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La envenenada herencia de Boris Johnson al próximo premier británico

El Reino Unido conocerá esta semana a su nuevo primer ministro. La batalla entre Rishi Sunak y Liz Truss conocerá su resultado este lunes. A partir de ahí, al nuevo dirigente se le abrirá una agenda complicada donde el futuro de la Unión y las consecuencias del Brexit dibujarán el mandato.

Sunak y Truss, en el último acto. (Susannah IRELAND | AFP)

Aunque la votación para conocer quién será el sucesor del primer ministro británico, Boris Johnson, cerró el viernes, el resultado se dará a conocer este el lunes. El sucesor de Johnson tendrá que acudir el martes 6 de setiembre a Balmoral, en Escocia, donde Isabel II suele residir entre agosto y octubre, para realizar la ceremonia de traspaso de poderes. Es la primera vez en 114 años que este acto se celebra lejos del palacio de Buckingham.

En 1908, Eduardo VII rechazó cancelar sus vacaciones en Biarritz para designar como primer ministro al liberal Herbert Asquith, que tuvo que viajar hasta Euskal Herria y mantener una audiencia con el rey en su habitación de hotel.

Ahora, un portavoz de la reina ha argumentado problemas de salud y su avanzada edad (96 años) para tomar esa decisión. Sin embargo, que este nombramiento se realice en Escocia no parece ajeno a la herencia que recibirá quien se imponga en la carrera por ocupar el número 10 de Downing Street.

Antes, el lunes, el presidente del Comité 1922 del Partido Conservador, Sir Graham Brady, leerá el resultado oficial en una ceremonia en el Queen Elizabeth II Centre. Truss y Sunak tendrán asientos en primera fila para escuchar el anuncio. El ganador subirá al escenario y pronunciará un discurso para cerrar el proceso. El martes viajará a Escocia junto a Johnson.

La unión se encuentra en uno de sus momentos más críticos, con la premier escocesa Nicola Sturgeon presionando por un nuevo referéndum, hasta el punto de que el caso se encuentra en sede judicial, y las relaciones con la Unión Europea marcadas por el protocolo del norte de Irlanda. Las relaciones con la UE a raíz del Brexit están cogidas con alfileres, con siete procedimientos de infracción diferentes abiertos contra el Reino Unido por no implementar el protocolo y la sombra de sanciones y aranceles a las exportaciones copando titulares.

Distintos medios británicos apuntan a que Liz Truss, que parte como favorita para ser la próxima primera ministra, intentará reabrir las conversaciones activando el artículo 16 del protocolo, que permite que cualquiera de las partes tome medidas unilaterales si cree que el protocolo estaba causando «dificultades económicas, sociales o ambientales graves o la desviación del comercio». No parece que Bruselas compre con facilidad este giro.

Truss, durante la campaña de 2016, fue defensora de mantenerse en la UE, para pasar después del referéndum al ala que apostaba por abandonar el club europeo sin acuerdo y ser en la actualidad la impulsora de la ley que permitiría a Londres incumplir el acuerdo del Brexit. Se especula con que David Frost, euroescéptico de línea dura, sería uno de los nombres importantes de su Gabinete, lo que supone toda una declaración de intenciones en este sentido.

Todo ello tendrá un impacto directo en la situación del norte de Irlanda, donde siguen sin Ejecutivo desde las elecciones de mayo.

La primera disputa, en Escocia

Así, no parece que el nuevo o la nueva premier británica desatasque la situación de Belfast en un periodo breve. Antes tendrá que afrontar el debate constitucional sobre el futuro de Escocia en el Reino Unido. Ambos candidatos se han mantenido en la misma posición que Johnson con respecto a los deseos del Ejecutivo de Edimburgo de convocar un segundo referéndum. Truss, cuyo apodo como «Nueva Dama de Hierro» no le está sirviendo para hacer amigos al norte de la isla, ha insistido en que las llamadas a esa votación «deberían ser ignoradas».

El caso se encuentra en manos de los tribunales. La Corte Suprema del Reino Unido escuchará los días 11 y 12 de octubre los argumentos de los gobiernos de Edimburgo y Londres para aceptar o rechazar que el Gobierno escocés puede convocar esa nueva consulta.

Independientemente de si se celebra un referéndum el próximo octubre, el Gobierno escocés ha puesto su maquinaria en marcha, tratando de persuadir a la gente de los beneficios de la independencia. Los unionistas, simplemente, se han limitado a señalar que «no es el momento» de hablar de ello y han rehusado participar en el debate, dejando vía libre al independentismo. Esta por ver cuál será la posición de quien logre ser el nuevo primer ministro: seguir dando la espalda a la cuestión o «invertir» en Escocia.

Sucesivas promesas de una ampliación de poderes del Ejecutivo de Edimburgo que no se han llegado a cumplir han abonado el campo independentista y pesos pesados del Partido Conservador como Michael Gove han apostado por abrir ese camino, llegando a apuntar públicamente que Truss es la «ideal» para ello.