Beñat Zaldua
BARCELONA

Una estampa frente a la incertidumbre

Sí, quien prohibirá la consulta será el Estado español. No hay duda de ello y por eso fue el principal interpelado por la masiva manifestación de ayer.

Pero siendo como es la desunión de las fuerzas soberanistas la mayor esperanza del Gobierno de Rajoy para no tener que forzar la situación, cabe aclarar que la V de ayer también interpeló a la clase política catalana. De hecho, la ANC trasladó a las fuerzas políticas soberanistas un mensaje claro y directo, a través de dos frases de su presidenta, Carme Forcadell: «Sean dignos del pueblo que los ha votado» y «pongan las urnas».

Tras el subidón de las imágenes vividas ayer, hoy será buen momento para hacer memoria y recordar cómo hace un año, poco después de la histórica cadena humana, la unidad de los partidos pareció desahecerse durante los meses previos al acuerdo sobre la fecha y la pregunta de la consulta. Todos ponían condiciones y líneas rojas, mientras la histeria se instalaba en la sociedad civil organizada, enfadada -y con razón- al ver a los partidos incapaces de reproducir en los despachos la unidad imperante en la calle. No es una marcianada pensar que, sin la estampa de la cadena humana en la retina -y sin la amenaza de nuevas movilizaciones masivas por parte de la ANC- el acuerdo finalmente sellado en diciembre en 2013 no hubiese existido.

¿Y por qué ponerse a mirar la hemeroteca en un día como hoy? Pues porque el escenario de las próximas semanas va a deparar escenas parecidas a las del año pasado. De hecho, la polémica está servida desde que en pleno agosto miembros del Govern ligados sobre todo a Unió sembraron la discordia rechazando de plano la consulta en caso de veto estatal. Y la débil tregua firmada con motivo de la Diada tiene visos de acabar hoy mismo, para dar paso a un nuevo episodio de declaraciones cruzadas sobre qué hacer cuando el Tribunal Constitucional suspenda la consulta.

Pues bien, por encima del ruido que muy probablemente vuelva a contaminar el ambiente, cabe recomendar a todos que guarden bien la imagen de la Diada de ayer en la retina. A la sociedad civil le servirá para no olvidarse de su fuerza y de su imprescindible movilización. Y a los partidos soberanistas les recordará que tienen un pueblo observando cada movimiento.