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Un mayo con dos «Días de la Liberación»

Los vascos del norte se desconfinarán tres días después de que, ante el Monumento a los Caídos, en Baiona, se haya honrado este viernes a quienes derrotaron al nazismo. Este año habrá un segundo «Día de la Liberación». A diferencia de aquel jubiloso 8 de mayo de 1945, el 11 de mayo no marca un armisticio, al menos sanitario, peso salir sin salvoconducto sabe a victoria.

Desde el lunes no se repetirá el gesto cotidiano de rellenar el salvoconducto. (Naiz)

El calendario es caprichoso. Y en este mayo de 2020 en que todo es tan distinto, vamos a encadenar una doble liberación.

La ocurrida aquel 8 de mayo de 1945, que dio paso a los que aun se conocen como «los días gloriosos», inauguró un periodo de combates y cambios sociales que permitió cimentar un sólido panel de derechos y libertades.

Este 11 de mayo, por más que solo marque un desconfinamiento a fuego lento, y para nada un armisticio sanitario, por lo pronto, nos libraremos de salir a la calle con un salvoconducto.

El lunes volverán a abrir, a medio gas y sin atisbo alguno ni del papel socializador ni de los propósitos pedagógicos que acompañan a la escuela, una parte de los centros educativos.

Los niños entrarán en las aulas, para que sus padres y madres salgan a trabajar, en base a una decisión y un protocolo determinados unilateralmente por el Gobierno francés.

París recomienda seguir trabajando desde casa, pero los trabajadores a los que su patrón convoque de nuevo a la fábrica o la oficina no podrán oponerse a volver al trabajo presencial.

Está por vez, además, hasta qué punto salta por los aires el calendario laboral, sumando otro lastre a la llamada conciliación, que ya ha afectado de forma desigual según las clases sociales pero también según el género del progenitor durante el periodo del periodo de confinamiento que París insiste en que no acaba este 11 de mayo «pero que ya tu sabes».

El transporte colectivo al ralentí

Las máscaras acompañarán en esta nueva fase nuestros viajes en el servicio público de transporte, pero habrá limitaciones claras en el servicio, lo que hará que para muchos se imponga como única posibilidad el transporte individual, lo que elevará otra vez el umbral de ruido y de las emisiones de CO2. Lo han decidido ellos, pero nos abroncarán a nosotros.

La apertura generalizada del comercio, caso del área comercial BAB2 de Angelu o de la de Ametzondo en Baiona, volverá a situar al pequeño en la perenne desventaja ante el grande.

Con comprensible alivio muchos comerciantes levantarán por fin la persiana, cosa distinta es que puedan seguir portando mucho más tiempo la losa que pesa sobre el futuro del sector. Las restricciones de aforos y las nuevas modalidades de venta dibujan un horizonte incierto.

El lobby turístico presiona para que se abran las playas ya y sin esperar al 2 de junio, en la esperanza de que eso acorte a su vez los plazos para la apertura de la hostelería.

Pulso por la apertura de playas

El pulso ha dividido a los electos locales en París. Los macronistas Vincent Bru y Florence Lasserre-David han abogado por acelerar la apertura. El conservador Max Brisson, junto a la socialista bearnesa Frederic Espagnac han apostado por la prudencia. Finalmente, París ha cogido el camino de en medio, y ha emplazado a los alcaldes a que soliciten la reapertura y, si el prefecto está de acuerdo, se liberarán antes para el uso deportivo algunos arenales.

Será una gozada pasear, sin perímetros ni límites de hora, a partir del lunes. Lo haremos encantadas y respetando las distancias.

De ahí a que eso pueda equivaler a recuperar la «libertad de movimiento» hay un trecho. Solo ha aumentado, que no es poco, el tamaño de la jaula.

Nos podremos desplazar, sin cortapisas en el municipio, y en general hacer recorridos en un radio de 100 kilómetros, lo que equivale al Departamento de Pirineos Atlánticos. Para distancias más largas, la Policía exigirá un permiso de viaje.

Camino libre a Pau, no a Donostia

El departamento, esa escala viejuna se ha convertido en un instrumento rescatado por París para la gestión de la pandemia. Resultado: Un vecino de Pau podrá venir a Angelu. Y una vecina de Hazparne acudir a la capital bearnesa. Otra cosa es que un residente en Urruña pretenda ir a Bera. «Stop». No se liberarán las mugas internas de Euskal Herria.

No me extenderé más. El 11 de mayo, ese segundo «Día de la Liberación», cada cual lo vivirá como quiera, pueda o le dejen. En todo caso, a la vista de los motivos antes expuestos, lo más sensato sería escribir la fecha con minúscula y disfrutarla con una discreta esperanza.