
Orban, que no ha dudado en calificar de «héroe» a Salvini, ha sido recibido en Milán por quien ha comenzado a aplicar en Italia algunas de las políticas que el Gobierno húngaro llevaba años reclamando y que pasan básicamente por limitar a toda costa la llegada de migrantes y refugiados a territorio europeo.
Ambos dirigentes han mostrado su sintonía en lo referente a «la seguridad de la Unión» y «la defensa de las fronteras», aspectos ambos que Orban espera que defiendan algún día tanto la Comisión Europea como el Parlamento Europeo, donde el propio Salvini llegó a aplaudir públicamente las políticas migratorias de Hungría antes de ser ministro.
«Los países están divididos en dos grandes bloques», ha lamentado Orban, para acto seguido desmarcarse de quienes abogan por «gestionar la inmigración lo mejor posible. Nosotros decimos que el objetivo es detenerla, por lo que Salvini y yo estamos tenemos la misma posición».
Salvini, por su parte, ha agradecido los halagos y ha dicho estar «orgulloso de representar un punto de inflexión para Europa» y ha llamado a aunar esfuerzos en aras de un «objetivo común».
La reunión entre Orban y Salvini ha recibido la réplica en las calles de Milán con una concentración a la que han asistido miles de personas y en la que se ha reivindicado una «Europa Sin Muros».

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