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«Caso de Miguel»; el nexo oficial es el PNV


La trama corrupta que pusieron en marcha Alfredo de Miguel y el resto de condenados la montaron «prevaliéndose de su capacidad de influencia política como miembros de la ejecutiva alavesa del Partido Nacionalista Vasco y de su compañerismo político con personalidades que ocupaban puestos de relevancia en la administración autonómica y municipal [también del PNV]» y «se concertaron para favorecer que determinados organismos de la administración [controlados también por adivinen qué partido] adjudicaran contratos de obras o de servicios a empresarios que estuvieran dispuestos a pagarles una comisión».

Así lo escribe el Tribunal Supremo. Desde Sabin Etxea, que acata la sentencia, alegan, con razón, que no se les culpa de que de esa corrupción se beneficiara el partido. Pero tan cierto como eso es que en los 344 folios queda más que claro que el PNV es el nexo común de todo, porque dirigentes del PNV usaron instituciones gobernadas por el PNV para enriquecimiento de los condenados (la mayoría del PNV).

Fueron cinco años de actividad mafiosa, con implicación de tres miembros del ABB y varios cargos institucionales, que cerraban sus tratos en círculos empresariales cercanos al poder, y es difícil de creer que nadie del PNV se enterara de nada. Debieron denunciarlo entonces.

Después, cuando en 2010 el caso estalló con una denuncia particular y la acción judicial y de la Ertzaintza (con el PNV fuera de Ajuria Enea y de la Consejería de Interior, todo hay que decirlo) el presidente del EBB, Iñigo Urkullu, les pidió el carné a los principales implicados, pero estos se sintieron con fuerza suficiente para no entregarlo hasta diez meses más tarde y tras una negociación. También es difícil de olvidar el sentido abrazo con el que el portavoz jeltzale, Joseba Egibar, recibió en el Parlamento a Alfredo de Miguel cuando ya olía mucho a podrido.

¿Recuerdan a Esperanza Aguirre y la culpa in vigilando?