El MacGuffin de volver al siglo XIX
MacGuffin es una «expresión acuñada por Alfred Hitchcock que designa una excusa argumental que motiva a los personajes y al desarrollo de una historia, pero carece de relevancia por sí misma», o al menos eso dice Wikipedia. Y el desarrollo de este Pleno de Política General estará movido por la propuesta de Iñigo Urkullu de «retornar a la soberanía anterior a 1839», que también copa ya titulares y comentarios como este mismo. Pero en este espacio no vamos a liarnos con digresiones historicistas ni remontarnos a las guerras carlistas. Ahí quieren lehendakaritza y Sabin Etxea que nos entretengamos.
Lo cierto es que el regreso periódico a la reivindicación de los fueros, a la «nación foral» y al «concierto político» nos lleva a una sensación de rueda de hámster dentro de la cual corremos sin descanso pero sin poder salir nunca de la jaula del marco actual. Es el MacGuffin con el que Iñigo Urkullu y Andoni Ortuzar pretenden distraer la atención sobre la realidad: que el PNV está muy cómodo en la situación actual, que no tiene intención alguna de buscar una confrontación democrática con el Estado y que insistir en que el PSE tiene que estar en el acuerdo es una excusa para no moverse nunca. Recordemos que Urkullu llegó a Ajuria Enea prometiendo una consulta en 2015 y estamos ya en 2021.
La vuelta a la «soberanía anterior a 1839» no está en las Bases Consensuadas aprobadas por el Parlamento de Gasteiz en setiembre de 2018. Lo que allí figura es que los derechos históricos pueden ser el encaje constitucional para un Nuevo Estatus en el que textualmente se fija «la voluntad popular como único límite de las decisiones políticas y el respeto y protección de todas las sensibilidades e ideas políticas serán los ejes de la convivencia democrática. El principio de legalidad no será límite para el despliegue del principio democrático, sino el cauce adecuado para la expresión ordenada de la voluntad de la ciudadanía vasca y el marco para que todos los proyectos políticos puedan ser materializados en términos de igualdad siempre que conciten el respaldo mayoritario de la ciudadanía».
Dejemos tranquilos a Espartero, a Maroto y al dedo que señala a la luna. ¿Va a buscar el PNV en esta legislatura un Estatus con derecho a decidir? ¿Qué va a hacer con su propio socio de coalición que no admite ni avanzar ni que haya erosión del Estatuto?