Amaia Ereñaga
DONOSTIA

Uribe: «‘Miel de naranjas’ tiene el olor a las películas de la Resistencia»

Rodada el otoño pasado y con tres premios en su haber, obtenidos en el reciente Festival de Málaga -mejor dirección, mejor guión y mejor actriz de reparto; este último para Ángela Molina-, lo último de Imanol Uribe, ‘Miel de naranjas’, llega el viernes a las salas comerciales. Romance, guerra y maquis se unen en un cóctel bien facturado.

Imanol Uribe e Iban Garate, en la presentación de la película. (Gari GARAIALDE/ARGAZKI PRESS)
Imanol Uribe e Iban Garate, en la presentación de la película. (Gari GARAIALDE/ARGAZKI PRESS)

No es muy habitual que una película se ruede y se distribuya en tan escaso plazo de tiempo, pero ‘Miel de naranjas’ tiene el sello de la productora y distribuidora Alta Films, propietaria de la cadena de cines Renoir, presentes en varias ciudades del Estado español. La película, de hecho, es un encargo del presidente de Alta Films, Enrique González Macho, al cineasta Imanol Uribe quien, con esta producción, se ha estrenado en el formato digital. Totalmente «ganado» por el digital y por la seguridad que le reportó ver in situ lo que rodaba -tardó incluso menos de las nueve semanas de rodaje previstas-, Imanol Uribe «ha retado» a que se descubran las diferencias entre la «textura» de esta película y otras rodadas en celuloide.

Andalucía, años 50. Enrique (Iban Garate) cumple el Servicio Militar «enchufado» por su novia Carmen (Blanca Suárez) como asistente del implacable y franquista juez don Eladio (Karra Elejalde). A partir de la historia de amor entre los protagonistas y de la rebelión de Enrique contra los robos y fusilamientos de los que es testigo, se abre un abanico de personajes y de géneros, que hacen que «Miel de naranjas» sea una especie de cajón de sastre, con elementos como romance, guerra, camaradería y resistencia.

Con un aire buscado a las «películas de antes», en el que incluso se pueden intuir homenajes a títulos como «Casablanca», en «Miel de naranjas» Imanol Uribe ha querido escapar de la atmósfera «oscura» de los filmes del maquis y saltar de los entornos rurales a los urbanos, reflejando la luminosidad de la luz de Jerez de la Frontera, donde fue rodada. El guión original, sin embargo, situaba la historia en Sevilla. De hecho, el propio guión tiene un aire novelesco, ya que su autora, la guionista Remedios Crespo, se basó en un relato inacabado que halló a la muerte de su padre. Era un proyecto de novela, surgido de la experiencia personal de su progenitor cuando era soldado y de una imagen: la suya haciendo sonar la máquina de escribir para aparentar, frente a la familia del penado, que se estaba redactando la sentencia, ya escrita de antemano. Él se abstraía escribiendo cartas de amor.

La imagen se mantiene, aunque el guión sufrió cambios al pasar «a manos» de Uribe, quien lo hizo suyo. Curiosamente, el cineasta había formado parte del jurado que, en 2009, concedió el premio Julio Alejandro de guiones a «Miel de naranjas». «Me siento privilegiado habiendo rodado en estas circunstancias. Nunca había visto un panorama tan negro», ha reconocido Uribe, quien ha vaticinado que, ante la crisis, las películas de mediano formato dejarán de rodarse y el mercado quedará en 3-4 grandes producciones al año y un circuito paralelo de pequeñas películas.