Bilbao Basket retorna al Palataki, al infierno donde tocó el Cielo con las manos
Con el habitual desbarajuste que es habitual en las competiciones organizadas por la FIBA, a última hora del miércoles se confirmaba que el eslovaco Prievidza y el Sporting de Portugal van a ejercer de comparsas del reencuentro en la cumbre entre el flamante Surne Bilbao y el PAOK de Salónica.
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El 23 de abril de 2025 no volverá. La Final de la FIBA Europe Cup 2024/25 ya acabó, por lo que no hay revancha posible en el próximo doble duelo entre PAOK de Salónica y Surne Bilbao. El 14 de enero se disputará el duelo de primera vuelta del grupo M de la FIBA Europe Cup en Miribilla y el Palataki se abrirá el 11 de febrero para acoger el choque de vuelta con el que poner punto final a esta liguilla de segunda fase antes de pasar a las eliminatorias directas.
En el habitual desmadre que acostumbra a tener la FIBA en las competiciones que organiza, en un principio se decía que el cuadro bilbaino se iba a enfrentar al Neftchi de Azerbaiyán y el Falco Vulcano de Hungría. Pero no es así. A última hora de la noche la FIBA terminaba de reconfigurar su liguilla de segunda fase en el que el Prievidza eslovaco y el Sporting de Portugal serán los otros dos equipos del grupo M, un grupo en el que siempre se ha mantenido el cara a cara entre Surne Bilbao y PAOK de Salónica.
«Seguramente nos estarán esperando. Así que habrá que entrenar muy bien y preparar el partido», apuntó, con su habitual sonrisa, el joven pívot Bassala Bagayoko sobre ese partido que les espera en el Palataki de Salónica donde levantaron el trofeo de la Copa FIBA Europa hace siete meses.
Pero aunque así fuera y aun en el peor supuesto de una derrota por paliza. Lo vivido aquel 23 de abril de 2025 es inamovible. Bien lo saben jugadores como Pantzar, Harald Frey, el citado Bagayoko, Amar Sylla y Hlinason, los supervivientes de la final de la pasada FIBA Europe Cup, igual que Jaume Ponsarnau y Javi Salgado, que cometerían un error si tomasen este enfrentamiento con el conjunto heleno como una suerte de reválida. Los hombres de negro superaron aquel infierno para tocar el Cielo. El Palataki escupía sapos y culebras mientras los bilbainos alzaban el trofeo y la grada huía en desbandada para tener la fiesta en paz.

Aquello ya pasó. Los dos equipos han llegado a esta segunda liguilla con un balance de 5-1, con un equipo renovado, incluyendo a un Marvin Jones que ha cambiado Bilbo por la ciudad helena y que en su caso revive aquel 23 de abril cada vez que pisa el Palataki. Sin duda será un partido especial el del 11 de febrero y tampoco habrá que descartar que un retén de «descamisados» asome por Miribilla en el duelo de primera vuelta, en un Bilbao Arena seguramente menos sobreexcitado que por aquellos días de abril. El talante de los aficionados helenos será problema suyo, y si causan algún problema, toda la responsabilidad será suya y las vitrinas seguirán vacías.
No solo acompañantes
Mientras, el Prievidza caía por un punto frente a la Cibona de Zagreb en la eliminatoria previa a la primera liguilla, pero pasó como «lucky loser» y en el grupo D sumó un balance de 4-2, suficiente para acceder esta segunda liguilla. El Sporting de Portugal, por su parte, se ha clasificado segundo del grupo G con un balance de 4-2, cerrando su participación en esta liguilla por todo lo alto: 121-67 frente al Valcea rumano para huir del average negativo del Rasta Vechta alemán, que precisaba de la derrota lusa para seguir su aventura europea.
En fin. Quien opine que el grupo M solo vaya a ser el cara a cara entre PAOK y Surne Bilbao, se equivoca. Por si acaso, el partido del 10 de diciembre en Miribilla ante el Sporting y el día 17 en tierras eslovacas habrá que ir anotándolas en rojo, no vaya a haber algún descuido que convierta los duelos ante el cuadro heleno en obstáculos todavía más difíciles.
Si los hombres de negro cumplen con su condición de favoritos ante Prievidza y Sporting de Portugal, los duelos ante el PAOK serán una fiesta, en especial el regreso al palataki el 11 de febrero de 2026, última jornada de esta liguilla de segunda fase, un bonito recuerdo de cuando se tocó el Cielo con las manos, y no la mentira de una revancha o una reválida que nunca tendrá lugar.