Rusia y China han ejercido por tercera vez su derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para frenar la resolución sobre Siria, al votar en contra del proyecto que amenaza con imponer sanciones al régimen del presidente sirio, Bachar al Asad.

«Estoy muy, muy triste. Lo que pasa en Siria se está extendiendo. Había 3.000 muertos y había veto, 7.000 y veto, y ahora 17.000 y un nuevo veto», ha dicho el embajador del Estado francés ante la ONU, Gérard Araud, que ha acusado a Rusia de «querer ganar tiempo para que el régimen de Al Asad pueda aplastar a la oposición».

El diplomático francés ha tenido duras palabras para Muscú y Pekín y ha asegurado que, al ejercer de nuevo el veto, ambos Gobiernos «dan la espalda al acercamiento llevado a cabo pacientemente en los últimos meses» por el enviado especial de la ONU, Kofi Annan.

La resolución que ha sido votada fue presentada por el Gran Bretaña, EEUU, el Estado francés y Portugal con la idea de incrementar la presión sobre el régimen de Damasco mediante la amenaza de sanciones diplomáticas y económicas.

«Es lamentable que este Consejo haya sido incapaz de cumplir el papel para el que fue establecido y que tiene el deber de respetar», ha asegurado tras la votación el embajador del británico ante la ONU, Mark Lyall Grant, quien se ha definido «horrorizado» y ha acusado a Rusia y China de «poner sus intereses nacionales antes que las vidas de millones de sirios».

El doble veto, que deja  en el aire el futuro de los observadores internacionales en Siria, se suma a los ya ejercidos por Rusia y China el pasado mes de octubre y febrero, cuando también vetaron iniciativas para ejercer presión sobre el Gobierno de Damasco.