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El futuro de Cisjordania, clave en una hoja de ruta con sabor a ultimátum

La propuesta estadounidense, aderezada a su gusto por Netanyahu, afectará no solo a Palestina, sino también a los países del entorno. El plan, conciso en las exigencias a Hamas y vago en las obligaciones de Israel, atiende a las urgencias de Tel Aviv, que no oculta su anhelo respecto a Cisjordania.

Una niña palestina observa tras unas rejas a un soldado israelí en Hebrón, Cisjordania. (Mosab SHAWER | AFP)

La propuesta presentada por Donald Trump, que en primer término ha servido para aliviar la presión diplomática sobre Israel y situar el foco en Hamas y en el conjunto de la resistencia palestina, tiene derivadas en el tablero regional y un elemento especialmente reseñable, como es el futuro de Cisjordania, asunto orillado por la preocupación en torno a Gaza, pero clave para la pervivencia del pueblo palestino.

En términos generales, el plan, en el que se hace mención a la ayuda humanitaria y a la reconstrucción de la Franja, pero siempre con condiciones, y donde toda alusión a un Estado palestino o a los pasos que debe dar Israel es deliberadamente vaga y condicional -sobre todo tras pasar por el cedazo de Benjamin Netanyahu-, representa más una respuesta a las ambiciones de sus patrocinadores que una verdadera hoja de ruta hacia la paz. Así lo ven fuentes conocedoras de las negociaciones, que en contacto con GARA han dibujado el escenario que se abre ahora tanto en Palestina como en los países limítrofes.

VECINOS CON INTERESES Y PROBLEMAS

Entre estos, uno de los más concernidos es Líbano, escenario también de combates y bombardeos israelíes. Aunque la situación es ahora de cierto stand-by, Hizbulah, disparando de forma intermitente a través de la Línea Azul -demarcación entre Líbano e Israel, fijada por la ONU en junio de 2000-, y el Estado sionista, que mantiene sus ataques, siguen midiéndose.

El grupo chií ha insistido en que solo un alto el fuego real en Gaza abrirá el camino a una calma duradera en la frontera libanesa, y estas fuentes consideran que si Hamas acepta el plan de Washington aumentará la presión sobre Beirut y que agentes como el Estado francés, EEUU y Naciones Unidas intentarán desempeñar un papel de supervisión. Sin embargo, también creen que Hizbulah exigirá garantías por escrito y que es poco probable que acepte una contención unilateral, y opinan que el riesgo de nuevos intercambios de golpes seguirá siendo alto hasta que se produzca una desescalada visible en Gaza.

Siria, por su parte, rechaza el plan cocinado en la Casa Banca por considerarlo poco más que un cambio de nombre de la ocupación. Las declaraciones que llegan desde aquel país, donde ahora gobiernan milicias islamistas secundadas principalmente por Turquía, presentan la propuesta de Trump como una forma de afianzar el control israelí sobre la Franja mientras se externaliza su administración a un comité internacional. Las fuentes en contacto con este diario estiman que Damasco aprovechará los foros internacionales para promover esta interpretación, pero evitando al mismo tiempo la confrontación directa con Israel a lo largo de la frontera del Golán.

Indican, al respecto, que los disturbios en el sur del país y la frágil situación económica aconsejan cautela a sus mandatarios, y aunque las milicias aliadas podrían poner a prueba estos límites, creen más probable que el régimen prefiera quedarse en la retórica a una incierta aventura militar.

Respecto a la política interna, Irak lidia con un equilibrio incluso más delicado que el sirio, y Bagdad, señalan estas fuentes, no desea convertirse de nuevo en campo de batalla.

Destacan, en todo caso, que las milicias alineadas con Irán conservan capacidad de atacar objetivos estadounidenses si consideran que el acuerdo que está sobre la mesa no es más que una tapadera para prolongar la influencia de EEUU. El interés del Gobierno iraquí pasaría por preservar el diálogo tanto con Washington como con Teherán, al tiempo que se contiene la actividad de las milicias. En esta línea, creen que cualquier iniciativa de la ONU que combine un alto el fuego en Gaza con el fomento de la confianza en la región daría a Irak una cobertura política para mantener su postura.

Y en Irán sigue prevaleciendo el principio de que deben respetarse los derechos de los palestinos y que ningún acuerdo debe consolidar el control permanente de Israel. La estrategia de Teherán, según analizan estas fuentes, consiste en implementar las respuestas a través de sus aliados, ajustando la presión en función de las señales percibidas sobre tres puntos: la credibilidad de un alto el fuego, el trato a los prisioneros y los detenidos, y cualquier movimiento israelí en Cisjordania que equivalga a una anexión encubierta.

Consideran que Irán evitará un enfrentamiento directo, pero que no dudará en fomentar cierta presión si percibe que el proceso es una tapadera para consolidar la ocupación. Entre bastidores, es probable que aconseje a Hamas que evite el rechazo rotundo del plan estadounidense, al tiempo que exige garantías más firmes sobre la liberación de prisioneros, la retirada israelí y el papel de la supervisión interna- cional, una postura que le permitiría aparecer como un país con principios y pragmático.

RIESGO SOBRE CISJORDANIA

Pero más allá de sus réplicas regionales, para estas fuentes la característica más llamativa del debate actual es el silencio en torno a Cisjordania en gran parte de los medios de comunicación internacionales. Señalan que los medios de referencia global, de habla inglesa, están absortos en Gaza y en la situación de los rehenes, mientras sus homólogos árabes se fijan en la expansión de los asentamientos, pero sin prestar la atención que merece a la soberanía.

Por el contrario, en el Gabinete de Netanyahu la idea de «aplicar la soberanía» israelí al Área C -uno de los tres sectores administrativos en los que el Acuerdo de Oslo divide Cisjordania; representa el 60% de su territorio y es donde se hallan los asentamientos ilegales israelíes- y otras partes estratégicas de Cisjordania sigue ganando terreno. Se está hablando, con otras palabras, de la anexión, y con ministros de extrema derecha defendiendo abiertamente tales medidas, estas fuentes alertan del riesgo de una política de hechos consumados que se aplique antes de que se pueda articular una reacción internacional.

Por otro lado, no pasan por alto, como elemento de incertidumbre, la política interna israelí. La coalición gobernante, recuerdan estas fuentes, es frágil y dependiente de socios de extrema derecha que podrían hacerse a un lado si se sienten traicionados. La evocación del primer ministro británico Neville Chamberlain y su política de apaciguamiento con el nazismo por parte de Bezalel Smotrich es, a su juicio un claro ejemplo, de la presión a la que se enfrenta el jefe del Gobierno por parte de su ala más ultra. «La disculpa servil de Netanyahu a un Estado que apoya y financia el terrorismo es una vergüenza«, escribió su ministro de Finanzas tras la petición de disculpa a Qatar por el ataque de Israel a Doha.

PIEDRA DE TOQUE PARA LA ONU

Los partidos de la oposición podrían aportar una red de seguridad al mandatario israelí a cambio de límites a la anexión o de nuevas elecciones. Pero estas fuentes advierten de que una campaña electoral podría avivar una retórica más intensa sobre Cisjordania y dar lugar a nuevos compromisos de anexión. Por contra, un acuerdo provisional liderado por el centro podría retrasar tales medidas, aunque sería improbable que las revirtiera.

En esta tesitura, destacan que la ONU no puede obligar a Israel a cambiar de rumbo, pero sí conserva poder simbólico y de convocatoria -se ha visto en la Asamblea General-, y es uno de los pocos foros en los que se puede forzar el debate sobre Cisjordania, evitando la absorción silenciosa del territorio. Al respecto, creen que el papel verificador de Naciones Unidas, especialmente si se le encomienda la supervisión sobre la Franja de Gaza, podría extenderse a cuestiones más amplias si los Estados coinciden en conectar estas vías.

Siguiendo con la ONU, estas fuentes opinan que la labor de ayuda humanitaria será su piedra de toque, pues todas las miradas estarán puestas en sus agencias para que proporcionen ayuda a Gaza, muestren ecuanimidad y demuestren que la presencia interna- cional puede marcar una diferencia significativa en la vida de las personas sobre el terreno, incluso cuando la realidad política a largo plazo amenaza con endurecerse hasta el punto de ser irreversible.

Mirando el cuadro completo, todo parece indicar que el plan pergeñado por Trump y matasellado por Netanyahu puede ser más una pausa que un acuerdo resolutivo. Que Hamas lo acepte, que Netanyahu sobreviva políticamente y que las acciones de Israel sobre el terreno se ajusten a los compromisos fijados en el documento determinarán, según sostienen estas fuentes, si este momento se convierte en un auténtico punto de inflexión o en otra representación teatral.

Asimismo, Líbano, Siria, Irak e Irán acompasarán su respuesta a las señales que lleguen de Gaza, mientras siguen de cerca los intentos israelíes de acometer una anexión progresiva de Cisjordania, anhelo de los sectores cerriles del sionismo imperialista, cuya única hoja de ruta pasa por la erradicación del pueblo palestino.