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El izquierdista Mélenchon remonta a 10 días de los comicios

La hipótesis de que el candidato de la izquierda, Jean-Luc Mélenchon, pueda pasar a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas, alentada por las últimas encuestas que confirman su ascenso en intención de voto, ha dado un nuevo giro a la campaña, con efectos en los mercados. Su verbo afilado atrae a electores de la izquierda hasta el punto de haber secado prácticamente el caladero de votos del candidato socialista, Benoît Hamon.


La remontada en los sondeos del candidato de la izquierda francesa, Jean-Luc Mélenchon, preocupa a la patronal y a los mercados financieros, a diez días de las elecciones presidenciales más inciertas de la historia reciente del Estado francés.

Aunque por ahora los sondeos no cambian los nombres de los dos favoritos para la segunda ronda, el socioliberal Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen, sí evidencian que la tendencia de ambos es a la baja y que su posición no está garantizada en la primera vuelta de los comicios, el 23 de abril.

En alza constante desde el primer debate televisivo del 20 de marzo, el líder de Francia Insumisa supera ya al candidato de la derecha, François Fillon (18,5%), con una intención de voto del 19%, a cuatro puntos de Le Pen (24%) y Macron (23%), que descienden 2,5 puntos.

Teniendo en cuenta el importante número de indecisos y el margen de error en los sondeos, cualquiera de los cuatro podría pasar a la segunda vuelta del 7 de mayo. Además, aunque un tercio de los encuestados dice que se abstendrá, la experiencia muestra que una parte significativa acabará votando y entre los abstencionistas abundan las personas de izquierda decepcionadas con el presidente, François Hollande, y que podrían apoyar a Mélenchon.

Mélenchon, de 65 años, que atrajo a multitudes en sus últimos mítines, está convencido de que pasará a la segunda vuelta, aunque en su partido nadie vende todavía la piel del oso tras la decepción de 2012, cuando el voto útil prefirió reforzar al candidato del PS.

«Vivimos en una sociedad extremadamente rica llena de pobres, con un modo de producción que da asco a todo el mundo (...) Pero las élites no sacan ninguna lección de esto. Es la corte de Versalles que se divierte mientras que el pueblo se muere de hambre. Hemos llegado al límite y soy el síntoma de ello», afirmó ayer en Lille.

Este hombre, conocido por su temperamento y su verbo vibrante, ha construido una imagen sólida que atrae a electores de izquierda hasta el punto de haber secado casi el caladero de votos de Benoît Hamon (PS), que sigue con el 10%.

Hollande advirtió ayer en referencia a Mélenchon contra el «peligro» de observar «el espectáculo del tribuno, en lugar del contenido de su programa», que incluye romper los tratados europeos y la salida de la OTAN.

El presidente de la patronal francesa, Pierre Gattaz, llamó a no equivocarse a la hora de votar advirtiendo sobre el riesgo que, según él, supondría una victoria de Mélenchon o Le Pen.

Los mercados financieros siguen también de cerca la espectacular subida de Mélenchon, que propone una «revolución fiscal», con un impuesto de casi el 100% a los ingresos 20 veces superiores al sueldo medio.

La subida de Mélenchon ha provocado en los últimos días una presión alcista en las tasas de los bonos franceses, pero la hipótesis que más temen los mercados sigue siendo Le Pen.

 

Las presidenciales pueden pronosticar una Asamblea Nacional sin mayoría

La posible derrota de los dos principales partidos franceses tradicionales, de derecha e izquierda, en las elecciones presidenciales de abril y mayo abre todos los escenarios de recomposición política, incluyendo la falta de una mayoría en la Asamblea Nacional tras las legislativas de junio. En los comicios presidenciales, los votantes dan al nuevo presidente una mayoría para gobernar. Pero la cuestión crucial es que los principales candidatos han prometido rápidas reformas en cuando lleguen al poder.

Las elecciones a doble vuelta han favorecido durante mucho tiempo a los partidos dominantes en cada campo, y los 577 diputados recién elegidos han dado la confianza al primer ministro designado por el presidente y al Gobierno formado tras las elecciones.

Pero los datos de François Fillon y Benoit Hamon auguran la sentencia de muerte del bipartidismo.

El victoria de Emmanuel Macron y Marine Le Pen, favoritos según las encuestas, daría lugar a una nueva configuración de cara a las legislativas del 11 y 18 de junio. El próximo jefe de Estado podría tener que hacer frente a una frágil mayoría o formar un Gobierno de coalición, una práctica que ha desaparecido de la cultura política francesa durante 60 años.

Emmanuel Macron, que ya ha concluido un acuerdo con el Modem, del centrista François Bayrou, es optimista: «Si el voto francés me elige presidente, me dará una mayoría en la Asamblea». A su izquierda, el PS espera influir incluso en caso de derrota de su candidato presidencial, pero si gana Macron el riesgo de ruptura en el PS es grande.

Otra incertidumbre es el número de miembros del Frente Nacional, que se espera aumente drásticamente respecto a 2012, cuando sacó dos escaños. Pero el FN necesitaría más apoyos para formar una mayoría. GARA