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Cierre provisional de la huelga de estibadores en EEUU con un acuerdo salarial

Tres días han estado los estibadores en EEUU en huelga. Exigían mejores salarios y garantías de que la automatización no destruirá sus puestos de trabajo. Finalmente, un acuerdo salarial y el compromiso de seguir negociando el resto de materias ha puesto fin al paro.

Manifestación de estibadores en la terminal Red Hook de Brooklyn (Kyle MAZZA | AFP)

El jueves por la noche, un comunicado conjunto firmado por el sindicato de estibadores International Longshoremen’s Association (ILA) y la patronal de navieras USMX (US Maritime Alliance) anunciaba que se había alcanzado un acuerdo salarial que prolongaba el contrato marco hasta el 15 de enero, periodo en el que ambas partes continuarán negociando el resto de cuestiones pendientes.

Apenas tres días y una cola de barcos en los puertos que pasó de tres portacontenedores a 54 han sido suficientes para que la huelga que comenzó el 1 de octubre en 36 puertos de la costa este y el golfo de México de EEUU finalizara.

El sindicato de estibadores ILA cuenta con más de 85.000 afiliados, aunque solamente algo más de la mitad, 45.000 trabajadores, estaban llamados a la huelga. Los estibadores acusaron a la patronal de no haber realizado ninguna propuesta desde hace casi dos años, a pesar de que están obteniendo beneficios récord.

En plena campaña electoral, la Administración de Joe Biden enseguida se posicionó a favor de los huelguistas. El martes, el presidente de EEUU dijo que «Los trabajadores portuarios desempeñarán un papel esencial para que las comunidades obtengan los recursos que necesitan. Ahora no es el momento para que los transportistas marítimos se nieguen a negociar un salario justo para estos trabajadores esenciales mientras obtienen ganancias récord».

En una intervención rotunda subrayó, asimismo, que «básicamente hay seis propietarios que controlan todos los puertos de toda la costa este. Han obtenido increíbles beneficios –más del 800% desde la pandemia– y están ganando decenas de millones de dólares, lo último que necesitan es sacar provecho de esto».

Tras conocerse el pacto, la Casa Blanca celebró el acuerdo. La nota decía que la negociación colectiva «es fundamental para construir una economía más fuerte desde el centro hacia afuera y desde abajo hacia arriba».

Reivindicaciones salariales

El primer día de la huelga, el sindicato de estibadores acusó a la patronal de distorsionar los hechos y engañar a la opinión pública y explicó que «el aumento de un 50% del sueldo no refleja adecuadamente la situación». El sindicato aclaró que el actual salario mínimo por hora para los estibadores es de 20 dólares, cuando en muchos estados el salario mínimo ha alcanzado ya los 15 dólares. Además, el actual sistema obliga a los trabajadores portuarios a pasar seis años para poder alcanzar el nivel salarial más alto, independientemente de las horas que hayan trabajado. En este sentido, los trabajadores se quejan de que no haya ningún incentivo que les permita avanzar más rápido por la escala: deben esperar seis años para cobrar el salario máximo.

Además, dos tercios de los estibadores están constantemente de guardia, pero sin empleo garantizado: solo cobran las horas realmente trabajadas en la carga y descarga de mercancías de los barcos. Además, esas horas son las que determinan los beneficios sociales que les corresponden. Por todo ello, los estibadores consideran que se debe ajustar toda la escala salarial porque «sus miembros no trabajan en los típicos empleos de 9 a 5».

La nota conjunta no dice nada de los términos del acuerdo salarial, pero a tenor de lo publicado por ‘The New York Times’, el aumento acordado sería del 62% en seis años, a medio camino entre el 50% que ofrecía la patronal y el 77% que exigían los sindicatos. Reuters, por su parte, señala que el salario por hora subirá desde los 39 dólares actuales a los 63, cifra que posiblemente corresponda con el salario más alto de la escala.

Otro aspecto importante en las demandas de los estibadores es el Fondo de Regalías de Contenedores. Este instrumento está gestionado por la patronal y el sindicato de estibadores y se creó para compensar a los trabajadores por las pérdidas de trabajo. Se financia con las contribuciones de las líneas navieras, que son proporcionales al tonelaje de los contenedores cargados o descargados. El sindicato reivindica que se mantenga ese carácter de complemento salarial al 100%. Al parecer, la patronal pretenden hacerse con parte de esos fondos.

La automatización

A todo ello se suma una reivindicación poco habitual: que la patronal renuncie a la automatización total o parcial del trabajo de estiba. «Las máquinas no alimentan a las familias» o «los robots no pagan impuestos» podía leerse en algunas de las pancartas de los huelguistas.


En los modernos puertos de China, Singapur o Europa cada vez se utilizan más grúas y camiones sin conductor que cargan y descargan las mercancías de los buques portacontenedores. Automatizar las tareas reduce el número de operarios, el gasto en salarios y también los errores. Sin embargo, el balance económico no es tan obvio como a primera vista parece.

Según un informe de McKinsey de 2018, la automatización, por sí sola, no mejora significativamente el rendimiento. Según los testimonios de los empresarios recogidos en el informe, los puertos automatizados «son generalmente menos productivos que sus contrapartes convencionales» y el retorno de las grandes inversiones de capital que hay que realizar no alcanza la media de la industria.

El informe señala, sin embargo, que «una planificación y gestión cuidadosas» permite superar estos inconvenientes. De hecho, la robotización es una tendencia creciente. Según un informe de Economic Roundtable, la automatización eliminó 572 puestos a tiempo completo en los puertos de Long Beach y Los Ángeles en 2020 y 2021.

«El resto del mundo nos mira con desprecio porque luchamos contra la automatización», dijo Dennis Daggett, vicepresidente ejecutivo de la Asociación Internacional de Estibadores, a las puertas del puerto de Nueva York y Nueva Jersey. «Recuerden que esta industria, este sindicato siempre se ha adaptado a la innovación. Pero nunca nos adaptaremos a que los robots nos quiten el trabajo».

Posiblemente, esta no sea la única huelga en la que se plantee poner freno a la automatización de determinadas actividades; ni tampoco la primera. De hecho, el uso de la inteligencia artificial fue una de las cuestiones clave en la huelga de actores y guionistas de Hollywood de hace un año. Tal vez, lo que se cuestiona no sea tanto el uso de la inteligencia artificial como el modo en el que se introduce y se integra en el puesto de trabajo.

Efectos limitados

El paro afectaba a casi la mitad del comercio marítimo de EEUU, entre el 40% y el 50%, de modo que una huelga larga hubiera tenido un impacto muy importante en los precios, en la producción y en las cadenas de suministro.

Sin embargo, la huelga ha terminado antes de lo que esperaban los especuladores, lo que provocó el viernes que cayera la cotización de las navieras en todo el mundo, ya que desaparecía la posibilidad de que subieran las tarifas de los fletes. En cualquier caso, la plataforma de análisis Xeneta calcula que se necesitarán al menos dos o tres semanas para reducir la congestión y que las cadenas de suministro vuelvan a funcionar.