Las monedas digitales, instrumentos de poder
La tecnología que sostiene el Bitcoin ha abierto muchas posibilidades a la creación de monedas digitales y a la creación de nuevos sistemas de pago, más rápidos y seguros. Las grandes potencias se están posicionando para afianzar su poder o socavar el del adversario en un escenario abierto
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Al margen de la especulación, el Bitcoin ha supuesto la aparición de una tecnología que permite la creación de monedas digitales y sistemas de pago mucho más rápidos y seguros que los actuales. Las monedas digitales puede estar respaldadas por otras monedas –como el dólar o el yuan–, por deuda pública –bonos del Tesoro– o carecer de respaldo, como en el caso del bitcoin y son la base de los nuevos sistemas de pago que se están experimentando.
Las grandes potencias ha asumido diferentes estrategias en este aspecto. Mientras EEUU apuesta por el desarrollo de monedas digitales, China ha prohibido su uso, aunque su Banco Central ha sido uno de los primeros en lanzar una moneda digital de banco central, las conocidas como CBDC. En la Unión Europea, el BCE apuesta por la creación de una CBDC, pero existen muchas reticencias al respecto.
La estrategia de EEUU
Donald Trump firmó una orden ejecutiva sobre esta materia el 23 de enero. En ella instruía a los principales responsables económicos a que buscarán la manera de integrar los activos digitales en el sistema financiero tradicional. La apuesta estaba lanzada.
Primero revocaron la SAB 121, una norma contable que obligaba a los bancos a incluir los depósitos de criptomonedas en sus balances. La idea era supervisar y controlar el riesgo que suponía para los bancos tradicionales operar con monedas digitales, pero en realidad consiguió que abandonaran esos activos al aumentar el riesgo que asumían. Su abolición llevó a los bancos de Wall Street a ofertar la custodia de depósitos de criptomonedas. Y con los bancos dentro del campo de juego, se rompía el monopolio que habían ejercido los portales de intercambio de criptomonedas hasta entonces.
La segunda orden ejecutiva de la Administración Trump ordenaba la creación de una Reserva Estratégica de Bitcoin y de activos digitales
La segunda orden ejecutiva de la Administración Trump, firmada el 6 de marzo, ordenaba la creación de una Reserva Estratégica de Bitcoin y de activos digitales. Una decisión que daba al bitcoin la categoría de activo de reserva. Una medida que en sí misma no tiene recorrido, más allá de posicionar al Gobierno en ese mercado como un actor clave, al dar respaldo institucional a un activo de naturaleza puramente especulativa.
La ley Genius
El tercer paso ha sido la aprobación en julio de la ley Genius que crea un sistema para regular las monedas estables (monedas digitales respaldadas por activos, ya sean dólares o deuda pública). Genius exige que esas monedas estables estén respaldadas al 100% con activos líquidos, ya sean dólares o bonos del Tesoro a corto plazo. Esta obligación protege a los usuarios de estas monedas, y al mismo tiempo garantiza que el crecimiento de estas monedas creará una demanda adicional de deuda estadounidense, un aspecto importante, ahora que China se está deshaciendo de esos bonos.
Por otra parte, las monedas digitales dan la posibilidad de realizar transacciones al margen de los tradicionales canales bancarios. De ahí que la ley obligue a los emisores a cumplir con los requisitos de la ley de secreto bancario y las normas contra el blanqueo de capitales.
La norma crea asimismo un tramo «supersenior», es decir, unas monedas digitales respaldadas por activos nacionales de EEUU y que han sido emitidas por los bancos, pero que en caso de quiebra tienen preferencia frente a otros acreedores. Ofrecen una garantía adicional que es un poderoso incentivo para que los bancos tradicionales emitan monedas estables y para que los depositantes las demanden frente a otros depósitos por su seguridad. Es además una forma de asegurar el flujo de caja –el dinero utilizado para los pagos– al mantenerse en todo momento protegido. Una medida que también mejora la estabilidad financiera.
La ley engendra una demanda persistente de bonos del Tesoro en el sector privado, lo que facilitará la estabilidad del dólar en un momento delicado por el descuelgue de China
Al parecer, los bancos eran reacios a apoyar este cambio porque restringe su capacidad de actuación. La gente y las empresas buscarán que sus depósitos estén invertidos en deuda pública, por las garantías adicionales, y esa demanda reducirá la capacidad que tienen los bancos para crear dinero.
Por otra parte, la ley engendra una demanda persistente de bonos del Tesoro en el sector privado, lo que facilitará la estabilidad del dólar en un momento delicado por el descuelgue de China. Además, incentiva la repatriación de bonos para conformar esas garantías, de modo que los intereses de los bonos se pagarán a tenedores internos, lo que significa una menor salida de recursos y unos mayores ingresos fiscales para el Estado.
Reforzar el poder del dólar
Sutilmente, la norma convierte al sector privado en demandante de deuda pública, sin establecer una obligación explícita. De ahí que estos cambios se pueden interpretar como un intento de reforzar la supremacía del dólar o como un empeño para sujetar su poder. En cualquier caso, otorga al gobierno estadounidense nuevas herramientas para regular y gravar el uso global de su moneda.
Con estos cambios EEUU busca una «redolarización» y el fortalecimiento del poder económico estadounidense en un momento en el que el peso del dólar en el ámbito internacional cae
La periodista Izabella Kaminska ha señalado que con estos cambios EEUU busca una «redolarización» y el fortalecimiento del poder económico estadounidense en un momento en el que el peso del dólar en el ámbito internacional cae. En su opinión, las monedas estables no son solo una innovación en materia de pagos, «son un puente hacia un nuevo modelo de finanzas globales más sostenible». En cierto sentido, tiene razón, ya que esta ley pone en práctica la vieja idea de obligar a los bancos a respaldar el 100% de sus activos, lo que reducirá el crédito y dará más estabilidad al sistema.
A menudo se enfatiza que la familia Trump tiene intereses en las criptomonedas, sin embargo, la regulación que ha aprobado tiene un sentido mucho más profundo. Desde el exterior, Christine Lagarde ha admitido que teme que las monedas estables estadounidenses atraigan el ahorro del resto del mundo, incluido el de la zona euro.
El camino chino
Pekín ha seguido con prevención las criptomonedas. En 2013 reconoció el bitcoin como un bien digital, pero no como una moneda de curso legal. Con esta decisión dejó claro que la emisión de dinero es prerrogativa del Estado. Posteriormente, en 2017, prohibió la mayoría de las operaciones con criptomonedas, las plataformas de intercambio y la minería. Finalmente, en 2021, la prohibición se amplió a todas las actividades relacionadas con las monedas digitales.
La emisión de monedas estables, respaldadas por otros activos, se ha permitido, incluso parecía que las autoridades animaban su creación a la que se lanzaron los grandes grupos chinos como Ant Group y JD.com. La rápida expansión de estos activos, pero sobre todo, el escaso respaldo con el que contaban, ha llevado al Banco Popular de China (PBoC) a recomendar que se detenga su emisión. EEUU ha optado por exigir una cobertura del 100%, lo que refleja el peligro que entrañan para las finanzas.

Además de los riesgos especulativos, las monedas digitales sirven para realizar pagos transfronterizos al margen de los canales oficiales, lo que parece que preocupa especialmente a las autoridades de Pekín. Por esa razón, China, además de prohibir las criptomonedas, ha sido pionera en el lanzamiento de la moneda digital del banco central (CBDC). Al parecer no ha tenido mucha aceptación popular, ya que estas monedas permiten rastrear todos los pagos y supone una importante intromisión en la privacidad de las personas. Una consecuencia indeseada que las instituciones europeas también está tratando de resolver.
Énfasis en los sistemas de pago
La estrategia china ha ido dirigida a desarrollar los sistemas de pagos utilizando la moneda digital del banco central. De hecho, ha propuesto algunos criterios para avanzar en el establecimiento de un sistema de pagos internacional, entre ellos, la interoperabilidad entre diferentes jurisdicciones y casas de cambio. Ha propuesto, asimismo, la creación de una plataforma común supervisada y respaldada por la tecnología de registro distribuido, como es la cadena de bloques.
EEUU busca reforzar internamente el dólar, China, afianzar su peso internacional
Una de las demandas de Pekín sería que los bancos centrales garanticen un suministro justo de monedas digitales para apoyar la estabilidad del sistema. «Una moneda digital emitida por un banco central no debería impedir que otro banco central cumpla con su mandato de estabilidad monetaria y financiera», señaló Mu Changchun, director general del Instituto de moneda digital del Banco Popular de China durante un seminario del Banco de Pagos Internacionales.
Posiblemente, el cálculo de Pekín sea que su superioridad comercial llevará aparejada una mayor presencia del yuan en las transacciones internacionales, en el caso de que se realicen a través de una plataforma que garantice el acceso igualitario a todas las monedas digitales. EEUU busca reforzar internamente el dólar, China, afianzar su peso internacional.