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Tres escenarios tras el 14F

Aunque acertar esté complicado, las habas están contadas y las opciones son finitas. O gana el bloque independentista y la pugna queda entre ERC y Junts, o lo hace el bloque unionista, con una mayoría difícil de articular que podría abrir la puerta a una repetición electoral.

Catalunya celebra mañana unas nuevas elecciones.

Con el triple empate que auguran las encuestas, adivinar lo que ocurrirá el domingo en Catalunya está complicado; no así desgranar los escenarios con los que podemos encontrarnos el lunes. Las opciones, al fin y al cabo, son finitas. Cualquiera que sea el resultado, eso sí, la etapa postelectoral promete ser larga, tediosa y quizá estéril, porque cualesquiera que sean los equilibrios que arrojen las urnas, va a ser difícil alinearlos de cara a una investidura.

En primer lugar, tocará fijarse en qué bloque obtiene más diputados, pues la campaña ha dejado bastante claro que, al menos en el arranque de la legislatura, los pactos entre partidos de diferentes bloques son improbables. Illa puede ganar, pero será difícil que le sirva de nada si el unionismo no supera la barrera de los 68 escaños. Dicho esto, veamos esos tres escenarios, con sus dos variables.

Victoria independentista con ERC por delante de Junts. Es lo que auguran la mayoría de las encuestas, pero falta ver si las urnas lo confirman. Una victoria amplia de Pere Aragonès podría llevarle a intentar un gobierno en minoría, sin coalición gubernamental con Junts, pero no parece que los resultados vayan a ir por ese camino, menos cuando en campaña se ha cerrado él solo las opciones de recabar otros apoyos.

Está por ver, en caso de victoria ajustada, qué precio pone Junts a la investidura de Aragonès. La campaña ha sido dura, la relación entre ambos espacios está deteriorada desde hace años y no hay hoja de ruta en común. Al baile se sumará, probablemente, la CUP, que puede acabar recogiendo votos del hartazgo provocado por los dos grandes espacios independentistas. No será fácil para Esquerra tejer todos esos apoyos en beneficio propio, viendo que le cuesta horrores no sucumbir al terreno de juego de Junts. Una victoria considerable del PSC podría, quizá, allanar el camino al acuerdo soberanista.

Victoria independentista con Junts por delante de ERC. Ya ocurrió en 2017 y a Aragonès la campaña se le ha vuelto a hacer muy larga. Las miradas se dirigirían sobre todo hacia los de Oriol Junqueras, a quienes tocaría decidir qué dirección tomar tras una nueva derrota a las puertas de la victoria. Con todo, parece difícil que pudiesen permitirse, llegado el caso, cargar con el sambenito de una repetición electoral.

Esta situación tendría una derivada tortuosa: el proceso judicial al que se enfrenta Laura Borràs por el fraccionamiento de varios contratos cuando estaba al frente de la Institució de les Lletres Catalanes. En campaña, la candidata ha logrado convertir esa losa en virtud –una víctima más de la represión española–, pero no se puede descartar que los tribunales –la causa irá ahora del Supremo al TSJC– la acaben inhabilitando, por lo que la nueva legislatura podría arrancar con una fecha de caducidad incierta. También supone un hándicap para ERC, que hace santo y seña de la lucha contra la corrupción. Aragonès podría estar tentado de pedir la cabeza de Borràs para apoyar la investidura de Junts. Otra cosa es aguantar el órdago, como hizo la CUP con Mas.

Dos variables dentro de la victoria independentista. Estos dos escenarios tienen dos variables. La primera es que el independentismo supere, por primera vez, la barrera del 50% de los votos. Sería el titular de la jornada. De cara a las negociaciones postelectorales, reforzaría la posición de Junts y los planteamientos unilateralistas.

La segunda variable es la entrada del PDeCat en el Parlament. Está a las puertas, según las encuentas. Si no supera el 3% de los votos, no entra, pero si lo hace, tiene tres diputados de saque. Habría que ver a costa de quién gana esos diputados y qué mayorías habilita, pero de entrada, cabe pensar que podría reforzar las posiciones de ERC y su propuesta de «vía ancha».

Victoria del bloque unionista, con el PSC en cabeza. Esto sí que lo cambiaría todo, aunque resulta francamente difícil pensar que vaya a ocurrir. Illa seguiría teniendo francamente difícil llegar a la Generalitat, ya que necesitaría convencer a En Comú Podem de entrar en la misma mayoría que Vox –las presiones sobre Pablo Iglesias serían espectaculares–. En este caso, una opción más realista sería la repetición electoral, que tampoco se puede descartar en los otros escenarios. Eso sí, en este caso, el terremoto acabaría sin mayores dilaciones con lo que el Procés ha sido hasta ahora, forzando una profunda reflexión en el independentismo.