El actor que cogió la cámara

Si alguien conoce el medio es Aitor Merino, que lleva trabajando como actor en cine y televisión a destajo, mientras se ha ido preparando para dirigir sus propios proyectos. Delante de la cámara su momento decisivo fue cuando Montxo Armendariz le escogió para el reparto juvenil de ‘Historias del Kronen’ (1995), adaptación de la primera de las novelas de José Ángel Mañas sobre la Generación X en versión madrileña. Pero lejos de suponer un condicionamiento generacional, el actor nacido en Donostia y criado en Iruñea tenía claro que quería seguir su propio camino al margen de modas pasajeras.

Merino debuta en la dirección con el cortometraje ‘El pan nuestro’” (2007), nominado a los Goya, y rodado en Ecuador, país en el que vivía su hermana Amaia, futura colaboradora. Es una denuncia de las adopciones ilegales como nueva forma de colonialismo, lanzada en una época en la que en que se dio un incremento de la compra-venta de menores en países pobres.

Recuerdo haber leído en alguna entrevista por aquel entonces su pretensión de debutar en el largometraje con una producción rodada en la Amazonía sobre algún viajero euskaldun, pero al parecer no pudo encontrar la financiación necesaria.

Tal vez por eso mismo se decidió finalmente por un tipo de producto más manejable y autosuficiente, lo que cristalizó en ‘Asier eta biok’ (2013), ganadora del Premio Irizar en Donostia, y todo un acierto por lo que tuvo de prometedora sorpresa. Así pudimos descubrir a un Aitor que se mueve muy bien en las distancias cortas, contando su historia de amistad con el preso Asier Aranguren. Un método práctico que aplica ahora a su película casera ‘Fantasía’ (2021), obra compartida de lleno con su hermana, ya que trata de la relación entre ambos y sus padres. Aprovechar un viaje por mar en un crucero para restablecer lazos paternofiliales, debido a que Aitor y Amaia se independizaron de muy jóvenes, y la distancia hecho que se fueran alejando de sus progenitores más de lo que les hubiese gustado.