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Alerta roja

Iratxe Fresneda

Mientras el mundo de la cultura, mediante la etiqueta #alertaroja, advierte de la situación de indefensión en la que se encuentra tras los acontecimientos provocados por la pandemia, el Festival Internacional de Cine de Donostia abre hoy el telón con una alfombra roja discreta y restrictiva. Con cautela, dándolo todo pero, al cincuenta por ciento de las posibilidades de un certamen de su calado, Zinemaldia afrontará estos días un reto importante en su trayectoria. En estos tiempos extraños y complicados, es una quimera imaginar siquiera que las grandes estrellas del momento pisen Donostia. No obstante, el equipo del festival ha trabajado duro para confeccionar una programación que esté a la altura de las circunstancias.

Esta, probablemente, pasará a ser una edición difícil de olvidar, por múltiples razones, entre ellas figurará el lugar y el papel tan importante que ocupan las producciones vascas presentes en todas las secciones del festival. Producciones resultado de un esfuerzo colectivo maratoniano, el del sector audiovisual, que viene trabajando sin rendirse para hacerse un hueco en el panorama cinematográfico de dentro y fuera de nuestras fronteras. Apunten en sus agendas películas como ‘Hil kanpaiak’, Bizimina, ‘Hausturak’, ‘Nora’, ‘Urtzen’, ‘Ane’, ‘El Drogas’… Todas ellas creadas desde ese denominador común internacional small cinemas pero que de ‘pequeño cine’, tienen poco. Este es un año para vivir el cine de otro modo, enmascaradas, guardando distancias, pero con la misma ilusión que siempre.