Fútbol popular, euskara y catalán, al terreno de juego de Tutera
¿A través del fútbol se puede transformar la sociedad? ¿Podemos ayudar al euskera? ¿Se pueden promover otros valores? Para responder a estas preguntas, Agerraldia y Unión Tutera organizaron una mesa redonda con invitados de lujo: Jagoba Arrasate, Mikel Labaka, Oleguer Presas y Tania González.
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Ante la globalización que ha sufrido progresivamente el fútbol, todo intento de revertir las imposiciones del denominado fútbol moderno se ha vuelto cada vez más difícil. Sin embargo, más allá de las dinámicas comerciales, hay un fútbol diferente que reivindica sus orígenes, que cultiva otros valores y abre la puerta a la promoción del euskara y el catalán.
Con este fin nacieron Unión Tutera y La Caserna. Ayer ambos clubes se encontraron en la capital ribera en una mesa redonda en la que participaron el entrenador de Osasuna, Jagoba Arrasate; el segundo entrenador de la Real Sociedad, Mikel Labaka; Tania González, miembro del equipo ribereño; y Oleguer Presas, coordinador de la escuela de fútbol del Sabadell y ex futbolista. Se puede ver en el vídeo que se encuentra sobre estas líneas.
¿Puede el fútbol ayudar al euskera? ¿Puede salir de una dinámica tóxica y de competencia desproporcionada y promover otros valores? A juicio de Arrasate y Labaka, sí, y reivindicaron como «un instrumento de transformación social» el deporte que es rey y reina entre niños y jóvenes. Por eso, fue especial la tertulia conducida por la jefa de redacción de deportes de NAIZ, Ane Urkiri, ayer en el Centro Cívico Lestonnac. Los entrenadores que están en la élite pudieron hablar con calma del fútbol popular, pero también en euskara, en una zona como Tutera muy castigada por las políticas lingüísticas.

A excepción de Oleguer y González, el programa se desarrolló íntegramente en euskara, ayudado por la traducción. En la sala que se llenó hasta la bandera –retransmitida en directo en NAIZ– despertaron expectación las reflexiones de Arrasate. «Se ha convertido en un oficio lo que para nosotros era una pasión. Es verdad que hay muchos intereses en torno al fútbol, pero nosotros estamos al margen de eso, a nosotros nos gusta el juego», explicó. Sin embargo, destacó que el fútbol es capaz de transformar la sociedad: «Muchas veces para mal, pero también para bien; también es necesaria una forma de ser y transmitirla».
En este sentido, el técnico osasunista elogió los valores de su club. «Se aplaude el esfuerzo, ese sentimiento por un color, y los que llegan al primer equipo tienen esos valores. Incluso cuando no podemos obtener resultados la gente agradece que esos valores se lleven hasta el final», subrayó. Tirando del hilo puesto por Arrasate, Labaka puso sobre la mesa el modelo de la Real: «Queremos ganar con nuestro modelo y poner el grano de arena, tanto en el tema de la lengua como en otros valores».
La moderadora Urkiri planteó una pregunta sobre la mezcla entre fútbol y política, y Arrasate dejó la siguiente reflexión: «Se dice que el fútbol no se tiene que asociar a la política, pero la política lo es todo». No obstante, reconoció que habría que «mojarse más», «pero no es fácil» si se tiene en cuenta la diversidad de aficionados que conforman el club. «Iruñea y Osasuna son un ejemplo de ello. Al final tenemos aficionados de ideología diferente y no es fácil representarlos a todos. Sin embargo, el fútbol sirve para unir puentes».
El euskara, al terreno de juego
Euskara y fútbol profesional. Cuando ambos términos aparecen asociados, siempre hay margen para la polñemica. En ese sentido, la «normalización» del euskara es otro de los objetivos de Unión Tutera. En esa línea, Arrasate destacó la necesidad de aprovechar su «altavoz» como entrenadores. «Al final, es algo que hacemos con naturalidad. En nuestro staff hablamos euskara, en las ruedas de prensa tenemos presente el euskara, también con jugadores que saben euskara. Ese es un mensaje potente, para la juventud escuchar a sus referentes en euskara es decisivo», añadió.
En la Real los de casa hablan euskara en el día a día, pero al igual que ocurre en la calle, también hay «malas tendencias» en el grupo, asegura Labaka. «Tendemos a hablar castellano con demasiada facilidad. Si sólo hay uno que no habla euskara, somos los demás los que cambiamos al castellano, nos cuesta decir que nosotros hablemos euskara porque somos euskaldunes. Hay una oportunidad para cambiarlo», destacó.
En términos similares se expresó Arrasate. «Tenemos límites, al final jugamos en la Liga española y tenemos unas reglas», afirmó. Sin embargo, el de Berriatua ha manifestado en numerosas ocasiones la necesidad de utilizar y normalizar el euskara en público. El último ejemplo, tras la derrota de la semifinal de la Supercopa española en Arabia Saudí ante el Barça y la pregunta en castellano del periodista de ETB. «No fue culpa del periodista, pero después de las cuatro respuestas en castellano, teníamos la oportunidad de promocionar el euskara en Arabia Saudí y por eso respondí en euskara».
En palabras de Labaka, a veces la Real «castellaniza» más que «euskalduniza», ya que a veces los jóvenes que hablan euskara en su día a día aprenden castellano en el club. «Y eso no es un límite puesto por la Liga española, son nuestras fronteras, fronteras internas, y en eso tenemos que poner fuerzas», afirmó.
Desde La Caserna...
Sabadell ha sido testigo de la revolución que vivió el sector industrial en un amplio perímetro de la ciudad y, con ella, de las luchas sociales, así como espejo de las iniciativas que surgieron ante el cambio de régimen. Una de ellas fue la ocupación de las instalaciones del cuartel que albergó las dependencias de la Guardia Civil para crear la Escola de Fútbol La Caserna. Aunque heredado posteriormente por el Ayuntamiento, en 2017 se volvió a ocupar y entre varios proyectos se creó la Escola de Fútbol. Presas se incorporó pronto al proyecto.
Así, Presas explicó que el proyecto tiene tres ejes. El primero, la implicación de las familias, «que deben implicarse en el desarrollo de la actividad, en la búsqueda de partidas, en la equipación», dijo. «La segunda pata es el aspecto metodológico, era importante crear un espacio inclusivo. Y es que el mundo del fútbol genera una gran marginación por los recursos económicos, las limitaciones de habilidad o la falta de documentación». Y la tercera: «Enfocar todo a pasarlo bien y no a ganar».
Siguiendo esto, Oleguer también tuvo tiempo de criticar la esencia del fútbol de hoy. «El fútbol forma parte de la sociedad y la izquierda lo entendió históricamente como un espacio tóxico al que se ha renunciado. Para mí, eso es un error. Hay que intervenir e influir y poner la voz de la justicia social y de otras miradas», subrayó.
... a Unión Tutera
De la idea inicial de tres o cuatro jóvenes han llegado a implicar a bastantes personas en Unión Tutera. «El club fue creado hace tres años por varios jóvenes tudelanos para promover a través del deporte valores respetuosos ligados al euskera y a la diversidad, y ya han conseguido el paso más importante», comentó Tania González: «Conseguir visibilidad». «Con ello conseguimos que cada vez más personas de la sociedad de Tutera participen en el fútbol y vean este deporte como una herramienta para transmitir valores como el feminismo, trabajar el tema del racismo o tejer redes en la Ribera», subrayó.
En materia de euskara, reconoció que «las instituciones y el contexto sociolingüístico no nos ayudan, pero la gente nos conoce, queremos que se acostumbren porque aquí vamos a seguir». De momento cuentan con un equipo masculino y otro femenino, este último de fútbol sala. «Parece que el fútbol es un espacio violento, que ha perdido ese romanticismo ancestral, pero en el campo todo se iguala; da igual tu orientación sexual, tu ideología. Así que queremos recuperar esa esencia, volver a esa pasión».