Una sinfonía celta, el relato y la ley del embudo
La UEFA y la Policía escocesa han abierto una investigación por una canción que hace referencia al IRA entonada por las jugadoras irlandesas en las celebraciones tras clasificarse para el Mundial. Celtic y Shamrock Rovers también se enfrentan a sanciones por ofensas contra la reina de Inglaterra.
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La selección que representa a la República del sur de Irlanda participará por primera vez en el próximo Mundial de fútbol femenino que se disputará en Nueva Zelanda y Australia en 2023. Un gol de la delantera Amber Barret, que juega en el Turbine Potsdam aleman, sirvió para ganar en Escocia y sellar la clasificación.
Un hito para el fútbol irlandés que se ha visto empañado por una polémica que ha salpicado a todos los estamentos de la isla por su repercusión en la política, la cultura, el deporte y el ámbito de la libertad de expresión, además de su influencia en el propio relato de la historia reciente del país. Ni siquiera se generó tanta atención cuando hace unos meses la seleccionadora Vera Pauw denunció haber sufrido agresiones sexuales durante su época de futbolista en Países Bajos.
Las jugadoras celebraron por todo lo alto el billete para la Copa del Mundo y en pleno éxtasis en el vestuario entonaron la canción ‘Celtic Shymphony’ de la banda de folk the Wolfe Tones. El vídeo se subió a las redes sociales desatando una persecución en medios ingleses por una estrofa en la que se hace referencia al IRA y se argumenta que se glorifica la lucha armada.
La controversia también se ha utilizado para arremeter contra el republicanismo irlandés cuando el referéndum de unificación parece cada vez más cerca, en medio de la incertidumbre política en Gran Bretaña tras el Brexit. El Sinn Feín es ya la primera fuerza en el norte de la isla y las encuestas vaticinan la posibilidad de llegar al gobierno en el sur. Es ahí donde irrumpe la batalla por el relato. Es evidente que molesta al «stablishment» británico y también a partidos del sur de Irlanda que tratan de hacer una distinción entre el IRA que protagonizó el levantamiento de Pascua en 1916 y el IRA posterior surgido en el norte de la isla a partir de 1969.
Otra cosa es que los ciudadanos compartan esa visión. Por si alguien lo pudiera pensar, la canción no está prohibida y se puede escuchar en cualquier plataforma. La sinfonía celta es un tema que ha traspasado fronteras y ya se puede considerar popular en todo el país. En los últimos días ha copado las listas de reproducciones en la isla y se ha coreado en protesta y solidaridad con las chicas.
Los Wolfe Tones son un referente de la música conocida como «rebel songs» que trata distintas temáticas del conflicto irlandés. Llevan ya medio siglo en los escenarios. Su propio nombre es un homenaje al considerado como padre del republicanismo irlandés. Hijo de un protestante, formó parte de la rebelión irlandesa en 1798 y, tras ser detenido y juzgado, se quitó la vida antes de que se llevará a cabo la sentencia a la horca.
La canción en cuestión es un homenaje al Celtic que se publicó con motivo de su centenario a finales de los 80. Con un sonido que recuerda a ABBA o Boney M en algunos pasajes, versa sobre un marinero de Glasgow que poseído por el diablo recorre el mundo y sufre un exorcismo camino al paraíso, termino con el que se conoce el estadio del Celtic. En ese recorrido hacia el campo para ver a los «leones», sobrenombre con el que se conoce a los jugadores que levantaron la Copa de Europa en los sesenta, se menciona un graffiti en la pared que contiene el eslogan «oh ah up the RA», en alusión al IRA.

No es la primera vez que la citada canción provoca reacciones encontradas. Se vivió una situación similar el pasado verano con el concierto de los Wolfe Tones en el festival anual que se celebra en el Oeste de Belfast. También ha ocurrido con celebraciones en el fútbol gaélico o el equipo de rugby de Leinster. Figuras como el internacional irlandés James McClean salieron en su defensa y reivindicaban que se permita cantar a la gente «sus historias, sus canciones y su música». El vocalista de la banda iba más allá al añadir que no entendía el problema con el IRA porque «es la gente que nos ha traído hasta aquí y nos dio algo de esperanza cuando no teníamos ninguna».
Las jugadoras y la seleccionadora holandesa Vera Pauw han pedido disculpas de manera pública y han explicado que no era su intención herir ninguna sensibilidad. La entrenadora decía que es extranjera y que no conoce la canción ni su significado. Además de indicar que las jugadoras se sienten avergonzadas por lo acontecido. La Federación también ha salido al paso dejando claro que no toleran ningún comportamiento sectario.
A pesar de esas posturas, en la televisión Sky que patrocina al equipo se llegó a plantear durante una entrevista a la defensa Chloe Mustaki si consideraba que a las jugadores necesitan tener un mayor conocimiento sobre la historia de su país. Las réplicas no tardaron en llegar en las redes al reclamar al periodista que se preocupara por estudiar más sobre la violencia ejercida por el imperialismo británico por todo el mundo. El famoso luchador Conor McGregor también se hacía eco del asunto y se posicionaba en apoyo al equipo femenino contestando a su manera.
Congrats ladies ❤️ pic.twitter.com/pQLAVqMyIs
— Conor McGregor (@TheNotoriousMMA) October 14, 2022
La UEFA y la policía escocesa han abierto una investigación. Según el organismo que rige el fútbol europeo, los cánticos de las jugadoras podrían recibir una sanción por un «comportamiento inapropiado» en base a su código ético. Auspiciados por reglas que buscan erradicar la violencia y la incitación al odio en los campos de fútbol, se ejerce la censura sobre cualquier protesta o reivindicación social. Una ley del embudo contra el que se posicione en contra de la corriente.
Las esteladas mostradas en Champions, en pleno apogeo del independentismo en Catalunya, o la bandera palestina portada por seguidores del Celtic fueron motivo de sanción hace unos años. Los aficionados vascos también conocen de primera mano la persecución que han sufrido el Arrano Beltza y las banderolas por la repatriación de los presos vascos.
La pancarta sacada por la Green Brigade tras la reciente muerte de la reina de Inglaterra con el lema «Fuck the Crown», traducido literalmente como que le jodan a la corona, ha recibido una multa de más de 13.000 libras. Los escoceses realizaron una recogida de fondos y, tras superar la cifra estipulada en apenas cinco horas, hicieron una donación con lo recaudado al banco de alimentos.
El conjunto irlandés del Shamrock Rovers también se enfrenta a una sanción por cánticos ofensivos al corear «Lizzy it's in a box» (Isabel está en una caja) durante un partido de la Conference League.
Veto a la bandera de Donbass en San Mamés

La FIFA, la UEFA o la propia Liga en la que compiten los equipos de Hego Euskal Herria son entes privados con sus propias normativas e ideología. Los intereses económicos prevalecen en ocasiones frente a las vulneraciones de derechos humanos como ha sucedido a la hora de organizar el Mundial de Qatar. Impera el silencio en conflictos bélicos según latitudes, mientras se ha expulsado a Rusia y sus clubes de las competiciones por la guerra en Ucrania.
La Liga que preside Javier Tebas también ha tomado posición al respecto y ha colocado la bandera ucraniana en las retransmisiones televisivas. San Mamés también se coloreó en febrero de amarillo y azul. A veces se hacen gestos y en otras no se permite. Es política, como cualquier decisión en la vida.
La actual reglamentación de la Liga exige presentar de antemano el material que se vaya a introducir a un estadio y se deja en manos de policías y servicios de seguridad la decisión sobre temas que atañen a la libertad de expresión. Así adoptan resoluciones sin respaldo en los tribunales.
En el duelo ante el Atlético, los servicios de seguridad de San Mamés vetaron una bandera del Donbass a instancias de la Ertzaintza. Expulsaron al que la portaba del estadio y en protesta parte de la grada popular que se ubica en el fondo norte abandonó el campo en los últimos minutos. La temporada pasada se produjo un incidente similar cuando se retiraron banderas de las repúblicas de Donetsk y Lugansk, regiones que se han anexionado a Rusia tras celebrar un referéndum que gran parte de la comunidad internacional no ha reconocido.
Al mismo tiempo, en redes sociales han circulado unas imágenes atribuidas a un grupo de ultras de extrema derecha del Dinamo de Kiev que amenazan a los seguidores del Athletic por sacar la bandera de Donbass. Los textos están escritos en español sobre unos obuses. La hinchada rojiblanca ya sufrió una agresión premeditada y organizada por parte de grupos de neonazis de todo el continente en un partido europeo en el campo del Austria de Viena en 2009.