Extremadura abre el nuevo ciclo electoral con un fin de campaña enrarecido
El caso de los robos de votos de una sede de Correos y la denunca por violencia de género de un asesor de la presidenta extremeña tiñen la campaña antes de las elecciones este domingo, que ganará el PP aunque para gobernar tendrá que pactar con la ultraderecha.
Diecinueve meses ya era mucho. Desde las elecciones autonómicas de Catalunya en mayo de 2024 no ha habido elecciones en el Estado español pero esa etapa acaba este domingo, cuando 890.000 extremeños puedan ir a votar en las autonómicas anticipadas que abren el nuevo ciclo, con (al menos) otras tres convocatorias aseguradas en el primer semestre: Aragón, Castilla y León y Andalucía.
El adelanto electoral fue decidido por la presidenta de la Junta, la ‘popular’ María Guardiola, luego que fracasaran las negociaciones con Vox para la aprobación de los presupuestos. Desde Génova dejan trascender que Alberto Núñez Feijóo había pedido a los barones tener «coherencia» y que si no se podían aprobar cuentas públicas, se fuera a comicios.
Otros creen que hay también una doble intención: un ‘efecto dominó’ esperado, como dicen desde la cúpula del PP, que será muy adverso para el PSOE de Pedro Sánchez, ya que salvo que medie un milagro, a los socialistas les espera una derrota (y sin poder formar gobierno sumando con aliados) por bimestre de ahora hasta junio.
La campaña extremeña llega a su fin este viernes, con la presencia del presidente del Gobierno aupando al candidato socialista en un mitin de la ciudad de Villanueva de la Serena. Por su parte, Feijóo no estará con Guardiola debido a un cuadro gripal, y verá los resultados el domingo en la sede de Génova.
Pero en los últimos días varios hechos han levantado la temperatura de la campaña. El primero es el dato que publicaron medios extremeños sobre el chófer personal de Guardiola, contratado por la Junta y primo de la presidenta, y sus antecedentes penales de violencia machista. Daniel Ollero fue contratado una semana después de llegar el PP a la Junta a pesar de estar condenado y figurar en el sistema VioGen, la herramienta de Interior para proteger a las víctimas de ese tipo de violencia.
Luego de conocerse la noticia, el Gobierno extremeño cesó a Ollero y Guardiola aseguró que no conocía este dato, a pesar de que la condena fue hace nueve meses, algo que el PSOE ha señalado como inverosímil dada la relación de familia.
También este miércoles, elDiario.es ha publicado que el Gobierno y el PP extremeño encubrieron denuncias de presunto «trato machista» y «abuso de poder» del alcalde de Navalmoral de la Mata hacia una concejala de su equipo. El medio tuvo acceso a los documentos y audios que revelan los intentos de la edil de informar al partido y las evasivas de la dirección regional al respecto.
Guardiola, ente tanto, ha decidido dejar la silla vacía en el debate de candidatos que ha organizado RTVE con los cuatro candidatos principales y que actualmente tienen representación en escaños. Sí ha estado en el que tuvo lugar la semana pasada, con el rol de los opositores mucho más desdibujado al haber sido 10 los participantes, con seis formaciones sin escaños ni posibilidad de tenerlos.
La candidata del PP ha sobreactuado sobre un caso que la Guardia Civil atribuye a «delincuencia común», al pedir «que no nos roben la democracia». Sus contricantes lo ven como una cortina de humo
Desde los medios progresistas y algunos dirigentes de la izquierda han afirmado en las últimas horas que la táctica de Guardiola ha sido utilizar una cortina de humo para que no se hable de su ausencia en el debate ni de los casos de machismo, y que el motivo elegido ha sido el robo de votos y otros elementos en una oficina de Correos de Fuente de Cantos.
Lo cierto es que la Guardia Civil ha recuperado los 124 votos por correo sustraídos, junto a 14.000 euros y otros elementos, lo que parece indicar que era un robo no vinculado a una intencionalidad política, a pesar de lo cual Guardiola publicó un video en la mañana del jueves alarmista: «Que no nos roben la democracia».
«No voy a quedarme callada, no lo vamos a permitir. Basta ya. Este domingo somos nosotros quienes decidimos (…); se está robando la democracia delante de nuestros ojos», había disparado la presidenta extremeña, aunque desde la Guardia Civil de Badajoz aclararon que se trataba probablemente de «delincuencia común».
En tanto, el efecto bumerán de esas declaraciones parecía materializarse, con las comparaciones con el trumpismo y del abuso del concepto de pucherazo. NAIZ pudo saber que Feijóo en conversaciones con su equipo ha intentado desmarcarse y no insistir con el problema de Correos, aunque otros portavoces han continuado destacando la gravedad de la situación del hurto. «Están nerviosos», decían sobre el PSOE.
El PSOE y la izquierda confederal unida
Quien va a secundar a Guardiola en votos es Miguel Angel Gallardo, por el PSOE, un candidato que ha tenido que llevar a cuestas el estigma de estar procesado en la causa que investiga la presunta creación de una plaza para beneficiar a David Sánchez, hermano del presidente del Gobierno, y que de hecho irá a juicio en el próximo mes de mayo, por hechos acontecidos cuando Gallardo era presidente de la Diputación de Badajoz.

El líder de los socialistas de esta región será además quien pondrá el rostro para una derrota que se anticipa histórica para el PSOE de Extremadura, que ganó en 2023 con el 39% pero por su pérdida de seis escaños no pudo formar gobierno, por lo que PP y Vox pudieron investir a Guardiola tras tres legislaturas ‘rojas’.
Desde Génova se han quejado que el foco esté puesto en si Guardiola tendrá o no mayoría absoluta y recalcan que no solo crecerá en escaños sino que será la primera ‘popular’ en ganar las autonómicas en 14 años. También apuntan a que todas las formaciones crecerán en votos, excepto los socialistas.
El caso de De Miguel ha cobrado relevancia en Madrid porque demuestra que cuando la izquierda confederal va unida y no es desgastada por las pugnas internas, tiene éxito
El tercer lugar está en un empate técnico entre la extrema derecha de Vox, que lleva de candidato a Oscar Fernández Calle, y la de Unidas por Extremadura, la coalición de Podemos con Izquierda Unida (en esta comunidad no se ha conformado Movimiento Sumar), con Irene de Miguel de candidata.
El caso de De Miguel ha cobrado relevancia en Madrid porque demuestra que cuando la izquierda confederal va unida y no es desgastada por las pugnas internas, tiene éxito: lograría duplicar sus escaños, pasando de 4 a tener 8 o más, según las encuestas, además de una campaña centrada en propuestas y exhibiendo una coalición cohesionada.

Esta comunidad autónoma, con menos de la mitad de la población de la CAV pero con un territorio cinco veces más grande, tiene un sistema electoral dividido en dos circunscripciones, las provincias de Cáceres y Badajoz, y asigna 29 diputados por la primera y 36 por la segunda (allí están dos de las tres mayores urbes de la región, Badajoz y Mérida). Esta dinámica hace que de facto funcionen como dos elecciones paralelas, que este domingo por la noche abrirán otro debate: el de los pactos 2.0 entre PP y Vox.