EuskoQueens, las divas de la euskal mitologia montan un cabaret reivindicativo
La Tomasa es una bermeana, exvedette de la Palanca, que «con el pandero y su cadera de acero, anima hasta un convento». Ella abre la puerta que separa del mundo real a la liberadísima y muy LGTBI+ mitología vasca, y de ahí surge el cabaret ‘EuskoQueens’: lentejuelas, risas y reivindicación.
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Una coqueta y repintada oveja, subida a unos tacones rojos, posa bajo un lauburu. Es la imagen del cartel y del merchandising de ‘EuskoQueens’ y no dudamos de que las camisetas que han preparado se venderán como churros. «Prepárate para ver a nuestras artistas levantar piedras, invocar un akelarre o jugarse la corona a la sokatira, en tacones y purpurina. Ellas son EuskoQueens: ¡Del caserío al escenario!», reza el texto promocional del musical ‘EuskoQueens’ que se estrenará el día 23 de diciembre a las 20.00 en el Teatro Campos Elíseos de Bilbo.
La programación de Navidad del céntrico teatro bilbaino incluye este año un ‘bombón’ divertido, peleón y reivindicativo. Es el musical ‘EuskoQueens’ de Odiaga Eventos, continuación de la gala ‘Soy Anakoz’ que se pudo ver en febrero pasado en el escenario de Bilborock. Este nuevo musical repite protagonista –el transformista bermeano Anakoz Merikaetxebarria– y amplía la propuesta a un formato que busca seguir vivo, en forma de gira, por distintos lugares de Euskal Herria.
«Casi todo el elenco es LGTBQ+ y, para nosotros, tener esta plataforma para poder exhibirnos, es un regalazo», ha explicado Anakoz en la presentación del musical que ha tenido lugar este lunes en el Teatro Campos.
Bilingüe y muy liberado
A priori, la propuesta suena muy divertida. En la sala principal de este teatro bilbaino, se propone una fiesta de liberación, en la que el euskara tendrá también un protagonismo especial. Tanto en las canciones, tomadas de nuestro folklore, como en los textos –con el toque de euskara bermeano de Anakoz– o en el universo mitológico con el que juegan. Y una puntualización: los seres de la mitología vasca viven –no sabemos qué pensaría de esto aita Barandiaran– muy liberados; pero mucho.
La historia comienza con Tomasa (Anakoz), una mujer que vive en un siglo XXI, lleno de prisas, juicios y prejuicios. Pero un día, como si la magia quisiera reclamar su lugar, consigue abrir la puerta que separa el ‘más allá’ del ‘más acá’. Y por ella regresan sus amigas: las EuskoQueens, divas legendarias de un mundo donde la libertad era la norma y no la excepción. Su reencuentro convierte la ciudad en escenario de akelarres, fiestas y números musicales que viajan del humor más negro a la ternura más íntima.
Son divas como Iria Mey -«lo mismo te toca la triki, que se marca uno de sus temazos de electrónica», explican–, como Kristina Vázquez –recien regresada de México... a donde no se ha ido nunca– o Gorka, un actor que es psicólogo en la vida real y acróbata aéreo en sus noches, y que anda subido por la cúpula del Teatro, convertido, por gracia de este cabaret, en la conciencia de los personajes.
Una lamia con mucho fondo
Delirante todo, pero muy divertido y con mucho fondo. «‘EuskoQueen’ es entretenimiento y no me atrevo a decir que es algo educativo, pero sí muy reivindicativo», reflexiona Iria Mey. Ella es la Reina del Mar, una lamia que se empeña en cruzar la puerta entre ambos mundos para conocer el amor verdadero.... y no le resulta tan fácil siendo sirena; es decir, siendo una mujer trans.
«La propuesta me pareció un regalazo y, poder representarlo en escena y que la gente, mediante esta metáfora, lo pueda llegar a entender y yo poder llegar a transmitir ese mensaje, me hace especial ilusión», añade.
Es lo que tiene el arte, que mueve cosas. «Desde un escenario, mediante el acting y mediante las palabras, se nos da la licencia de decir, actuar y hacer cosas que en la calle, por lo que fuere, no nos atrevemos, porque sería demasiado agresivo –añade esta diva–. Pero desde un escenario tienes licencia de mostrar realidades diferentes. Y nosotros lo que queremos es que salgas del teatro con la cabeza un poquito ‘¡guau!’ y que sea, en cierta manera, un bombón envenenado, porque puede que digas: ‘Ostras, pues si yo sí he hecho y dicho eso, y quizás tendría que darle un poco a la rueda para atrás y pensar en ello...».
«Es cierto que este musical es un grito de reivindicación, mucho más que un musical», añade la actriz. Prevén llevarlo por distintos teatros de Euskal Herria y, avisan, que «es un musical muy blanco».