La obra más influyente del nuevo milenio
DESEANDO AMAR
Hong Kong-China. 2000. 98’ Tit. orig.: ‘Fa yeung nin hua’. Dtor., guion y Prod.: Wong Kar-wai. Int.: Maggie Cheung, Tony Leung, Rebecca Pan, Joe Cheung, Kelly Lai Chen, Siu Ping Lam, Chan Man-lei, Chin Tsi-ang, Roy Cheung, Paulyn Sun, Koo Kam-wah, Chien Szu-ying. Fot.: Christopher Doyle y Mark Lee Ping Bin. Mús.: Shigeru Umebayashi y Michael Galasso. Mont., dis. prod. y vest.: William Chang.
Con motivo del 20 aniversario del estreno de ‘Deseando amar’ (2000), se repone en una copia remasterizada y en formato 4k la película más célebre y aclamada de Wong Kar-wai. Una oportunidad única para recuperar la obra más influyente del nuevo milenio en la pantalla grande, pudiendo disfrutar al máximo de su calidad visual. Coincide con la preparación del nuevo proyecto del cineasta de Hong Kong, la serie televisiva ‘Blossoms Shanghai’ (2021), que completará una tetralogía junto con ‘Días salvajes’ (1990), ‘Deseando amar’ (2000) y ‘2046’ (2004). Quiere esto decir que la inercia de la distribuida internacionalmente como ‘In the Mood for Love’ sigue operando creativamente con el paso del tiempo.
Ahora sí se puede decir, visto lo visto, que Cannes cometió un error histórico al otorgar la Palma de Oro a Lars Von Trier por ‘Bailar en la oscuridad’ (2000), dejando a Wong Kar-wai con el Premio del Jurado y a Tony Leung con el de Mejor Actor. La pervivencia de la cinta oriental ha trascendido lo meramente cinematográfico para convertirse en un fenómeno cultural del arte asiático en Occidente.
Es imposible desligar la fotografía de vivos colores de Christopher Doyle de la memorable y estremecedora partitura de Shigeru Umebayashi, junto con canciones tan emblemáticas como la de Bryan Ferry que da título a la versión anglosajona o aquella de Nat King Cole tan ilustrativa de la pura incertidumbre humana. La historia de amor imposible sucedía en el Hong Kong de 1962, pero poseía el eco eterno de clásicos inmortales del cine romántico como ‘Breve encuentro’ (1945). La elegancia que distinguía a Maggie Cheung con sus ‘qipaos’ exuberantes y a Tony Leung con sus corbatas estampadas captaba la esencia del Hollywood desaparecido, entendiendo por tal el gusto por la composición del plano como una ciencia artesanal.