Asli Erdogan: «En ‘El edificio de piedra’ la cárcel es una metáfora de la memoria»
La editorial Armaenia ha publicado ‘El edificio de piedra’, una crónica dura e intensa en la que la columnista del diario prokurdo ‘Özgür Gündem’ y exiliada Asli Erdogan aporta sus reflexiones íntimas escenificadas en una prisión turca en la que imperan la metáfora y la tortura.
En ‘El edificio de piedra’ topamos con historias y destinos que tienen una dimensión política. Mujeres exiliadas que han estado presas y torturadas. Una mujer que extraña a su marido que está en la cárcel. El mismo edificio de piedra, que al comienzo es una estación de policía y luego parece convertirse en una cárcel enorme.
La obra de Asli Erdogan, una escritora que desafió el régimen turco, lo que le costó su paso por la cárcel, llega a nuestras librerías a través de ‘El edificio de piedra’, una novela en la que se entretejen diversas historias y monólogos.
Exiliada en Berlín, Erdogan recordó que «no me considero una activista política. Todo lo que he hecho ha sido escribir columnas por las que estuve en la cárcel, pero hay miles y miles de personas que han tenido en Turquía un papel más heroico en la resistencia que el de Asli Erdogan, no sería justo con ellos verme como una heroína».
Nacida en Estambul en 1967, se licenció en informática. Posteriormente llegaron los estudios de física que concluyó con un master en la misma universidad. De 1991 a 1993 trabajó en el CERN, en Suiza, como física de partículas.
Se doctoró en física en Río de Janeiro y en el 96 regresó a Turquía para dedicarse exclusivamente a la escritura. Su primera novela, ‘Kabuk Adam’ fue publicada en 1994. A su recopilación de cuentos ‘Mucizevi Mandarín’ (‘Miraculous mandarín’) le siguió su segunda novela, ‘Kirmizi Pelerinli Kent’ (‘La Ciudad en Crimson Cloak’).
De 1998 a 2000 fue la representante turca del Comité de Escritores Encarcelados del PEN Club Internacional. En su faceta como columnista destacan sus escritos para el diario turco ‘Radikal’ y para el periódico pro-kurdo ‘Özgür Gündem’.
El 16 de agosto de 2016 la policía irrumpió en su casa y fue detenida acusada de «terrorismo» tras una redada policial en el periódico prokurdo ‘Özgür Gündem’ del que Asli Erdogan es miembro del consejo asesor. Bajo prisión preventiva, fue acusada formalmente de tres cargos en relación con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán por «realizar propaganda de la organización terrorista, formar parte de la misma e incitar al pueblo».
Ergodan afirmó que «cuando tengo oportunidad de hablar de lo que ocurre en Turquía lo hago pero soy una escritora. Nunca he militado en ninguna organización política. Mi escritura está lejos de los lemas políticos, lo que me interesa el destino de los seres humanos» y rechazó que se le considere periodista «he escrito columnas, que es otra cosa, algo que creo que han hecho todos los escritores en Turquía para sobrevivir», dijo sobre ello.
En las entrañas de una cárcel cambiante
En ‘El edificio de piedra’ apostó por un estilo intimista no reñido con el compromiso político. Un aspecto que la propia autora reconoció al afirmar que «en el fondo todo es político. Usted dice él o ella y está haciendo una declaración política. Si escribe la historia de una mujer que está en la cárcel por ser mujer está escribiendo una historia política».
A ello se suma la transformación, vía metáfora, de la propia cárcel que en palabras de la autora se revela como «una metáfora de la memoria. La mujer busca a través del edificio y al final encuentra una sala vacía que es su propia historia. Es también la metáfora de un trauma, la vida entera es un trauma».
En dicho edificio enrejado también topamos con un ángel torturado y muerto en el edificio, le han cortado las alas, y el texto a medida que avanza se va volviendo más simbólico y más fantástico.
En relación a ello, Erdogan admitió que en partes de su libro puede haber ecos de Kafka, un escritor que le ha acompañado desde que lo leyó a los 16 años. «Hay dos escritores que me han marcado desde que los leí a los 16 años que son Kafka y Dostoievski. Después he tenido otras influencias como Nabokov o Clarice Lispector pero ellos fueron claves. No me cambiaron como escritora sino como persona. A veces escribo una frase y creo que es mía y luego me doy cuenta de que estoy citando a Dostoievski o a Kafka. Eso muestra cómo los he interiorizado», añadió.