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Fallece el obispo emérito de Donostia José María Setién

El obispo emérito de Donostia José María Setién ha fallecido esta madrugada en la capital de Gipuzkoa, tras haber sufrido un ictus el pasado domingo, según ha informado el Obispado de la capital guipuzcoana.

El obispo emérito de Donostia José María Setién, en una imagen de archivo. (Juan Carlos RUIZ / FOKU)
El obispo emérito de Donostia José María Setién, en una imagen de archivo. (Juan Carlos RUIZ / FOKU)

José María Setién, de 90 años, fue ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Donostia en estado muy grave tras sufrir el ictus el domingo por la mañana. Ha fallecido sobre las 2.00 de esta madrugada, Su funeral será mañana a las 12.00 del mediodía en la catedral del Buen Pastor y será oficiado por el obispo de Donostia, José Ignacio Munilla. Tras la Eucaristía, el cuerpo de Setién será enterrado en el presbiterio de la catedral, «por expreso deseo suyo». La capilla ardiente se abrirá hoy de 14.00 a 20.00 y mañana de 8.00 a 12.00, según ha informado el Obispado.

Nacido en Hernani en 1928, José María Setién Alberro realizó sus estudios eclesiásticos en el seminario de Gasteiz y en la Universidad Gregoriana de Roma, donde se licenció en Sagrada Teología y obtuvo el doctorado de Derecho Canónico.

En setiembre de 1972 fue nombrado obispo de Donostia, cargo que ocupó hasta enero de 2000, cuando fue sustituido por Juan María Uriarte y este, en el año 2010, por José Ignacio Munilla, actual prelado de la diócesis donostiarra.

El obispo emérito siempre destacó por su postura a favor del diálogo con ETA en el conflicto político y a favor del derecho de autodeterminación, así como por sus críticas a algunas actuaciones policiales y su denuncia de la tortura.

Por todo ello fue muy cuestionado y recibió numerosas críticas desde los sectores españolistas y por parte de las víctimas de ETA, que le reprochaban no haber rechazado a la organización ya desaparecida con suficiente firmeza, aunque Setién siempre le pidió que dejara de matar. Su posición también fue objeto de críticas por la Conferencia Episcopal española.

Nada de ello impidió que a lo largo de su ejercicio siguiera hablando del conflicto desde un punto de vista político. Y «ético», según solía subrayar.

«Queremos hacer una revisión de nuestras actitudes, ante la paz no podemos contentarnos con decir que la culpa de la falta de paz la tienen solo los otros», afirmó.

En una pastoral de finales de 1997 dijo que ni los atentados de ETA ni las acciones policiales «deben paralizar los esfuerzos orientados a buscar otros caminos más humanos de pacificación». En setiembre ya había reclamado la apertura de un diálogo para lograr la paz y el año anterior había reiterado la disposición de la Iglesia vasca a «un servicio de mediación» entre el Gobierno español y ETA.

En 2007 publicó el libro ‘Un obispo vasco ante ETA’, en el que repasaba su trabajo pastoral al frente de esta diócesis y en el que volvía a apostar por el diálogo con esa organizacón.

Como pensador, ha dejado una obra prolífica, recogida a principios de este siglo en los tomos de sus ‘Obras Completas’, y que incluye títulos como ‘Conflicto cultural y comunidad cristiana’ y ‘Pueblo vasco y soberanía. Aproximación histórica y reflexión ética’.

La Diputación de Gipuzkoa le concedió la medalla de Oro en el año 2003, en 2006 recibió el galardón a «la trayectoria de todo una vida» de la Fundación Sabino Arana y en 2009 fue elegido miembro de Jakiunde, Academia de las Ciencias, de las Artes y de las Letras.