«Migrando al euskera», un curso para facilitar el aprendizaje y la inclusión
El euskaltegi de IKA Arturo Campion ha puesto en marcha un curso gratuito de euskara dirigido a migrantes en situación de exclusión económica extrema. El perfil del grupo que se ha consolidado no se ajusta al objetivo inicial de la iniciativa, pero esta ha servido para iniciar una vía de inclusión.
Edurne, la irakasle, se dirige a la clase: «Lukasek gauean ongi lo egin du». Repite la frase y pide a sus ikasles que la digan. Luego les pregunta cómo han dormido. Liz responde que ha dormido poco.
Son pasadas las 8 de la tarde y en el euskaltegi de IKA de la calle Comedias de Iruñea siete personas migrantes reciben clase durante dos horas y media. Son alumnos de lehenengo urratsa (primer nivel), y Edurne se esfuerza para que pronuncien las frases completas. Cada cual hace lo mejor que puede, cometen errores, se ríen y ayudan. Hay buen ambiente. La palabra «iratzargailua» (despertador) es larga y cuesta pronunciarla, Edurne la escribe en la pizarra...
El grupo tiene la particularidad de que está formado exclusivamente por personas migradas. Preguntados por la razón por la que empezaron a aprender euskara, las respuestas son diversas.
Jose, argentino de 43 años, menciona la cercanía con la diáspora vasca. La motivación de Gaby, ecuatoriana de 38 años, es laboral, social y familiar. Afirma que es un idioma que se usa mucho y que su hijo lo está aprendiendo en el cole. Dayron empezó a estudiar euskara en Cuba. Sarri vivía en su pueblo, se movía mucho con «vascos que habían migrado por problemas políticos» y llegó a Euskal Herria gracias a ellos.
Fanny lleva 25 años en Nafarroa. La lengua le llamó mucho la atención y le recordó su cultura quechua, que «nos la quitaron». El menosprecio hacia el euskara que observó en un trabajo anterior supuso un revulsivo para ella, pero no podía apuntarse debido a la carestía de los cursos.
Ahora, sus nietos están aprendiendo euskara. «Esa cultura ya es de ellos», afirma, y quiere ser parte de ella. Sarita, peruana de 34 años, conoce a muchos euskaldunes, y subraya cuánto ponen en valor el hecho de que ella esté aprendiendo la lengua.
Liz, boliviana de 19 años, tiene dos tías residentes en la CAV que han aprendido euskara. Su motivación es tanto laboral como personal. Por un lado, quiere aprender el idioma para comunicarse con sus primas, que lo conocen, y, por otro lado, confiesa que le gusta.
Agus, argentino de 32 años, llegó a Sakana y le ha tocado trabajar allí en el ámbito del patrimonio cultural. Le motiva aprender euskara. Afirma que abre muchas puertas para poder comunicarse con la gente, que valora «un montón» su esfuerzo por aprenderlo. Y afirma que «Una nueva lengua te abre un nuevo mundo cultural, literatura… que a uno se le pasan cuando no la conoce».
Una experiencia nueva
Es la primera vez que la red de euskaltegis IKA imparte este curso, con el objetivo de acercar al euskara a un sector social particularmente excluido y vulnerable.
La iniciativa 'Migrando al euskera' cuenta con la colaboración de SOS Racismo, Mugarik Gabe, Setem Nafarroa y Haritu, colectivos que trabajan en el ámbito de la migración y la exclusión social. Los promotores de esta iniciativa vieron la necesidad de proponer un curso dirigido específicamente a este colectivo. SOS Racismo formó a los irakasles para adecuar las clases a la especificidad del grupo.
El plazo de inscripción se abrió en enero y en pocos días se cubrieron todas las plazas. Las clases empezaron el día 6 de febrero y el curso prosigue el ritmo habitual de siete horas y media semanales. Tal y como suele suceder, algunas personas se han descolgado, pero el grupo se ha estabilizado y el curso llegará a su fin cuando corresponde.
Aleyda Gaspar, integrante de SOS Racismo cuando se gestó la idea, comenzó el curso de euskara, aunque posteriormente tuvo que dejarlo.
«Ha sido bonito, ha funcionado», señala a NAIZ. «El grupo se llenó enseguida y los días posteriores se quiso apuntar más gente».
Cuenta que algunos pudieron apuntarse en otro grupo, aprovechando que estaban en situación de recibir becas del Gobierno, y subraya que «hay interés hacia el euskara en las comunidades de personas migrantes». Según Gaspar, el racismo es estructural y no será superado por iniciativas como esta, pero es una forma de tender un puente y hay que entenderla como una oportunidad.
Una iniciativa con futuro
El perfil del alumnado no se ajusta exactamente al objetivo inicial del curso, ya que los y las ikasles no están en situación de vulnerabilidad extrema, pero ha servido para acercar al aprendizaje de la lengua a Liz, Fanny, Sarita, Jose, Gaby, Dayron, Agus y otros que, por diversas razones, no continuaron con el curso.
Esta primera experiencia finalizará en junio, y sus promotores tienen la intención de repetirla, esta vez, desde octubre, con el mismo objetivo de llegar a personas migradas en situación de exclusión económica grave.