Gotzon ARANBURU
GASTEIZ

Hala Bedi irratia

Hace 35 años, un miembro de Hala Bedi Irratia intentó retransmitir mediante un walkie talkie la bajada de Celedón que da inicio a las fiestas de Gasteiz; la Policía española intervino y se lo impidió. Hace un año, un miembro de Hala Bedi Irratia retransmitía la operación de desalojo del barrio okupado de Errekaleor; la Ertzaintza rompió su teléfono móvil y le aplicó la Ley Mordaza. Pueden ser dos hitos en la historia de esta radio libre, pero hay mucho más y mucho más gratificante en sus tres décadas y media de trabajo solidario, serio e incansable. 

Uno de los estudios de Hala Bedi. (Gotzon ARANBURU)
Uno de los estudios de Hala Bedi. (Gotzon ARANBURU)

Los miembros de Hala Bedi se autodefinen como «militantes», militantes de la información alternativa, popular. Surgió esta radio en la década de 1980, en aquella implosión de radios libres que se dio en toda Euskal Herria, muchas de las cuales se han quedado en el camino. Ha cambiado la sociedad, han cambiado la tecnología y las formas de emitir y recibir información, pero algo hay que se mantiene, y es la necesidad de trabajo militante para sostener un medio de comunicación alternativo, esto es, no adscrito a grupos de poder económico o político. 

«No hay que pensar que todo ha sido un camino de rosas para Hala Bedi», indica Ainhoa Villaverde en la sede de la radio en el Casco Viejo de Gasteiz. «Hemos tenido nuestras crisis, como cuando nos quedamos con solo nueve militantes en un momento de los 90, pero Hala Bedi supo darle la vuelta a la situación, reactivarse y reinventarse. Y hoy podemos decir que somos más de 150 los militantes, en sus distintos grados de implicación», señala.

Las señas de identidad de Hala Bedi están claramente definidas. Es un organismo autogestionado, de funcionamiento asambleario, defensor de la diversidad y el intercambio cultural, sin ánimo de lucro ni dependencia económica o política alguna, portavoz de los movimientos populares de la ciudad y empeñado en proporcionar una información cercana y de calidad. Es decir, una radio libre… de libro. Y precisamente al mantenimiento a ultranza de estas señas de identidad atribuye Hala Bedi su persistencia en el tiempo y su envidiable estado de salud actual.

La mayoría de los actuales miembros de Hala Bedi no había nacido cuando aquel 5 de agosto de 1983 un grupo de pioneros, muy pequeño, se echó a la calle para empezar a emitir información alternativa a través de las ondas. Lo de echarse a la calle no es una metáfora, pues lo que intentaron hacer fue retransmitir el comienzo de las fiestas desde la plaza de la Virgen Blanca, walkie talkies mediante. No debió de gustar semejante atrevimiento a las fuerzas vivas de la ciudad, pues apenas habían sacado de la bolsa los aparatos cuando ya la Policía se les echó encima. Desarticulado el «comando» de acción, también quedó desmantelado el «piso franco» desde el que pretendía lanzar a las ondas la retransmisión. A aquella primera sede seguirían muchas más, en Zaramaga, en la calle Cuchillería… hasta la que hoy cuenta con redacción y estudios en la calle Bueno Monreal.

Gasteiz era, en la década de los ochenta y aun después, una ciudad muy de orden. El establishment local era poderoso y casi nada escapaba a su control. Pero había quien no aceptaba aquel estado de cosas y finalmente estalló la ebullición, en forma de eclosión de movimientos políticos, sociales y culturales alternativos. No hay que olvidar que la olla venía hirviendo desde tiempo atrás, con hitos trágicos, como la matanza de obreros del 3 de marzo de 1976. Un conglomerado de militantes de izquierda, ecologistas, sindicalistas, de izquierda abertzale, de movimientos autónomos, vecinales, punkies… se hizo presente, se hizo ver y oír en las calles de la capital alavesa, con la música de fondo de Hertzainak, Potato y la Polla Records. En este magma surgió Hala Bedi Irratia.

Cierres y boicots... y campañas de apoyo

Desde el principio molestó Hala Bedi. Se sucedieron cierres y boicots, pero también campañas de apoyo. En la actual sede guardan con cariño carteles de aquella primera época, como el que anuncia un concierto de Kortatu, La Polla Records y RIP en la Plaza del Ganao (sic) de Zurbano, o el que muestra la foto de un grupo de policías españoles arremetiendo contra la puerta del estudio de Hala Bedi, junto al texto «No txaparán las radios libres. Vuestro miedo a nuestra libertad os hace ser tan brutales. Por Hala Bedi no pasarán. Manifa nacional, sarao kallejero ta sabotaje». 

Y no pasaron, efectivamente. Con subidones y bajones, la radio libre gasteiztarra siguió haciendo camino. Aquella primera generación de halabeditarras dejó paso a otra que llegaba más fresca, esta cubrió otra etapa, y así sucesivamente, a veces acertando y a veces metiendo la pata, pero siempre aprendiendo, se ha llegado al proyecto comunicativo asentado y maduro que es hoy Hala Bedi. Lo que nunca se ha perdido es la vocación de constituir un punto de confluencia para todos los colectivos progresistas de la ciudad.

En este momento la sede de la calle Bueno Monreal cuenta en su primera planta con una sala de redacción, cuatro estudios –los dos más grandes para los magacines y los dos pequeños para programas que lleva una sola persona– y una tienda de material, mientras que en la planta superior se encuentra la fonoteca, la sección Hala Bideo, los espacios para las diversas comisiones que gestionan Hala Bedi, y la sala de reuniones donde se traza el plan de ruta informativo semanal. Para ser autogestionados y a la vez operativos, Hala Bedi se dota de un sistema de decisión escalonada; la asamblea general aprueba la estrategia informativa a seguir durante el curso y de ahí hacia abajo las decisiones se toman en los ámbitos más directamente implicados en cada programa o sección.

Es Igor Goikolea, otro de los miembros de Hala Bedi, quien nos adentra en la filosofía de los militantes del proyecto comunicativo, que tiene como puntas de lanza los magazines ‘Araba hizpide’ (en euskara), ‘Suelta la olla’ (en castellano, matutino), ‘Kantoia’ y ‘Zebrabidea’. Pero siendo estos los programas principales, no pueden dejarse de lado las secciones que Igor define como de segunda militancia. «Para sacar adelante un magacine diario, con la entidad que tiene y el trabajo que conlleva, la primera militancia del periodista ha de ser necesariamente Hala Bedi. Pero otros programas, que igual suponen una hora de emisión semanal, corren a cargo de personas que tienen como primera militancia organismos políticos o sociales pero aportan una parte de su tiempo y conocimientos a realizar ese programa en la radio» indica Igor.

Un ejemplo de programa de segunda militancia sería ‘A desalambrar’, programa internacionalista que corre a cargo de miembros de Askapena. Lo mismo vale para ‘O no será’, espacio feminista del que se responsabiliza una veintena de mujeres distribuida en grupos de trabajo semanales, o ‘A todo gas’, de inspiración ecologista.

Hala Bideo y Hala Bedi Bi

Hala Bideo es una de las extensiones del proyecto radiofónico inicial. Como nos explica Ainhoa, los jóvenes que se acercan a Hala Bedi con ánimo de aportar muestran distintas inquietudes y habilidades en el campo comunicativo; los hay que optan por la radio pura, quienes se inclinan por internet y redes sociales, y también quienes trabajan en la grabación y edición de vídeos. Hala Bideo está adquiriendo mayor peso cada vez, dado que su audiencia aumenta, y el colectivo halabeditarra ha decidido realizar una inversión importante para dotarlo de mejores medios. 

Es frecuente que Hala Bideo se encargue de cubrir movilizaciones e iniciativas de los movimientos sociales gasteiztarras, bien por propia iniciativa o bien por encargo. Naturalmente, conciertos y otras manifestaciones culturales atraen también su atención, e igualmente realizan reportajes puntuales sobre temas de actualidad, caso de los problemas surgidos recientemente en torno a la instalación de la familia Manzanares-Cortes en Astegieta.

En relación al euskara, marginal en aquella Hala Bedi de los inicios, su presencia ha ido creciendo paulatinamente, tanto en las emisiones como en la vida interna del colectivo. De hecho, el criterio vigente es que Hala Bedi debe emitir en euskara un porcentaje siempre superior al del conocimiento del idioma que se da entre los gasteiztarras, calculado actualmente en un 35% de la población que entiende el idioma. Hala Bedi Bi, que emite íntegramente en euskara, es la única cadena que lo hace en Gasteiz y para Gasteiz. Además, Hala Bedi colabora mediante Arrosa Sarea, red de la que fue una de sus promotoras, con otras radios libres o de ámbito local de toda Euskal Herria. Con la característica común de trabajar en euskara, las radios de la red comparten programas, lo que les permite ofrecer una programación más completa de lo que cada una de ellas podría con sus propios medios.

Financiación

¿Cómo se financia todo esto? La parte del león –cerca del 70% del presupuesto– la aportan los socios, mediante sus cuotas. Otra parte importante proviene de la venta de material, desde todo tipo de merchandising hasta ropa, bien en la propia sede de la radio o mediante internet. Conciertos y txosnas en fiestas de La Blanca, Judimendi o Nochevieja, y festivales como Hala Bedi Rock suponen igualmente un ingreso considerable. También se cuenta con el dinero recibido por los trabajos videográficos realizados por el grupo Hala Bideo, y se completan los ingresos con subvenciones públicas, que en todo caso no superan el 12% del presupuesto anual. La decisión de acceder a ayudas públicas para acometer determinados proyectos se tomó en asamblea en 2000, siempre que no supusieran más de un determinado porcentaje y, sobre todo, no implicaran poner en cuestión la filosofía del proyecto comunicativo.

Audiencia y licencias

No hay medio de comunicación que no desee saber cuál es su audiencia. Cualitativamente, Hala Bedi da por seguro que sus oyentes pertenecen a una amplia franja social que podríamos calificar de progresista, socialmente comprometida. Cuantitativamente es complicado saber con cuántos oyentes cuenta realmente una radio FM, y Hala Bedi no lo sabe. Pero sí cuenta con indicadores medibles, como son las visitas recibidas en su web, y ahí los datos son muy indicativos: de las 8.000 visitas mensuales que registraban hace dos años han pasado a las 40.000 mensuales en este momento.

El hecho de que Hala Bedi haya conquistado un espacio incontestable en el panorama comunicativo gasteiztarra, y de que en gran medida se haya normalizado su relación con las instituciones, no supone que todo sea una balsa de aceite. Algunos problemas subsisten y han surgido otros nuevos. Entre los que se arrastran, el tema de las licencias. Hoy es el día que Hala Bedi Bi emite sin licencia, pues a pesar de haberla obtenido en la convocatoria del Gobierno de Lakua tal concurso quedó posteriormente sin efecto, cuestión que sigue pendiente y constituye un quebradero de cabeza para Hala Bedi. Otro tanto puede decirse de la aplicación de la Ley Mordaza, de la que fue víctima en 2017 un periodista de Hala Bedi que retrasmitía la operación de desalojo del barrio okupado de Errekaleor. Tampoco faltan periódicamente las amenazas de grupúsculos de extrema derecha.

Hala Bedi se analiza a sí misma periódicamente, para corregir posibles errores y actualizar su estrategia. Por ejemplo, en la última gran radiografía y diagnóstico, un proceso que requirió dos años, una de las principales decisiones fue la referida a la presencia del euskara. Ya hace de eso quince años. En este momento está inmersa de nuevo en un proceso similar, que sin duda redundará en mejoras que todos los oyentes, espectadores y lectores de la radio libre de Gasteiz podrán disfrutar y en las que podrán participar y colaborar.