INFO
Entrevista
Iñaki Abad
Su condena por el ‘Caso Altsasu’ expira hoy

«Volvería a sacar el móvil. Una situación así debe quedar documentada»

Iñaki Abad ya no lleva una pulsera atada al tobillo. Ha cumplido la condena impuesta por una trifulca con dos guardias civiles. En esta entrevista repasa los sentimientos que le ha generado todo este proceso. El tercer grado, cosas cotidianas como unas vacaciones o el relato.

Iñaki Abad, con el mural realizado por Elías Taño en Altsasu. (Iñigo URIZ / FOKU)

Iñaki Abad (Altsasu, 1986), pasó en prisión 598 días. Primero, en prisión preventiva acusado de «lesiones terroristas» y con una petición fiscal de 50 años y, después, condenado a 13 años por «lesiones, desórdenes públicos y amenazas». Finalmente, en el Tribunal Supremo, la condena quedaría en tres años y medio «por un delito de atentado a agentes de la autoridad en concurso ideal con un delito de lesiones y desórdenes públicos». En realidad, lo tiene claro. «O por grabar el vídeo o me confundieron con otro». Es el primero de quienes fueron encarcelados en tener la condena cumplida.

- Ha llegado el día, ha cumplido condena.

Ha llegado. Es la sensación de ser libre. Hasta ahora sí, estaba en Altsasu, ahora estaré sin pulsera y sin horarios en los que deba estar en casa. Pero todavía tengo dudas. Los antecedentes quedan ahí, mira el caso de Ainara (Urkijo, condenada en la misma causa a año y medio de prisión), por ejemplo. Hace poco se iba un mes de vacaciones a Panamá y al llegar allá la apartaron, le dijeron que tenía una condena en España y que no podía entrar en el país. Que debía coger el siguiente vuelo de vuelta.

En mi caso, ahora me voy a ir con unos compañeros de trabajo a Italia. Y te salta la duda. Mi abogado me dice que en Europa no hay problema, pero te crea inquietud. Los antecedentes ahí están para siempre.

- Salió de prisión en 2019. ¿Cómo recuerda aquel día?

Curiosamente, las dos veces que he salido de prisión han sido un 20 de diciembre. Los recuerdo con cariño, cómo no. Pero, ligado con lo que te contaba antes, por ejemplo, cuando Aratz (Urrizola) y yo salimos de prisión el 20 de diciembre de 2019, nos dejaron claro que todavía no éramos libres. Había gente esperando fuera. Salieron todos los presos que debían salir aquel día y nos tuvieron a nosotros dos horas más. El director de Zaballa nos dijo que había gente vestida de casero y que eso suponía que nos iban a hacer un "ongi etorri". Ya sabes, parece que está mal, ¿no? Nos decía que hasta que no se fuese la gente nosotros no salíamos. Resulta que los que estaban vestidos de casero eran dos txikis, hijos de un familiar, que venían de la ikastola, donde habían celebrado el olentzero.

Ya nadie me puede decir nada. Bueno, mis padres. Y, en todo caso, serán recomendaciones

- ¿Han marcado terreno durante el tercer grado?

Eso es. El director de Zaballa nos dejó bien claro que no podíamos hacer nada que ofendiese a las supuestas víctimas. No ya a los guardias civiles o las parejas, si no a víctimas en general. Con eso, te queda claro que no eres libre del todo.

Hace unas semanas, también, nos invitaron a Catalunya al estreno del documental ‘Altasu. Gau Hura’. Avisé a Zaballa, porque tenía que avisar, y me dijeron que no podía ir a participar en un acto así. Creo que no me lo podían impedir, pero no fui.

- Pero bueno, ha llegado el 5 de octubre de 2021 y ya no le pueden decir nada.

Ya nadie me puede decir nada. Bueno, mis padres. Y, en todo caso, serán recomendaciones (ríe).

- Has llevado a cabo una cuenta atrás en redes sociales.

Sí, empezó como una casualidad. Un amigo que lleva todas nuestras efemérides me dijo “queda tanto” y cuando restaban 100 días decidí empezar una cuenta atrás. Una forma más de visualizar el caso. Y también ha servido como terapia personal. Quedaban tres meses. Vete tú a saber dónde estamos de aquí a tres meses, pero me ha servido para ver todo este proceso.

- Y también por aquí ha recibido solidaridad.

De todo. Ya sabes cómo es Twitter (ríe). No, en mi caso, la verdad, que han sido muchos mensajes de apoyo y muy poco de lo otro. Creo que he bloqueado a tres.

Nunca he sido mucho de redes sociales. Antes de todo esto solo tenía Facebook y cuando empezó la movida, al principio, que nos daban caña en todos los medios, también me lo quite. Pero la última vez que salí de prisión decidí abrir perfiles en Twitter e Instagram.

- Ha señalado que cumplir la condena también le sirve para dejar atrás lo vivido en locutorios, vis a vis, cacheos o incluso el infarto que sufrió su padre mientras usted, durante una semana incomunicado, estaba siendo trasladado a la prisión de Iruñea.

Dejar atrás o pasar página. Porque olvidar no. ¿Cómo vas a olvidar? Han pasado muchas cosas. Comentaba con Adur (Ramirez de Alda, otro de los jóvenes del caso), cómo al llegar a Zaballa nos desnudaron íntegramente y nos hicieron ponernos de cuclillas para los cacheos. Sí, en Zaballa. Eso no pueden hacerlo. Durante todo este tiempo han pasado muchas cosas que no salen a la luz, pero que suman.

Antes vivía en mi ignorancia. Me parecía que lo que nos estaba pasando era imposible de pasarle a otra gente.

- Estando en prisión explicaba que, al ser detenido y encarcelado por primera vez, lo vivía todo como una mala broma, un mal sueño. ¿Cómo lo ve con perspectiva?

Eso es, al principio me parecía una broma de zoombados, por la locura de la situación. Ahora es como que algo en mi ha despertado. Antes vivía en mi ignorancia. Me parecía que lo que nos estaba pasando era imposible de pasarle a otra gente. No se si me explico, te sientes el epicentro de la injusticia. Haber vivido esto y, también gracias a las redes sociales, conozco a más personas que han sufrido la represión. Por ejemplo, Dani Gallardo (condenado por protestar en Madrid contra las condenas a líderes independentistas catalanes), estuve con él en Barcelona echando unos potes y hablando. Antes me parecía una película todo lo que nos estaba pasando. Ahora, sé que hay más casos, como el nuestro, y no solo en Euskal herria, en todo el Estado. Por desgracia, he aprendido que tanto los medios de comunicación como las instituciones actúan con total impunidad, creando montajes como el nuestro. Ha habido casos, los hay y los habrá.

- ¿Iñaki Abad fue encarcelado por grabar un vídeo?
Por eso o porque me confundieron con alguien.

- ¿Volvería a grabar en una situación así?
Sin duda. Los amigos me han echado broncas en varias ocasiones por sacar el móvil para grabar. Quizá ahora tengo más cuidado con qué o a quién se ve, qué no, las caras… Pero en una situación así, creo que si puede quedar registrado lo que pasa, hay que hacerlo. Pero si se repitiese la situación, volvería a sacar el móvil. Me pondría un poco más lejos, para que no me lo pudiese tirar de un manotazo.

- Su condena ha expirado, pero el caso sigue. Está en Europa. ¿Lo afronta con esperanza o alarga la pesadilla?

No, alargarlo no. Allí somos nosotros los que vamos contra el Estado. No se nos está juzgando a nosotros, por lo que no supone nada en ese sentido. El recurso está puesto y cuando sea Europa dirá si tenemos razón o no.

Creo, además, que aunque ya queda poca gente que no conozca el caso, gracias al libro (‘Altsasu. El caso Alsasua’) o el documental (‘Altsasu. Gau hura’), cuando, esperemos, salga la noticia de que nos dan la razón, en el Estado allá alguien más que se enteré de todo esto.