La declaración aprobada remarca que «el golpe militar de 1936 desató una ola de violencia que provocó un tremendo e irreparable dolor en nuestra sociedad. Decenas de miles de personas fueron injustamente asesinadas, heridas, encarceladas, represaliadas, o se vieron forzadas al exilio. Nuestro compromiso, desde el respeto a los Derechos Humanos y desde la defensa de una cultura de paz, tolerancia y respeto, está con las personas que sufrieron la injusticia de la violencia tras el golpe militar de 1936 y durante la dictadura franquista».

Y añade que «las administraciones públicas tenemos la responsabilidad de impulsar de forma activa políticas públicas que pongan en valor la memoria de lo ocurrido como forma de avanzar en la consolidación de sociedades más éticas, más justas, más solidarias y más democráticas».

La jornada de hoy se ha centrado además en el tema de las exhumaciones y los bancos de ADN, con una presentación a cargo de la empresa pública Nasertic, que desde 2016 gestiona el banco creado por el ejecutivo navarro.

Posteriormente, los participantes han visitado la ruta de senderismo GR-225, en la que han conocido la historia de la fuga del penal de Ezkaba y han visitado unos trabajos de exhumación  en Urdaitz. Se trata de tres participantes en la fuga, que fueron detenidos y fusilados.

A la exhumación han asistido también alumnos y alumnas de la Ikastola San Fermín. El director general de Paz, Convivencia y Derechos Humanos, Álvaro Baraibar, ha destacado que «la memoria no es algo del pasado sino del futuro, por lo que la presencia de la juventud en esta exhumación es necesaria para transmitir la memoria de lo sucedido a las nuevas generaciones».