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The Fans Museum Sunderland, un lugar único en el mundo

El Sunderland ha regresado a la Premier tras siete años de ostracismo y este domingo el ‘Stadium of Light’ albergará el derbi del condado Tyne and Wear entre los ‘Mackens’ y las ‘urracas’ del Newcastle. En este reportaje, el autor nos acerca el ‘The Fans Museum’ impulsado por Michael Ganley.

El antiguo estación de tren Monkwearmouth alberga ahora este museo tan icónico. (FANSMUSEUM.ORG)

Tras 7 años de ostracismo, el Sunderland AFC ha vuelto a la Premier League en todo su esplendor, compitiendo de tú a tú con los equipos más poderosos de la liga y encaramado a los puestos nobles en este primer cuarto de competición.

Clave de este inicio exitoso han sido la decena de fichajes que ha realizado para este curso, jugadores curtidos o con calidad contrastada que poco tienen que ver con la plantilla repleta de canteranos y jóvenes imberbes de cursos anteriores. A pesar de ello, todavía prevalecen símbolos que hacen a los Black Cats reconocibles: su estadio, sus colores y, sobre todo, su afición.

Uno de esos hinchas acérrimos e incombustibles es Michael Ganley. Nacido en la propia ciudad norteña, y reconocido coleccionista de camisetas y material futbolístico, lleva más de treinta años recopilando todo tipo tesoros y antigüedades, la mayoría referentes al club de su vida, pero también de entidades internacionales y selecciones nacionales. Desde camisetas de un valor emocional, histórico y económico como las utilizadas por leyendas como Maradona, Cruyff o Pelé, hasta las más actuales de Henry, Gascoigne, Mancini o Ronaldo. «El primer objeto que obtuve fue una prenda de entrenamiento de Shawn Elliot en 1983, desde entonces seguí coleccionando. Desde la década de los 90 empecé a comprar constantemente», recuerda Ganley.

Camiseta que utilizó Pelé en el Mundial de 1970.

El apodo que recibe la gente de Sunderland es ‘Mackens’ derivado del ‘Make them’ (los hacemos), en referencia a la época naval, cuando la gente local construía los barcos (mackem) y luego los entregaban (tackem). Haciendo gala de ese apodo, en el año 2014 Michael Ganley decidió crear un museo gratuito para, entre otras cosas, compartir su colección única de tesoros con todas las personas de la comunidad: The Fans Museum Sunderland.

El complejo cuenta en su haber con objetos curiosos como contratos profesionales, botas de hace más de 100 años y actas arbitrales. Algunos inimaginables, como la pelota de goma que tiraron al césped en un partido contra el Liverpool, en la que rebotó el balón y entró a portería, manuscritos originales de una de las películas en las que apareció la leyenda George Best, incluso un cuaderno de calificaciones universitarias de David Beckham, que muestran sus habilidades artísticas, o sus conocimientos sobre biología.

Michael relata que «contamos con camisetas y tops de la victoria del Sunderland en la final de la FA Cup (2º en su historia). También disponemos de unas 4.500 camisetas usadas por futbolistas de un sin fin de clubes y países, 500 pares de botas usadas por jugadores profesionales, 200 medallas relacionadas con el Sunderland y otras 50 relacionadas con competiciones europeas y de la UEFA».

«Como coleccionista, siempre intento buscar artículos curiosos, algunos que hayan aparecido en algún partido, o graciosos, como es el caso de los calzoncillos serigrafiados con el número 31 del conocido exentrenador del Sunderland Martin O'Neill».

Antigua estación de tren de Monkwearmouth

La ubicación de este complejo que bien podría calificarse como «caja negra» del fútbol también es digna de mención, ya que se encuentra en la antigua estación de tren de Monkwearmouth, que fue diseñada por Thomas Moore en 1848, y denominada por ‘The Telegraph’ como una de las 10 estaciones de tren más bonitas de Inglaterra. Tras dejarla en desuso, Michael, constructor de profesión, decidió devolverla a la vida.

Por fuera tiene un estilo neoclásico victoriano con influencias del renacimiento italiano, típico de las grandes estaciones ferroviarias del periodo en que se creó. Por dentro, el edificio está totalmente renovado, decorado con un gusto exquisito y toda clase de lujos y comodidades. Incluso se puede tomar una pinta de ‘Doble Maxim’ viendo pasar al tren acercándose o alejándose del centro de la urbe. El local abre casi todos los días, y hace las veces de punto de encuentro para aficionados locales y visitantes que quieran hacer una parada en los días de partido y deleitarse con la calidad bienvenida que las personas voluntarias ofrecen en el lugar al mismo tiempo que disfrutan de una ‘pinacoteca’ de lujo. Todavía quedan zonas de la vieja estación por remodelar, como las cocheras, o el andén opuesto. Espacios históricos, llenos de recuerdos, que esperan ser revitalizados para dar respuesta a las necesidades y propuestas de la ciudadanía.

The Fans Museum, por dentro. (NAIZ)

Además, en este «Guggenheim popular» se organizan desde veladas de quiz, visionados de partidos de fútbol y rugby e incluso aporta su granito de arena a la escena cultural de la zona a través de la organización de exposiciones de fotos y pinturas, así como organizando conciertos de bandas locales: «La idea es combatir la soledad no deseada, y que cualquier persona de la zona pueda acceder a nuestras actividades si lo desea».

Bajo el lema pasión con un propósito, esta entidad destaca sobre todo por su labor social, ya que semanalmente organizan actividades para aportar su granito de arena a diferentes colectivos, como las residencias de mayores, las campañas contra el cáncer y el Alzheimer y también acuden a escuelas y universidades del territorio donde el alumnado puede viajar en la historia del club y la ciudad a través de las diferentes prendas y objetos.

Liga de fútbol inclusivo

Destacar también el trabajo de apoyo grupal y de carácter semanal que se desarrolla in situ con hombres y mujeres en la prevención del suicidio y cuidado de la salud mental.

Por si esto fuera poco, el museo cuenta con su propia liga de fútbol inclusivo con la que colabora directamente con la Federación de Fútbol de Durham y en la que puede participar cualquier persona, sea cual sea su estado físico o cognitivo, siempre que tenga más de 18 años.

Uno de los participantes en el torneo es el propio equipo que representa al equipo del Fan Museum, conjunto que lleva un tiempo intentando organizar un amistoso contra el equipo de la Liga Genuine del Athletic Club, al que une, a parte de sus valores, el hecho histórico de que los colores rojiblancos de la entidad bilbaina pueda tener su origen en el equipo de ‘Tyne and Wear’.

A pesar de ser un referente en todo el condado, la entidad no se ha librado de conocer la cara amarga de los indeseables. En los últimos meses ha sufrido hasta 15 robos en los que han sido sustraídos objetos de gran valor como equipaciones históricas, dinero y banderines portados por jugadores en varias Copas Mundiales. Hartos de no poder poner fin a estos delitos, han decidido que ha llegado el momento de pedir ayuda a los hinchas, para entre otras cosas, poder instalar un sistema de vigilancia, acorde a los tesoros que preservan dentro.

Hay que tener en cuenta que todo este despliegue de actividades, eventos y exposiciones no sería posible sin la generosa aportación de Michael Ganley y el trabajo desinteresado de las numerosas personas que están dedicando su tiempo e ilusión al proyecto y a su gente. El hecho de que no exista una institución o club financiando y manteniendo este proyecto exige que su propio crecimiento y mantenimiento vaya supeditado, para bien o para mal, a la militancia y a la aportación social.

Si se consigue continuar con el legado y la participación activa en el museo, este prevalecerá como custodio de la memoria del Sunderland AFC y su ciudad como cápsula del tiempo desenterrada, gratuita y abierta a todas las personas, única en este mundo del fútbol, cada vez más privatizado y elitista. Pero para ello, toca continuar trabajando en conjunto, cantando a coro, como en el Stadium of Light, fortaleciendo el colectivo y la comunidad, porque, no se nos olvide, que como recitaran los versos de aquel gran poeta andaluz, «solo el pueblo salva al pueblo».