«Hay un ambiente positivo por el juego del equipo, que no se ha traducido en puntos»
Si no tiene ningún contratiempo físico, Ibai Meoki va a superar, a los 33 años, sus mejores registros anotadores en Asobal, que fueron 57 dianas en la 2014-15. De momento, ya lleva 43 y queda casi toda la segunda vuelta por delante.
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Helvetia Anaitasuna está protagonizando una temporada un tanto irregular, como consecuencia de lesiones y covid, una situación que el vestuario quiere enmendar en una segunda vuelta que tampoco ha empezado bien, aunque si se mantiene la actual línea de juego, los resultados terminarán llegando.
¿Qué balance realiza de lo que se lleva de la presente temporada?
En términos generales, el balance es bueno porque la primera vuelta ha estado mediatizada por las lesiones y los casos de covid, que no nos han permitido que entrenásemos juntos ninguna semana. Es cierto que la segunda no hemos empezado con buen pie, lo que siempre genera ciertas dudas, pero hay confianza plena en el equipo, sabemos lo que tenemos que hacer y se trata de empezar a ganar y sumar puntos, porque en la clasificación todo está muy apretado.
¿Qué le está faltando al equipo para tener más regularidad?
No quiero que suene a excusa, pero nos ha lastrado no poder contar con gente muy importante, como Ander (Izquierdo), Antonio (Bazán) o Torriko, especialmente en esos momentos en los que parecía que el equipo podía despegar. Hemos tenido diferentes rachas porque, al principio, nos costó un poco, perdimos las tres primeras jornadas, pero luego conseguimos recuperarnos. Ahora mismo, lo que hay que intentar es volver a ese buen juego y a retomar la confianza. Está claro que, si enlazas varios triunfos, eso te lleva arriba.
Habla de que la segunda vuelta no está siendo la esperada. Se han medido a rivales potentes.
Es cierto que, en los últimos años, el calendario nos está deparando que los comienzos de ambas vueltas sean complicados. Las dos recientes derrotas que hemos cosechado han sido ante el segundo y tercero, Bidasoa y Granollers, y en ambos partidos estuvimos metidos hasta el final, solo fallamos en pequeños detalles que, ante equipos tan potentes, marcan la diferencia. También es verdad que sumamos un punto muy importante en una cancha tan complicada como la de Cuenca. Creo que hay que seguir en esta misma línea, sobre todo ahora que nos medimos, a priori, a adversarios de un nivel más bajo, pero ante los que habrá que matarse para ganarles.
¿Y cuáles son esos detalles que Anaitasuna no ha materializado para doblegar a tan duros contrincantes?
Pues, lanzamientos fallados desde seis metros, balones que te saca el portero rival, pérdidas tontas por querer jugar muy rápido y en situaciones que no tocaba, no saber aprovechar superioridades... Esto último, por ejemplo, nos sucedió en varias ocasiones en Cuenca y, si hubiéramos jugado bien esos lances, nos habríamos llevado el partido y no solo empatado.
Si se hace un análisis global de lo disputado hasta ahora, ¿se puede decir que el juego y las sensaciones han sido mejores que los marcadores?
Lo que parece claro es que la afición está contenta por el hecho de que ve que el equipo compite, se deja el alma, y que no ha habido ningún encuentro en el que nos hayamos ido antes de que concluyera, incluso, como he dicho, ante adversarios superiores. Sí que es cierto que, como en toda competición, lo que cuentan son los puntos y fallamos en casa ante conjuntos como Nava o Cangas, lo que nos hubiera permitido meternos en la pelea arriba. Podría decirse que hay un ambiente más positivo respecto al juego del equipo, que no se ha transformado en puntos.
Y parece, además, que el bloque es muy fuerte psicológicamente. No se ha resentido por esos tropiezos.
Tenemos un vestuario muy comprometido, todos tienen una actitud increíble y se dejan la piel en la pista. Después de las derrotas, la gente sigue a piñón y tiene muy claras las ideas del entrenador, en el que cree a pie juntillas. Es una línea que tenemos muy marcada y te diría que, después de una derrota, incluso intentamos aplicar todavía más la idea de juego, va un poco con el carácter navarro, ante la adversidad te haces más duro.
¿Cuál es el techo clasificatorio que se marca el vestuario?
Obviamente, estar lo más arriba posible, por lo menos entrar entre los ocho primeros. Un objetivo muy bonito sería Europa, aunque la realidad es que está muy difícil. Hay una igualdad absoluta (ahora mismo hay hasta cinco escuadras empatadas a 15 puntos) y el descenso no está tampoco muy lejos, solo a tres puntos. Para estar arriba es necesario sumar cuanto antes y ese salto cualitativo lo da ganar partidos como el del pasado sábado frente al Granollers o el que vamos a jugar contra Torrelavega.

¿Puede ser un punto de inflexión este duelo frente al equipo cántabro?
Sí, por lo que digo, porque todo está muy igualado y estamos necesitados de empezar a sumar, a coger esa confianza y ritmo de ganar partidos. Se trata de un encuentro importantísimo, a vida o muerte. Si no lo sacamos adelante, difícilmente podremos mirar hacia arriba a corto plazo.
Una de las mayores alegrías hasta el momento ha sido la clasificación para la final a ocho de la Copa. ¿Qué expectativas genera este torneo?
Particularmente, considero que muchas, porque tenemos un equipo que, en un torneo de este tipo, basado en eliminatorias a partido único, podemos hacer mucho daño, ya que somos un bloque muy competitivo. Además, se trata de una competición que a Anaitasuna siempre le ha encantado y el vestuario está muy ilusionado. Si estamos todos y bien físicamente, nuestra motivación va a ser importante, que esperemos sirva para hacer un torneo muy bonito.
¿Cómo valora la renovación a largo plazo de Quique Domínguez?
Muy positivamente, eso quiere decir que el club está muy contento con su trabajo y con la labor de cantera que está realizando. El entrenador es una persona que tiene las ideas muy claras, con un estilo de juego muy definido. Queda claro que la apuesta es por un proyecto a largo plazo, dado que hoy día es difícil ver un contrato con dicha duración.
Es el segundo curso del técnico gallego al frente del equipo. ¿Significa eso que el equipo ha asimilado de manera más profunda sus conceptos?
Entiendo que sí. Desde el primer día que llegó Quique, nos transmitió una idea muy clara del estilo de juego. Nos basamos mucho más en lo que nosotros somos que en lo que va a ser el rival y, en base a ello, trabajamos todas las semanas, para poder plasmarlo sobre la pista. El técnico ya lleva año y medio aquí, la plantilla casi no ha cambiado y cada vez cogemos más conceptos, aunque las cosas cuestan y hay ocasiones en que ese estilo no se ve y se pierde, porque en algunos partidos resulta más llevarlo a cabo.
A nivel individual, ¿cómo analiza la temporada?
Desafortunadamente debido a las lesiones de compañeros, me está tocando jugar bastantes más minutos y ofensivamente quizás aportar más. Me encuentro bien físicamente y cómodo con el grupo, algo que, a día de hoy, es lo que más valoro, pues la prioridad es ayudar al equipo.
Es de los más veteranos en el equipo, ¿toca también hacer trabajo de vestuario?
Intentas ayudar en lo que puedes a todos aquellos jóvenes que están subiendo al primer equipo y que se están dejando la piel en cada entrenamiento. Son chavales muy humildes, cualquier cosa que les dices la aceptan e intentan aprender. La gente está muy implicada y, cuando tienes un grupo así, resulta muy fácil porque apenas hay problemas. Hay muy buen ambiente y de las pequeñas cosillas se encargan de gestionarlas Carlos (Chocarro) y Antonio (Bazán).
¿Qué opina de la apuesta del club por gente de la casa con proyección?
Pues que es clave para ir renovando el primer equipo. Para estar arriba, tiene que haber una combinación de gente de casa y de fuera, porque estos últimos pueden darte ese puntito extra de calidad. Se está viendo que muchos clubes ya están apostando por la cantera, máxime en esta época difícil económicamente hablando, después de periodos en los que en la Asobal se hicieron apuestas fuertes por jugadores. Anaitasuna lo está haciendo bien, con el objetivo de tener un futuro de muchos años al máximo nivel.