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La rivalidad entre Van der Poel y Van Aert despierta la pasión del barro

Ya no es solo cuestión de dos. Tom Pidcock se une a la batalla del barro por el campeonato mundial de ciclocrós, con la intención de desbancar a la larga y encarnizada rivalidad entre Mathieu van der Poel y Wout van Aert.

Duelo entre Van der Poel y Van Aert durante una carrera. (David STOCKMAN/AFP)

El ciclocrós ha despertado el interés mundial por el ciclismo del barro, gracias a la larga rivalidad, encarnizada y pasional, entre dos grandes monstruos de la especialidad, el neerlandés Mathieu Van der Poel y el belga Wout Van Aert, cuatro y tres veces campeón del mundo, respectivamente.

Por si fuese poco atractivo este duelo, a la fiesta se ha unido el británico campeón olímpico de BTT Tom Pidcock. Este fin de semana, en Dendermonde (Bélgica), se van a medir los tres en una lucha sin cuartel. El no va más.

Van Aert y Pidcock llegan con ventaja a la cita belga del domingo. El primero se ha mostrado intratable ganando recientemente en Val di Sole, Boom y Essen, y el joven británico se acaba de exhibir en Rucphen. Sin embargo, Van der Poel hará su estreno después de superar una lesión de rodilla y no se llena de expectativas.

«Trataré de seguir a Van Aert, pero la verdad es que no sé cómo voy a responder», asegura Van der Poel, quien a su vez tiene claro que su cita crucial está marcada para el 30 de enero en Fayetteville (Estados Unidos). Ese día y en ese lugar defenderá el título de campeón mundial.

Los tres reyes de la modalidad ofrecerán un buen regalo al aficionado un día después de Navidad, con una expectación desconocida hasta el momento en el ciclocrós.

Según explica Van der Poel, «la rivalidad con Van Aert trasciende el deporte, es una historia genial» que les permite a ambos fortalecerse y mejorar respecto a los demás. Su gran objetivo es aspirar al récord de 7 títulos universales del belga De Vlaeminck, pero antes, con cinco títulos podría igualar a Renato Longo, André Duffraise y Albert Zweifel.

La rivalidad viene de lejos. En esta imagen de hace nueve años, Van der Poel se proclamó campeón mundial junior de ciclocrós y Van Aert –a su derecha– fue segundo. (Peter DECONINCK/AFP)

Tanto Van der Poel como Van Aert cuentan con multitud de admiradores, pero también de detractores. Tienen en común que despiertan pasiones, ya que en un ciclismo en ruta tan mecanizado la irrupción de ambos ha aportado frescura a las carreras, más espectáculo, producto de su estilos ofensivos, con ataques desde lejos.

Muchos aficionados han encontrado un atractivo en esta forma de correr en carretera, incluso dentro del World Tour. En el Tour de Francia ambos dejaron su sello en 2021 con victorias de etapa, y también en las grandes clásicas.

Desde cadetes

Van der Poel y Van Aert se llevan encontrando en las carreras desde cadetes, tanto en ciclocrós como en carretera. La historia viene de lejos y ahora con 26 y 27 años, respectivamente, aquellos duelos se viven en el barro y el asfalto para deleite del ciclismo. En ruta llevan midiendo sus fuerzas desde 2019.

Por rendimiento global, Van Aert es superior a Van der Poel en asfalto, siendo capaz de ganar clásicas y etapas en el Tour de todos los colores, al esprint, en montaña, contrarreloj... pero en ciclocrós domina Van der Poel.

No obstante, las victorias se igualaron entre ambos en 2021, tal y como sucedía cuando comenzaron a correr carreras élites de ciclocrós hace seis años. El neerlandés no ha demostrado tanto en ruta centrando sus mejores actuaciones en pruebas de un día.

Sin duda, se trata de dos fenómenos que rompen la disciplina de un ciclismo robotizado con estrategias de otra época, en cualquier terreno y momento, con el objetivo de reventar la carrera en busca del triunfo.

Ambos ya marcan una época en cuanto a rivalidad se refiere, al igual que lo han hecho deportistas como Nadal y Djokovic en el tenis o Messi y Cristiano en el fútbol. En ciclismo, inolvidables los duelos entre Merckx y Ocaña, y Coppi y Bartali.

Pidcock llama a la puerta

Van der Poel llega a la cita del domingo en Dendermonde con dudas debido a una lesión de rodilla, y además con los rivales lanzados en su estado de forma. Van Aert no perdona cundo se pone un dorsal, y Pidcock se ha adaptado perfectamente a la modalidad. El campeón olímpico de BTT también quiere el título mundial en enero.

El mundo del ciclocrós recibe como una bendición la pelea entre los tres reyes. Una modalidad que es religión en países como Bélgica y Holanda y que ya se ha exportado a toda Europa por tratarse de un espectáculo atractivo para el público. Apenas dura una hora, predomina la técnica, la fuerza, se producen caídas, cambios de ritmo brutales... una función protagonizada por verdaderos fenómenos sobre la bicicleta.

Van Aert partirá como favorito en Dondermonde. Tres victorias en otras tantas pruebas es un dato concluyente para tal etiqueta, y lo admite Van der Poel. «Wout está en muy buena forma. Esperaba sus victorias de este año, pero no de la forma en que lo hizo. Fue bastante impresionante en realidad».

No obstante, quién dijo miedo. Van der Poel saldrá a disputar la victoria, como siempre, y si las fuerzas no le acompañan, siempre le quedará quedarse con el consuelo de que su cita clave aún está lejos, el Mundial del 30 de enero. Ese día estará en juego el quinto título, o el cuarto de Van Aert. Incluso el primero de Pidcock. Quién sabe. El espectáculo está asegurado. Pasen y vean.