El ambiente de tensión y nerviosismo era palpable en las inmediaciones de la Audiencia Nacional el 3 de abril de 2014. En el banquillo del tribunal de excepción se sentaba aquel día uno de los torturadores más sangrientos del franquismo: Jesús Muñecas. La juez María Servini, instructora de la causa argentina contra los crímenes del franquismo, había solicitado la extradición de Muñenas y ‘Billy el Niño’.

Muñecas cuenta con un negro currículum en Euskal Herria por su protagonismo en la represión franquista. El exguardia civil fue uno de los lugartenientes de Antonio Tejero durante el golpe de Estado de 1981 y fue denunciado, entre otros, por la familia del ondarrutarra Andoni Arrizabalaga, torturado en el cuartel de Zarautz en 1964. Estos maltratos fueron incluidos dentro de la causa contra el franquismo abierta en Buenos Aires.

La AN debía estudiar si aceptaba o no la extradición del torturador Muñecas. Los antecedentes no auguraban una resolución positiva. La impunidad existente en torno a los represores y la imposibilidad de sentarlos en el banquillo en el Estado español ha sido una constante. Instancias internacionales como la ONU lo han denunciado en más de una ocasión.

Durante la vista, tanto el Fiscal como la defensa de Muñecas se opusieron a la extradición. Unas semanas después, el 25 de abril, la AN rechazó la petición de Servini al entender que este delito estaría prescrito y que los hechos de los que se le acusa no son constitutivos de genocidio.

El abogado defensor de Muñecas rechazó incluso la existencia de torturas y aseguró que en la denuncia no hay «informe médico ni dato que diga que esto es cierto». Durante su intervención trató de ubicar el maltrato dentro del ámbito del «delito común» para eludir una acusación de crímenes contra la humanidad.

Aquel 3 de abril dejó una sensación agridulce. Nadie sabe cómo llegó Muñecas al tribunal, nadie pudo ver cómo accedió al edificio. Sin embargo, no pudo evitar que la fotografía tomada mientras declaraba se difundiese por todo el mundo. Mientras Muñecas permanecía en la Audiencia Nacional, un grupo de víctimas de la represión franquista se concentraba en el exterior del tribunal especial reclamando la «extradición de los torturadores».

Josu Arrizabalaga, hermano de Andoni y también torturado por Jesús Muñecas, afirmó tras la vista que «la gente ha visto al torturador de ‘Itziarren semea’», en alusión a la canción creada por Telesforo Monzón e inspirada en el caso del ondarrutarra. Tras lamentar lo ocurrido en los tribunales, exigió reconocimiento y justicia al Estado español. Y ante la nula voluntad política para resarcir a las víctimas de la tortura, puso en valor que al menos Muñecas no pudo ocultar su rostro: «La gente ha visto quién es el que hizo esas barbaridades. Eso me parece bien. Que oigan su nombre, que le vean».