La canasta está a la misma altura y a la misma distancia en el Zalgirio Arena que en Zurbano
Después de los 71 puntos que Kosner Baskonia le endosaba el domingo a Surne Bilbao en 20 minutos, los pupilos de Paolo Galbiati tienen el reto de ganar otra vez a domicilio. Y precisamente, el feudo del Zalgiris Kaunas es el último en el que los gasteiztarras ganaron en una cancha llena.
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Una de las escenas más icónicas de la película «Hoosiers. Más que ídolos» muestra cómo el 'Coach' Norman Dale –Gene Hackman– ordena a su plantilla tomar las medidas de la cancha de Indianapolis en la que los jugadores del instituto de Hickory van a jugar la final estatal. El entrenador hace que sus muchachos comprueben con sus propios ojos que aquel inmenso escenario guarda, en realidad, las mismas medidas que el diminuto gimnasio de su pueblo, de forma que mentaliza a sus muchachos para afrontar la finalísima libres de miedos y complejos.
Algo así podría hacer Paolo Galbiati con sus jugadores, ahora que afrontan este martes a las 19.00 un complicado enfrentamiento en el Zalgirio Arena, una de las canchas más calientes y difíciles de la Euroliga, epicentro de los mayores logros de la escuadra lituana, que con un balance de 7-5, ocupa la quinta plaza de la Euroliga.
Este remozado Baskonia volvió a Zurbano, tuvo tiempo para entrenarse y pudo vapulear al Bayern de Múnich el viernes, un 95-73 que solo fue el preludio del monumental 110-91 con el que los gasteiztarras sometieron a Surne Bilbao en el derbi vasco del domingo, un duelo marcado por los ¡71 puntos! que lograron los alaveses en los 20 primeros minutos, un récord que los pupilos de Galbiati igualaron con el Real Madrid, que anotó 71 tantos en la primeras mitad en su duelo frente a Valladolid en 1996.
«Somos jóvenes y nos falta experiencia», es uno de los latiguillos que más usa el técnico lombardo. Pero si bien hasta ahora Paolo Galbiari ha empleado ese sonsonete como medio para justificar malas actuaciones y derrotas, estos días le ha dado otra perspectiva a su frase. «Somos jóvenes y nos falta experiencia, pero cuando tenemos tiempo de entrenar, somos buenos», dijo después de la victoria ante el Bayern de Múnich, frase que volviera a emplear tras la exhibición en el derbi del domingo.
«Si podemos anotar un 70% de tres puntos y defender bien estoy muy contento», bromeaba Paolo Galbiati al final del derbi. Pero lo cierto es que esos porcentuales suelen caer en picado cuando juegan lejos de casa, donde solo han cosechado la ajustada victoria en casa del Covirán Granada, colista de la Liga ACB, sin que ninguna visita del torneo continental haya terminado con victoria hasta el momento.
Un espejo donde mirarse
El duelo entre gasteiztarras y bilbainos marchaba siempre en favor de los primeros, pero los hombres de negro aguantaban hasta una jugada que puso el 43-40 en el marcador, ya cerca del descanso: una jugada cerrada con una técnica a Tim Luwawu-Cabarrot que el alero francés se lo tomó como algo personal. Tan personal, que no dudó en dedicar sus siguientes triples –cinco sin fallo– así al banquillo bilbaino como al propio trío arbitral (!). ¿Hubiera visto una segunda técnica en caso de haber tenido alguna reacción así fuera de casa? Eso nunca se sabrá, pero lo cierto es que los colegiados decidieron admitir su sobreexcitación y hasta el propio Galbiati, aunque lo conminó a que bajase de revoluciones durante un tiempo muerto, dejó que el alero jugase su partido más desatado desde que llegase a Gasteiz.
Si bien el contexto es otro, el alero francés se está erigiendo en el líder indiscutible de este nuevo Baskonia. Un Baskonia en el que la irregularidad absoluta tiene en Luwawu-Cabarrot su principal excepción. Promedia casi 20 puntos por partido, siendo los duelos ante la Virtus y Panathinaikos, ambos con 16 tantos en su casillero, han sido sus peores anotaciones, mientras que los 25 que convertía frente a Dubai ha sido su tope hasta el momento. A eso le añade 3,2 rebotes, 1,8 asistencias y 1,1 robos para una valoración media de 17,4.
Sus porcentajes de tiro, 65% en tiros de dos, 46% en triples y 90% en tiros libres, indican que sus anotaciones no llegan tanto por volumen como por acierto y si hay algún lunar o condicionante a sus actuaciones, está en el bote. Es decir, cuantos más botes de balón dé Tim Luwawu-Cabarrot, peor juega él y su equipo.
Sabido todo eso, este Baskonia de Paolo Galbiati ya tiene un espejo donde mirarse, por más que Luwawu-Cabarrot salga desde el banquillo en bastantes ocasiones. Algo le hará falta frente a Zalgiris, para así romper de una vez un mal fario lejos de Zurbano que impide a los gasteiztarras encadenar una racha ganadora también lejos de casa.
Curiosamente, el Zalgirio Arena fue el escenario en el que, el pasado 29 de noviembre, los alaveses lograban ganar a domicilio ante un estadio lleno de gente. El 70-83 final, con todo, no esconde que aquella reacción tuvo mucho de solución desesperada. Los pupilos de Pablo Laso caían por 16 puntos, 57-41, y el técnico de San Viator se la jugó con una zona 1-2-2 y un quinteto formado por Trent Forrest, Kamar Baldwin, Nikos Rogkavopoulos, Chima Moneke y Donta Hall, porque apenas si realizó rotaciones Pablo Laso en esos minutos finales, para voltear el marcador con un parcial de 4-26. Ya es casualidad, pero Tim Luwawu-Cabarrot estaba ausente por problemas físicos y el conjunto gasteiztarras supo arreglárselas sin el alero francés.
No obstante, hay que recordar que la victoria en Kaunas del año pasado era la primera que el conjunto baskonista cosechaba desde octubre de 2019. el Zalgirio Arena siempre es un fortín y las remontadas sobre 16 puntos de desventaja no suelen ocurrir muy frecuentemente. No obstante, los de Galbiati saben tirar y saben defender, por más que a veces parezca que en el viaje se les olvide, ya que tienen menos tiempo para prepararse. Sea como fuere, esperemos que el preparador lombardo lleve una cinta métrica por si sus muchachos necesitan ayuda.