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Una cerveza que renueve a Kepa

Club y portero no terminan de llegar a un acuerdo, donde todo se limita al negocio en que se ha convertido el fútbol, también en Bilbo.


«Hay que tener mucho cuidado porque el fútbol se está convirtiendo en un negocio». Lo aventuró un tal Jules Rimet, padre de la Copa Mundial, allá en 1962, poco antes de fallecer. Un visionario. El Borussia Dortmund, que acaba de vender a Ousmane Dembélé (18 añitos) al Barça por un pastón ha anunciado una facturación de 405 millones de euros en el último ejercicio. En la temporada 2008-09 ningún club del mundo facturaba más de 401 millones; hoy, esa cifra la superan ya una decena de equipos europeos. Beneficios, lucro, dividendos, transacciones... un fútbol de pago por y para futbolistas, directivos, agentes... Un fútbol donde la mística y el sentimiento queda relegado al forofo de turno, el mismo capaz de rascarse los 85 euros que vale una camiseta como la del Athletic. Porque el Athletic también es un negocio. Que te ‘sangra’ 3 euros por una cerveza sin alcohol en vaso de plástico en San Mamés o prima los palcos VIP en lugar de graderíos populares.

El Athletic siempre ha pagado bien, muy bien se decía, y al día. Desde hace solo unos años, también paga a sus jugadores fichas impensables no hace tanto. Si quieres traer a Raúl, paga; si quieres retener a Laporte o a Williams, paga. El amor a unos colores se circunscribe al césped, cada vez menos a los despachos. La partida destinada a sueldos en cada presupuesto del club que aprueba la Asamblea crece con cada ejercicio. Si quieres a los mejores posibles para seguir jugando Europa año tras año y ser más competitivo, hay que pagarlos, al menos a los de casa, que los de fuera cada vez son más inalcanzables porque hasta el vecino ya paga bien. Y si quieres retener a Laporte, a Williams, o al próximo Llorente o Amorebieta, hay que pagarles. Y lo costea el socio con sus cuotas, los partidos por la tele a horas intempestivas, los palcos y restaurantes VIP, la camiseta rojiblanca y la cerveza en el estadio cinco estrellas. Y muchos aficionados, cada vez más, en Bizkaia y en todo el mundo denuncian que nos están robando el fútbol. Porque el fútbol es un negocio, en Dortmund y en Bilbo.

El portero Kepa Arrizabalaga sigue sin estampar su renovación con el Athletic, y acaba contrato en junio. A día de hoy, uno de los guardametas más prometedores del panorama europeo por la juventud y enorme futuro que atesora. El Athletic lo sabe, él lo sabe y, lo peor, que sus representantes –a los cuales eso del sentimiento, aunque sea un poquito, les suena a fútbol vintage– lo saben. Un trío que tras semanas y semanas de negociaciones siguen sin alcanzar un acuerdo, dicen, que está enrareciendo la relación entre club y jugador. Y el socio, el aficionado, que no entiende nada. Si somos el Athletic... Si, como decía estos días su entrenador Ziganda, «se llama Kepa Arrizabalaga, es de Ondarroa, lleva toda la vida aquí...». Pero eso cada vez cuela menos. Porque el fútbol es un negocio. Y así debe entenderse la mesa negociadora en torno al futuro del arquero rojiblanco. Como así lo debe entender el socio o el aficionado porqué paga la cerveza o la camiseta a precio desorbitado, como la directiva del Athletic el porqué un jugador se le sube a la parra en sus pretensiones, sean económicas o sean por las condiciones en el contrato a firmar. Todos están en el negocio. O estamos, que como dijera Marcelo Bielsa «si algo ha obstaculizado la comunicación con la gente ha sido el negocio periodístico».

Kepa no firma. Y Kepa juega. Y cómo juega. Veremos si la Directiva termina aceptando sus demandas. Sea o no, todos saldrán ganando. Total, va a pagar el de siempre. El de la cerveza.

 

Ziganda, 21 jugadores utilizados en seis partidos

Kuko Ziganda avanzó en su presentación aquello de que todos los jugadores partían de cero con él. Una frase hecha que por lo visto hasta Ipurua parece dar credibilidad a sus palabras. Su primer once titular en Bucarest no fue precisamente revolucionario más allá de la apuesta por Mikel Vesga en la medular para que tenga minutos en competencia con otros hombres más curtidos. Desde ese día, el navarro ha utilizado a 21 jugadores de la plantilla en los seis encuentros oficiales disputados, quedándose en blanco a día de hoy los lesionados Yeray e Iturraspe, además de Kike Sola y un Sabin Merino que solo saltó al césped en el minuto 90 ante los rumanos en ese debut. El primero de ellos, a día de hoy como respondió Ziganda tras la victoria en Ipurua, sigue siendo de la plantilla, pero habrá que esperar al cierre del mercado. Del de Urduliz no hay noticias, teniendo en cuenta que por delante de él está también Córdoba. De momento, el de Larraintzar está gestionando el vestuario con mano derecha, enviando mensajes a los que se presumen menos habituales y otro tanto a los que tienen galones y lo jugaban todo o casi todo como las suplencias de Sanjo, Aduriz o Muniain o la imagen de Balenziaga en Eibar en la grada. Veremos cuando regresen Yeray e Iturraspe cómo riza el rizo, cómo maneja no ya solo las entradas y salidas en las convocatorias sino las oportunidades.J.V.