«Tras 50 años, en los despachos siguen mandando los hombres»
Esther García, primer premio Donostia del 73º Zinemaldia, asegura que en los 50 años que lleva como productora no ha notado cambios en los despachos de plataformas y televisiones, «que siguen dominados por hombres». Recogerá el premio con respeto, por la exposición social a la que se ve sometida.
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Esther García, productora de El Deseo que esta noche recibe el primer Premio Donostia de esta edición, ha reconocido sentirle abrumada por el premio, aunque se ha mostrado agradecida y divertida en sala de prensa. «Siempre que he venido a esta sala ha sido acompañando a personas muy importantes en este mundo de la cinematografía, el último fue Pedro Almodóvar, y claro, la sala estaba abarrotada. Ahora, parece que no hay tanto interés, ¿por qué será?», decía entre risas, al ver sala sala a medio llenar. Ya en serio, aseguraba que recogerá el premio con «mucho orgullo y alegría» pero sobre todo con responsabilidad, por la exposición a la que la somete el premio: «Me obliga a expresarme y comunicar mis ideas y opiniones, que son poco conocidas, y siento que todo lo que digo y hago ahora está bajo una mirada a la que no estoy acostumbrada», lo que no le quita el orgullo de ser la primera productora que recibe el Premio Donostia, que acoge con especial ilusión «porque el festival ha decidido abrir una línea más allá de directores y actores, que han sido los merecedores hasta ahora».
La productora ha reivindicado que el suyo es un trabajo creativo, «uno de los más creativos que hay en el audiovisual», por la cantidad de decisiones que, junto a directores y directoras, han de tomar y que influyen en la versión final del proyecto. «La primera es tener cinco guiones sobre la mesa y elegir uno, porque esa elección convierte una idea en posible película. A partir de ahí la relación que se establece con el director o directora para convertir esta idea en la futura obra requiere de la participación absoluta del productor, porque un director puede querer que el protagonista sea desconocido y el productor que tiene que ser Antonio Banderas. Esa comunicación entre ellos, las decisiones que tomen, cambiarán totalmente el rumbo de la película. E imagínate la cantidad de decisiones que se toman, los actores, el presupuesto, a qué festivales vamos a ir, rodar en interior o estudio... esa relación marca la diferencia», ha asegurado.
Frustraciones y mucho trabajo
Preguntada por sus inicios en un mundo dominado por los hombres, ha asegurado que nunca ha pensado en tirar la toalla, aunque ha reconocido que ha tenido que aprender a gestionar sus frustraciones por las limitaciones que ha tenido que soportar por ser mujer. «La primera dificultad fue entrar en un equipo: no había forma elegir más que entre secretaria de producción, screen o sastra para mujeres. Era frustrante tener que elegir solo entre eso cuando había tantas oportunidades», ha lamentado. Ha contado que le hubiera gustado acercarse a la cámara, «pero esa posibilidad no existía». Se puso a trabajar, aprender y trazar un camino hacia un objetivo más realista, «hacer bien mi trabajo y que confiaran en mí para darme la opción de pasar al puesto siguiente». Así fue como conoció a los hermanos Almodóvar, «que me pusieron en un lugar desde el que podía acceder a donde estoy ahora. He estado 39 años en El Deseo, y os aseguro que eso marca», ha aseverado.
Es por eso que, a las nuevas directoras y directores, les recomienda tener «capacidad de trabajo, ganas, constancia, pasión y no cansarse de buscar», y en lo personal tener «empatía, ganas de disfrutar y una enorme capacidad negociadora», porque considera que la producción es «negociar una y otra vez; cada cosa que se escribe y cada petición siempre es negociable».
Preguntada por si los despachos siguen siendo de los hombres, no ha pestañeado al responder que «sí, sin duda». Ha valorado que en los últimos años haya subido el porcentaje de mujeres en áreas del audiovisual que antes estaban casi vetadas a la mujer, como la dirección, la composición musical o el guion, «pero los despachos de las plataformas y de las televisiones siguen siendo de hombres, y ahí se toman grandes decisiones».
Del no a ‘Vacas’ al sí de ‘Sirat’
El tener que tomar decisiones sin cesar conlleva equivocarse de vez en cuando, lo que le sucedió con ‘Vacas’ de Julio Medem, que descartó. «Fijaos hasta dónde se puede equivocar uno», ha asegurado. Mejor puntería ha tenido con ‘Sirat’ de Oliver Laxe, que acaba de ser seleccionada para competir en el apartado de mejor película de habla no inglesa en los Oscar. Cree firmemente que va a ganar, porque «es una película diferente, moderna, que atrapa al espectador», pero también porque la ha comprado Neon, artífice de las campañas de películas como ‘Parásitos’, ‘Anora’ y ‘Anatomía de una caída’, todas películas extranjeras con Oscar. «Ir de su mano nos coloca en una posición favorable. Y es importante que los académicos sepan que queremos el Oscar y que vamos a luchar».
Sobre su trabajo en la película, en comparativa, ha reconocido que financiar una película de Pedro Almodóvar es «realmente sencillo, todo el mundo la quiere», pero que propuestas como ‘Sirat’ requieren «un acuerdo con una compañía internacional, una coproducción, buscar compañías, recurrir a dinero autonómico... financiar películas que no son de Pedro también para nosotros es un problema».
En ese sentido, ha opinado que en el cine vasco se están tomando «decisiones extraordinarias para la Industria en general» y en especial para técnicos y compañías vascas, en cuanto a la creación de una cantera «que se van a desarrollar de una manera más rápida cuando los rodajes son aquí». «Es un laboratorio extraordinario y contribuye a hacer más películas, porque los paisajes y la oferta de todas estas ciudades es buenísima, aquí se descubren escenarios que son sorprendentes», ha valorado, en relación a los incentivos fiscales que se aplican.
Para finalizar, sobre el discurso que tiene preparado para esta noche, ha adelantado que se siente nerviosa. «Me siento mal, he tenido que tomar alguna cosa, no sé si se me nota», se ha sincerado, y ha narrado que idear el discurso le ha costado por todo lo que necesitaba decir: «Quería hablar de quién soy, cuál es mi origen, cuales con los pilares de mi vida, que es lo que realmente me importa, y también quería dar las gracias a tantas personas...», ha detallado, y ha remarcado que la posición en la que se encontrará también supone una responsabilidad, porque «creo que hay muchas cuestiones que cuando tienes un micrófono delante no puedes no decirlas –alguna pista nos da el lema ‘Genocidio STOP’ que ha llevado en el vestido–. Seguro que algo se me escapa o no lo digo con suficiente énfasis o pasión, porque no estoy acostumbrada a modular mi manera de expresarme, y seguro que algo se me queda».