Alberto Pradilla
Madrid

El Congreso rechaza la propuesta de prohibir por ley las pitadas al himno español

La propuesta del PP de Valencia para castigar los silbidos al himno español en los recintos deportivos ha sido rechazada por unanimidad en el Congreso español.

Durante toda la mañana de ayer, el PP intentó que se retirase la Proposición de Ley promovida por Les Corts Valencianes en la que se pedía castigar los silbidos al himnos español en recintos deportivos.

Pero el representante valenciano, David Serra, apuró tanto su empeño por debatir la iniciativa que llegó a un punto de no retorno en el que el reglamento impide su retirada, por lo que la propuesta fue sometida a votación y rechazada por unanimidad.

El PP quería dar la imagen de un partido que se vota en contra de sí mismo, ya que también ostenta el gobierno en el País Valencià. Sin embargo, el debate se ha llevó a cabo. Y cuando Serra aceptó que no se sometiese a votación, después de que así se lo solicitase la diputada del PP Miriam Blasco, se encontró con que el reglamento se lo impide, tal y como le ha transmitido Jesús Posada, presidente de la Mesa.

«El debate es extemporáneo», reconocía por la mañana Alfonso Alonso, portavoz parlamentario del PP. Lo que no trascendió es por qué el representante de las Cortes valencianas no retiró la iniciativa. «Hemos cumplido con nuestro objetivo, que debatir sobre las agresiones identitarias que sufrimos en Valencia», aseguró tras concluir la sesión. Sin embargo, todos los grupos afearon sus planteamientos.

«Imposición de la identidad española»

El portavoz de Amaiur, Xabier Mikel Errekondo, criticó duramente la Proposición de Ley presentada por las Corts Valencianes, gobernada por el PP,  porque «se trata de un intento más de imposición de la cultura e identidad españolas».

En opinión de Errekondo, esta Proposición de Ley, «carece de fundamento alguno y peca de dos deficiencias democrática capitales; por una parte, pretende criminalizar la utilización política del deporte, aquella que no comulga con la española, y por otra, impone la devoción a unos símbolos por encima de la libertad de expresión».