mínimos, y su dispersión en centros de acogida.
En el campamento, donde viven entre 5.700 y 10.000 migrantes, hay una rutina instaurada, marcada por los intentos de introducirse en los camiones o en el puerto de Calais, con el objetivo tenaz de llegar a Gran Bretaña.
El trabajo de las asociaciones, la apertura de estructuras creadas por el Estado y la creación de tiendas precarias donde los migrantes pasan el tiempo, ha suavizado un poco la espera de sus habitantes.
Frente a las crecientes tensiones en torno al campo, el presidente francés, François Hollande, anunció a finales de setiembre que desmantelaría totalmente el campamento antes de la llegada del invierno. Los preparativos se aceleraron en los últimos días y el cierre parece inminente, aunque algunas asociaciones han acudido a la justicia para pedir una prórroga.
Dentro del campamento, lleno de afganos, sudaneses, eritreos e iraquíes, se ha corrido la voz de que «los buses iban a llegar». Las autoridades francesas planean transferir a los desplazados a pequeños centros de acogida en todo el país, desde donde los migrantes podrán solicitar el asilo.
Una parte de ellos no tiene intención de quedarse en Francia y no sabe si llegó la hora de renunciar a su sueño de cruzar la Mancha. «Todo el mundo habla solo de esto», asegura Adam, un sudanés vestido con camiseta azul claro. «Muchos no quieren pedir asilo en Francia y no saben qué hacer. Hay gente que ya no come. Yo tengo mis huellas en Italia. ¿Qué va a pasar?», se pregunta.
Los desplazados deben registrarse a su llegada a la UE y tienen que presentar su solicitud de asilo en el país de llegada. Si siguen su camino, en teoría las autoridades pueden obligarlos a volver.
Tohar, un afgano que fue registrado en Bulgaria, está dispuesto a correr el riesgo. Hizo sus maletas y está vendiendo todo el género de la tienda ambulante que instaló en el campamento. El futuro parece incierto para este excapataz de construcción. «¿Tendremos el asilo? ¿Podremos quedarnos?», son algunos de sus temores.
En los turnos de asistencia de los servicios de inmigración se repiten las mismas interrogantes: «¿Hay médicos disponibles?», «los centros de acogida, ¿son como los hogares?», o «¿si tengo una cita en la prefectura en 45 días por qué parece que partimos la próxima semana?».
«Muchos tienen procesos en curso. Les explicamos que los expedientes serán transferidos», afirma Larmi Belmir, encargado del servicio de Inmigración en Calais.
Sin quedar convencidos sobre este complejo procedimiento, algunos migrantes vuelven varias veces para que se les explique lo mismo. Otros se aferran a sus sueños de llegar a territorio británico.
«Quiero pasar al Reino Unido. En Francia es muy difícil que un sudanés obtenga el asilo», subraya Alphaty, que desde hace un año intenta cruzar la Mancha. Ante la pregunta de a dónde irá, responde encogiendo los hombros que se irá a «otra jungla que hay, no muy lejos».
«Yo no me enfrentaría con la policía, pero me quiero quedar» en los alrededores, cuenta Mossin, un kurdo instalado en las caravanas en la «zona de las familias», donde los agentes de inmigración intentan convencer a los indecisos. «Tenemos tres buses la próxima semana, el martes, el miércoles y el jueves», indica uno de ellos, con una carta en la mano. Su interlocutor, un migrante afgano retrocede, con cara de preocupación.
A medida que pasa el tiempo, «muchos de los que quieren llegar al Reino Unido prefirieron partir ya y han desaparecido, están en París o en otro lado», explica Maia Konforti de la asociación Auberge des Migrants. Según las cifras oficiales, recientemente el campo ha perdido más de 1.000 residentes.
El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) ha instado al Gobierno francés a llevar a cabo el desmantelamiento definitivo de «la Jungla» de forma organizada, destacando la importancia de redistribuir a los inmigrantes en centros especializados donde puedan recibir una atención adecuada.
catorce menores se reencontrarán con sus familiares en gran bretaña
Catorce adolescentes llegaron ayer a Gran Bretaña procedentes del campamento de refugiados de Calais, como parte de un plan de «urgencia» para acoger a menores con familiares en este país, segùn el ministerio de Interior. Estos jóvenes, de entre 14 y 17 años, proceden de países en conflicto, como Siria o Sudán, y recibirán alojamiento temporal antes de que puedan reunirse con sus familiares, según Interior. Funcionarios británicos fueron enviados a la zona para colaborar con las autoridades francesas en la identificación de los menores. Organizaciones humanitarias cifran en 900 los niños solos que malviven en el campamento.GARA