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Euro 2025: Un anfitrión con camino por recorrer

Al contrario de lo que ha sucedido en las dos últimas ediciones, Suiza no ganará su Eurocopa. Pero en el país helvético confían en que el torneo suponga un empujón al fútbol femenino que, sin un proyecto común potente, crece despacio y de forma desigual.

Una imagen de St. Jakob Park en el partido inaugural de la Eurocopa entre Suiza y Noruega. (Sebastien Bozon | AFP)

Las anfitrionas han ganado las dos últimas Eurocopas, algo que solo había sucedido en otras tres ocasiones, dos de ellas a cargo de Alemania, dominadora tiránica del fútbol continental durante más de dos décadas. No fue casualidad. La organización del torneo estuvo enmarcado en una estrategia global que incluía la promoción del fútbol femenino a todos los niveles, con especial incidencia en la base. Y aunque el resultado a medio plazo ha sido diferente, en buena medida porque la apuesta, sobre todo a nivel privado por parte de clubes y medios también lo ha sido, Países Bajos e indudablemente Inglaterra, son otros tras la disputa de la Eurocopa allí.

Al contrario que las dos anteriores, Suiza no ganará su torneo. Habrá que ver, de hecho, si supera su listón y alcanza las eliminatorias, por mucho que esté encuadrado en el Grupo más asequible de la primera fase. La Federación apostó por una seleccionadora experimentada y laureada como Pia Sundhague y ha introducido mejoras en la preparación del torneo pero Suiza sigue estando muy lejos de la elite continental, como demuestra, sin ir más lejos, su reciente pérdida de categoría en la Liga de Naciones.

Tampoco está claro que los efectos del torneo se dejen notar en las competiciones domésticas. Aunque hace ya 55 años que se fundó, la Superliga –en la que compiten equipos independientes con clubes profesionales masculinos– sigue siendo una competición modesta, que ve cómo sus futbolistas hacen las maletas rumbo a Ligas más potentes en cuanto empiezan a destacar. Y aunque la inversión empieza a ser importante en algunos clubes, no hay un proyecto común que permita pensar en un futuro mejor a corto plazo.

Rocío Candal es la Directora deportiva del Eibar. Antes lo fue del Deportivo y entre ambas ocupaciones, ha trabajado esta última temporada para el Grasshopper como responsable de scouting. «Hay una asociación de clubes pero la Liga depende de la Federación –explica–. Y más que un plan para la Liga, se están dando una serie de iniciativas ligadas a la organización de la Eurocopa, principalmente por parte de la Federación. Entiendo que algunas cuestiones que exige la propia UEFA llegarán para quedarse. Y se van dando pequeños detalles, por ejemplo éste ha sido el primer año con balón oficial, pero quedan muchísimos pasos por dar».

A todos los niveles, empezando por la escasísima profesionalización, que además depende de la voluntad particular de cada club, lo que provoca que «haya realidades muy distintas. Los equipos de la parte alta están apostando, fichando jugadoras de otros países y poniendo dinero, pero los de la parte baja son amateurs». Las diferencias también se dan dentro de los propios clubes. «Los rangos dentro de una misma plantilla son muy diversos –explica Candal–. Las jugadoras locales, por ejemplo, están por debajo del salario mínimo de la Liga F y las que vienen de fuera están muy por encima. Además incluyen la vivienda, les ponen un coche eléctrico. Entienden que la jugadora que sale de la cantera puede tener un contrato más progresivo, que parte desde números más bajos, y que a la que viene de fuera, si no es con dinero no le van a convencer».

Talento joven

El salto, deportivo y económico, es grande respecto a las siguientes categorías y, aún así, surgen «cada vez más talentos, no hay nás que ver la selección (cuatro jugadoras menores de veinte años en la lista de Sundhague)». De hecho, Candal cree que «las jugadoras suizas están creciendo más rápido que el nivel de su Liga», lo que, unido a las condiciones económicas, provoca que «en cuanto empiezan a destacar, las jugadoras salen. Schertenleib se fue al Barcelona con 17 años, Noemi Ivelj que estaba con nosotros en el Grasshopper se va al Eintracht con 18, Naomi Luyet del Young Boys se va al Hoffenheim con 19... Está costando mucho retener el talento».

Las infraestructuras tampoco ayudan aunque también varían mucho. «Hay campos de hierba artificial de nivel muy bajito, la típica instalación municipal, pero Servette y Grasshopper tienen hierba natural, el Young Boys ha usado el campo principal junto al equipo masculino...».

Con todo, Candal quiere ser optimista. «Es una pena que los clubes no trabajen más en colectivo, quizá porque la propia sociedad suiza es individualista, pero hay iniciativas y se dan pasos. Por ejemplo, todos los partidos pueden verse en directo, sin sonido pero con una realización bastante cuidad, en la página web de la Liga», apunta. «El hecho de que este año vayan a Europa los dos primeros creo que también ayudará», añade.

El optimismo de Candal también es moderado en cuanto a seguimiento, la tercera pata imprescindible junto a Federación y clubes para que el crecimiento sea real. «Va poca gente a los partidos aunque en la última final se batió el récord con 10.000 espectadores. Y además la pasión por el fútbol en general está creciendo en las generaciones más jóvenes», lo que permite «pensar que irá a mejor».
 El hecho de que se hayan vendido 600.000 entadas, récord del torneo, para esta Eurocopa «es un buen dato» y Candal confía en que la disputa del torneo «enganche a más gente» y a más medios de comunicación que, de momento, tampoco ofrecen demasiado espacio al fútbol femenino. «No hay más de dos por partido. A ver si con la Eurocopa también empieza a cambiar eso», sonríe.