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Entrevista
Elsa Amiel
Cineasta

«No quise rodar a través de la sicología de Pearl sino de su cuerpo»

Nacida en París en 1979, ha desarrollado una prolija labor como ayudante de dirección de cineastas como Mathieu Amalric o Bertrand Bonello, además de haber trabajado como actriz y de dirigir dos cortometrajes. «Pearl» que llega ahora a las pantallas es su ópera prima como directora.

Elsa Amiel. (SURTSEY FILMS)

Sorprende ver una película ambientada en el mundo del culturismo femenino, ¿cómo descubrió este universo?
Quería hacer una película sobre el modo en que nuestro cuerpo define nuestra identidad. Fue viendo una exposición de fotos sobre mujeres culturistas cuando me di cuenta de que ahí había una realidad interesante donde, en cierto modo, se subvertía ese canon de representación que hay sobre el cuerpo femenino. Además se trataba de un universo virgen por así decirlo, porque yo no recuerdo ninguna película sobre mujeres culturistas, es un universo que me permitía ponerme luchar contra mis propios prejuicios.
 
​Efectivamente, el mundo de los concursos de culturismo le sirve para cuestionar las formas de representación asociadas a lo femenino. ¿Qué le interesaba de este tema?
Me interesaba mostrar, sobre todo, como la identidad femenina puede quedar asociada a distintas formas. Cuando ves esas fotos de culturistas a nadie le chirría contemplar a hombres sacando músculo; sin embargo, de las culturistas siempre se dice que son mujeres muy poco femeninas y, sin embargo, cuando las conoces, cuando hablas con ellas, te das cuenta de que la mayoría no dejan de sentirse mujeres. Parece como si no tuvieran derecho a desarrollar su feminidad dentro de un cuerpo así; de hecho, las federaciones de culturismo han ido limitando los concursos femeninos por una cuestión de imagen y eso es terriblemente discriminatorio.

​¿Diría que Pearl es una mujer que ha vivido para complacer a los demás? Porque da la sensación de que queriendo moldearse a sí misma ha acabado por plegarse a las exigencias de otros, de su ex pareja, de su entrenador…
Por mucho que sea una mujer que aspira a ser libre, a decidir sobre el tipo de vida y de cuerpo que desea tener, al final es alguien que vive bajo las exigencias de la sociedad del patriarcado. En su momento aceptó engendrar un hijo sin tener ningún deseo real de ser madre, solo por satisfacer a su ex pareja y cuando decide abandonar a ambos para colmar sus ambiciones como deportista lo hace para ponerse en manos de otro hombre que se sirve de ella para fortalecer su prestigio como entrenador. En este sentido, la película se enfoca en un instante muy concreto en la vida de esta mujer donde se prepara para lograr ese objetivo mientras se ve obligada a confrontarse con su pasado. Y para mí, lo interesante es que de ese momento de tensión Pearl sale liberada hasta el punto de poder llegar a ser lo que ella desee anteponiendo su voluntad a los deseos y expectativas de los hombres que la rodean.
 
¿Cree que Pearl es consciente de su situación?
Realmente yo no sé si Pearl es consciente de la explotación que sufre y le importa un carajo o, por el contrario, no es consciente y solo el encuentro con su hijo le hace reflexionar sobre cuáles son sus verdaderos deseos como mujer y como deportista. La película nos la muestra concentrada en un objetivo muy concreto, el de ser campeona de culturismo, y es probable que ese anhelo la ciegue y no le haga ser consciente de su situación real. Pero al mismo tiempo esa alienación no le impide desarrollar una voluntad real de liberarse, una voluntad que para ella va unida a su propio cuerpo: lograr moldear el cuerpo que ella quiere y sentirse representada en él es primordial para sentirse plenamente realizada y poder empezar a caminar sola. En ese sentido, Pearl es víctima de una paradoja que en sí misma resulta inquietante puesto que acepta someterse en el deseo de liberarse. Es algo violento incluso ese tensar la cuerda con la esperanza de que se rompa de tu lado.
 
¿A través de Pearl hay una voluntad por reflejar la situación de la mujer en la sociedad actual?
Bueno, a ver, el suyo es un caso bastante especial porque vive sometida a las reglas del deporte de alta competición, que son reglas muy estrictas. Se trata de mujeres a las que se les obliga a dar una imagen de fortaleza que muchas veces no están en disposición de mantener, se les prohíbe mostrar síntomas de fragilidad o de vulnerabilidad. En un escenario así los abusos están a la orden del día y no me refiero solo a abusos sexuales y supongo que eso es algo que tienen que soportar muchas mujeres en otros ámbitos, sometidas a esa implacable lógica de la competitividad, que es una lógica muy masculina.
 
Antes ha comentado que le interesaba mucho explorar el tema de la identidad ligado al cuerpo, al físico. ¿Por qué?
Supongo que es algo que tiene que ver con la figura de mi padre, que era mimo. Para él su cuerpo era su herramienta de trabajo y yo viví una infancia entre bambalinas viéndole actuar en diversos teatros y observando como se expresaba a través de su cuerpo. Cuando yo empecé en esto del cine coincidió con la retirada de los escenarios de mi padre. En esos años viví en primera persona su frustración al comprobar que su cuerpo no le respondía como antes y eso le empujaba a una jubilación prematura, pero más allá de eso, esas limitaciones físicas parecían haberle desposeído de su identidad. De ahí que ese tipo de reflexiones estén en el germen de mis cortometrajes y también me inspiraran para rodar un filme como “Pearl”.
 
Últimamente hay muchas obras que inciden en la presión que tienen que soportar las mujeres a la hora de ejercer de madres modélicas. Ese es un tema que también usted toca en la película.
Cuando decido rodar esta película mi prioridad era, como te he comentado antes, reflexionar sobre la representación de una forma de feminidad no normativa centrándome en el aspecto físico pero esa reflexión, que duda cabe, me termina por conducir al ámbito de lo moral. Porque parece como si el no tener instinto maternal te convirtiera en una mujer frustrada, si esa falta te instinto te lleva, como en el caso de Pearl, a abandonar a su familia después de haber parido, te conviertes, además, en una mujer inaceptable. Se trata de un perfil muy incómodo y yo asumo que resulta muy arriesgado hacer el retrato de alguien así pero no quise abordarlo desde la condescendencia ni mucho menos plantear mi película como una historia de redención. No me apetecía rodar una historia a través de la psicología de Pearl sino a través de su cuerpo.