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La comunidad boliviana de Iruñea celebra dos siglos de independencia

Este 6 de agosto se celebran los 200 años de la independencia de Bolivia. El país andino lleva a cabo unas celebraciones sin precedentes que resuenan también en Euskal Herria, donde adoptan un claro componente reivindicativo y están protagonizadas por las mujeres. 

Celebración en Iruñea de los dos siglos de independencia de Bolivia. (A. I. )

«Ya habíamos organizado antes reuniones y celebraciones por el 6 de agosto. Otras veces ha sido en la Plaza de los Fueros. Hemos hecho desfiles con los trajes típicos de cada Departamento de Bolivia. Pero es que esta vez hemos cumplido 200 años, nuestro país cumple 200 años», explica Jimena Fuentes. 

El acto conmemorativo ha resultado singular. Tras irse el único varón asistente después de manifestar que hubiera preferido mover el acto al sábado, ya que muchos a los que se esperaba no han acudido por motivos laborales, se quedan solo una veintena de mujeres, que forman un círculo de sillas. 

A su alrededor, corretea una niña preciosa con diadema de flores y un adolescente se entretiene con el móvil, distraído.

«En Bolivia las mujeres siempre somos las que vamos por delante, sí. Pero siempre hay chicos detrás de nosotras. Los hombres salen y encabezan después. Pero las que organizan, las que animan, siempre somos nosotras», explica al único periodista Margarita González. 

«Los hombres se apuntan luego a estas cosas, más tarde. Ellos siempre están trabajando. Yo estoy aquí porque tengo fiesta o tengo más flexibilidad. Siempre es más fácil que nosotras, las mujeres, nos podamos mover por la flexibilidad de los trabajos que hacemos. Ellos tienen un horario más rígido», les justifica Fuentes. 

Margarita González repasa los banderines de los nueve Departamentos. (A. I.)

«Celebramos los 200 años del Grito Libertario –sigue exponiendo González–. Nuestro Grito Libertario se lo debemos a nuestros héroes de la patria: Simón Bolívar, Antonio José de Sucre. Ellos nos dieron la libertad. Antes éramos el Alto Perú». 

La mujer migrada, mientras enumera sus hechos patrióticos, muestra vídeos en su móvil de los grandes desfiles que, desde ayer, se celebran en La Paz. Preguntadas sobre lo duro que debe ser no estar allá, González y Fuentes confiesan que sí, que se les hace duro no estar con sus familias un 6 de agosto tan especial. 

La última mujer en hacer entrada reparte banderines de mano con la bandera boliviana. «Creo que deberíamos comenzar poniendo nuestro himno nacional», propone. Las demás aceptan encantadas. 

Enseguida arranca la tonada desde un gran altavoz que se ha colocado junto a una mesa cubierta con la bandera de cuadros indígena, la Whipala. Atrás, unos globos forman la bandera del país. 

Una vez terminado el himno, sienten que se les ha quedado corto. Juana Erika sugiere entonces continuar con otro himno, el 'Salve Patria'. Y nuevamente todas cantan. Ninguna duda con la letra. 

Una vez sentadas todas en círculo de nuevo, Juana Erika, promotora del acto, aclara que la reunión es una celebración, pero también algo más que eso.

«Quería hacer una reunión un poco más patria, no centrada en bailes ni en vírgenes. Yo quiero hablar también de cómo están saqueando nuestros recursos, quiero decirles que aunque estemos tan lejos, tenemos que seguir peleando», les cuenta.

Juana Erika les habla del expolio del mineral de litio en su país por parte de EEUU, de Rusia y de China. Apela al alma guerrera del resto de mujeres, pues sabe que detrás de sus sonrisas y los trajes y zapatos bonitos con los que han acudido a la celebración, son mujeres fuertes que han vivido mucho. 

«No podemos olvidar, tenemos que seguir protestando. La persecución a los indígenas sigue. El litio, que en nuestro país surge de la tierra como si fuera sal, se lo están llevando. No podemos quedarnos aquí, en nuestra zona de confort», afirma. 

«Yo soy paceña. Vengo de la Guerra del Gas. Y sé que la mayoría de ustedes son de la Cochabamba, así que estuvieron en la Guerra del Agua. Yo estuve presente en la plaza Murillo, en la primera línea. Las balas me pasaron al costado. Sufrí la hambruna cuando los comercios cerraron por miedo a los saqueos. Nos tenemos que ayudar entre nosotras, tenemos que enseñar a nuestros hijos de dónde venimos, educarlos en nuestros valores y en el sentido de la patria», les urge Juana Erika. No levanta la voz, sino que se sincera despacio, con sentimiento, buscando empatizar con el resto. 

Debate sobre la pérdida de identidad entre mujeres bolivianas en el día de la Independencia de su país. (A. I.)

Enseguida se abre un debate sobre la pérdida de la identidad. Sobre lo difícil que es tener hijos que ya se dicen españoles, y no bolivianos. Hijos a los que ya nadie, salvo ellos, les habla ya del Grito Libertario y de Bolívar. «Debemos hacer patria para nuestros hijos, inculcarles el patriotismo», coinciden varias de ellas. 

Varias proponen reunirse más a menudo y cantar también los himnos de los nueve Departamentos: Oruro, Cochabamba, Tarija, La Paz... Dicen que, de otro modo, «perderemos lo que somos». También proponen reunirse el 12 de octubre para cantar "El Canto de las Américas", confrontando así con la visión española de la efeméride. 

Hablan de lo difícil que es encontrar comida y de los esfuerzos que les cuesta no ir perdiendo, por comodidad, elementos que constituyen parte de su esencia. Surgen, además, miedos más hondos. 

Así, Juana Erika comenta que Europa se está partiendo en dos y si gana uno de los bandos, el que no quiere a los inmigrantes, los políticos harán lo que puedan por echarlas del país. «¿Adónde iremos? ¿A Bolivia de nuevo? ¿Y qué nos quedará allá, sino ruinas? Por eso tenemos que estar unidas, no olvidar la patria y seguir luchando».