INFO

Bernard Hinault, Van der Poel y lo que esconde un apodo

El Tour cruza Yffiniac y sube el Mûr de Bretagne, trazando una línea entre Bernard Hinault, el ‘Blaireau’ (tejón) indomable, y Mathieu van der Poel, heredero del querido ‘Pou Pou’. Dos formas de correr, dos apodos, una misma pasión que cruza generaciones.

Bernard Hinault en su localidad natal, Yffiniac, por donde pasa hoy el Tour. (Loic VENANCE | AFP)

Al Tour le suele gustar dejar algún guiño hacia sus grandes campeones, pequeños homenajes a lo largo de las 21 etapas que forman su recorrido. Por eso, no es casualidad que la séptima etapa pase por la pequeña localidad de Yffiniac, un pueblo de la costa bretona con no más de 5.000 habitantes y también, la localidad natal del mejor ciclista francés de la historia.

Bernard Hinault apareció en el ciclismo cuando se apagaba la estela alargada de Eddy Merckx, mostrando un coraje y una ambición dignos del campeón belga. Por eso se presentaba año tras año en la salida de la París-Roubaix y la criticaba una vez terminada la carrera. Cuando finalmente consiguió ganarla, insistió, «es una carrera que no me interesa», pero volvió a presentarse al año siguiente.

Esa misma determinación se reflejaba en su rostro en la quintaetapa de la París-Niza del 84. Había logrado dejar atrás al líder, Robert Millar, y marchaba escapado buscando arrebatarle el liderato. En ese momento, unos trabajadores de los astilleros Ciotat bloquearon el paso de la carrera. Hinault no tenía intención de parar a discutir con ellos la reconversión industrial que llevaba a cabo el gobierno de Mitterrand y contra la que se manifestaban. Se bajó de la bici y trató de abrirse camino a puñetazos. Después amenazó con abandonar la carrera, pero finalmente siguió adelante.

A lo largo de toda su carrera acumuló maillots amarillos, maglias rosa y arcos iris, hasta completar uno de los palmareses más completos en la historia del ciclismo. Es el único corredor en haber ganado las tres grandes vueltas al menos dos veces y sigue despertando admiración entre los franceses. Sin embargo, ese mismo carácter, a veces tan duro, le ha dificultado ser un ciclista más querido. Por eso le llamaban ‘Blaireau’ (tejón), en referencia a ese animal conocido por su carácter agresivo y su resistencia.

Nunca alcanzó los niveles de cariño que generaba Raymond Poulidor, un ciclista que no ganó el Tour, ni siquiera llegó a vestir de amarillo, pero que fue, seguramente, el corredor más querido por los franceses. Por eso se le conoció simplemente como ‘Pou Pou’.

En 2019, cuando Poulidor murió, Hinault fue una de las personas que portó su ataúd. Allí estaban también ciclistas como Thévenet, Lucien Aimar, Duclos-Lassalle o Luc Leblanc. Estaban, por supuesto, su yerno, Adrie van der Poel y su nieto Mathieu.

Poulidor vivió lo suficiente como para ver la exhibición de Mathieu en la Amstel Gold Race y el primero de sus Campeonatos del Mundo de ciclo-cross. Esos días se le pudo ver radiante, abrazando a su nieto en el podio. Antes de eso, cuando Mathieu era solo un juvenil prometedor, ‘Pou Pou’ se paseaba por la salida del Tour junto a él, presumiendo de nieto. «Voilà mon petit phénomène», le decía a la gente.

La última vez que el Tour pasó por Bretaña todavía estaba reciente la muerte de Poulidor. Por eso el Alpecin decidió vestir un maillot amarillo y morado, réplica del que había utilizado en sus años como ciclista con el equipo Mercier. La segunda etapa de aquella edición terminaba en el mismo sitio en el que termina la etapa de hoy: el Mûr de Bretagne. Van der Poel sabía que, ese día, era su última oportunidad para vestirse de amarillo. En la primera subida al muro atacó para lograr 8 segundos de bonificación fundamentales. Volvió a atacar en la segunda ascensión y al cruzar la meta, visiblemente emocionado, señaló hacia el cielo. Había ganado la etapa y se había asegurado el maillot amarillo que nunca pudo vestir su abuelo.

Van der Poel celebra la victoria de etapa en el Tour de 2021, en el Mûr de Bretagne. (Michael STEELE/POOL/AFP)

La trayectoria de Van der Poel después de aquel Tour es de sobra conocida. Se ha confirmado como uno de los ciclistas más espectaculares que estos ojos hayan visto y ha dejado duelos para la historia con Van Aert, Pogacar o cualquier otro ciclista que haya osado desafiarlo. Aunque ha tenido actuaciones muy destacadas y su trabajo fue fundamental para que su compañero, Jasper Philipsen, se llevara el maillot verde en 2023, después de aquel día en el Mûr de Bretagne no había vuelto a ganar una etapa del Tour. Hasta que, el pasado domingo, se impuso a Pogacar y Vingegaard en el sprint de Boulogne-sur-Mer y como premio añadido, volvió a vestirse de amarillo.

Lo perdió tres días después, en la contrarreloj, a manos de Pogacar y sus días de protagonismo en el Tour parecían llegar a su fin. Pero Van der Poel tiene problemas para pasar desapercibido en una carrera ciclista. Y no, no extrañó que se metiera en una escapada cuando faltaban 143 kilómetros para meta. Para cuando reaccionaron Pogacar y el UAE, ya era demasiado tarde y Van der Poel recuperó el maillot amarillo por un segundo de ventaja.

Este viernes, la etapa vuelve a terminar en el  Mûr de Bretagne e igual que ocurrió en 2021, los ciclistas tendrán que pasar dos veces por esa pequeña cota de 2 kilómetros, no excesiva para Van der Poel. A pesar del derroche de la víspera, de nuevo, no sería extraño que buscara la victoria de etapa. Si lo logra, todo el mundo recordará su triunfo anterior y el homenaje a su abuelo. El inolvidable ‘Pou Pou’.