«'Baúles' es una historia de luces y sombras muy potentes»
Juanmi Gutiérrez (Errenteria, 1945) regresa a la sección Zinemira con 'Baúles', decimosexto trabajo de este curtido documentalista encargado de la dirección, la fotografía y el montaje.
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Asiduo a Zinemaldia y residente en Donostia, Juanmi Gutiérrez compite en esta sección para películas con sello vasco que ha visitado hasta en diez ocasiones donde comparte espacio con una docena de títulos de géneros diversos. El suyo es el documental, un apartado que encaja perfectamente en Zinemira y que el seleccionado celebra «como un puntazo. Lógicamente yo no puedo aspirar a Nuevos Directores, ya tengo 73 años y bastante experiencia y la Sección Oficial me queda un poco grande. Para mí es la mejor plataforma, nos han seleccionado varias de nuestras películas y aunque todo es mejorable es un lujo estar en este festival, sobre todo por la mentalidad que tienen ante una cinematografía entre comillas menor y por las circunstancias en que se produce».
Basado en un hecho real, 'Baúles' arranca en Lois, un pueblo de León, cuando en 1931 Julián López se embarca rumbo a México sin decir nada a Candela, su esposa embarazada. Cuarenta años después, los descendientes de esta mujer abandonada reciben una carta anunciándoles la muerte de un hombre del que no habían vuelto a saber nada. El joven Julián López deja a una maestra en su pueblo leonés y crea una segunda familia al otro lado del Atlántico con otra maestra con la que convivirá hasta su fallecimiento, sin que ninguna de las dos sepa de la existencia de la otra.
Rodada en escenarios del otoño leonés y la permanente primavera mexicana, son los hijos y los nietos de los protagonistas los que durante los 90 minutos que dura el film van desvelando una historia escrita por uno de ellos, José Alonso López, que figura como guionista.
«Para los mexicanos Julián es un «apapachador», es esa persona que se dedica a dar cariño. En México le quieren a rabiar y tienen un recuerdo precioso, algo que no ocurre en Lois. Nuestra idea era intentar averiguar que es lo que puede pasar para que un hombre tome una decisión así. Plantea dudas y no llegamos a ninguna conclusión, aunque ahí muchas cosas que se intuyen», asegura el director que refleja el trasfondo de la emigración, de la vida en dos culturas distintas que tienen cosas en común, de establecer relaciones entre familiares desconocidos y por supuesto de la muerte, con el culto mexicano siempre a la vista, y el ocultismo español sumergiendo el recuerdo de los suyos bajo las aguas del cercano pantano de Riaño mientras suena Chavela Vargas.
Gutiérrez se reconoce satisfecho con este trabajo y agradecido a estas dos familias que han contado uno de esos capítulos incómodos que tienden a ocultarse «e incluso en los pueblos producen vergüenza. No es fácil hablar de historias íntimas de sus antepasados, de como vivieron la emigración. Tiene sus luces pero también sus sombras y estas son muy potentes. Mi tratamiento ha sido muy respetuoso, sin juzgar a nadie, y dejándome llevar por lo que ellos me dijeron respetando completamente sus opiniones. A los que lo han visto les ha gustado».
Baúles, que se estrenó ayer, todavía se puede ver hoy, mañana y pasado en Donostia en una de las pocas oportunidades para un tipo de cine cuyo recorrido posterior es limitado. Sin opciones a exhibirse en el circuito comercial son cintas para festivales, casas de cultura y los cada vez más extintos cine clubes, que adora este realizador. El oreretarra, que durante cuatro años estudió Cine en la Escuela Superior INSAS de Bruselas, heredó su afición al celuloide de sus progenitores y recuerda que su padre montó el primer cine club de Errenteria y su madre fue una gran contadora de historias. El mismo, allá por 1971, llegó a dirigir un cine club en El Congo. Definitivamente, cine en la sangre.